O no. Porque ahora dicen
que todo ha sido un malentendido, pero no era esa la noticia que se recogía por la mañana (y que es la que yo leí, partiendo de
aquí, y he visto reflejada en otros medios).
Resumiendo mal y pronto, famosilla express (nacida de un Gran Hermano) británica, que se hizo famosa por los insultos racistas a otra famosilla express de origen indio. Le detectan un cáncer terminal, y ella decide que tiene dos críos y que no quiere dejarlos sin un duro. Por lo que, descaradamente y sin ocultarlo ni un momento (lo que, de una forma retorcida, le honra), decide dedicar el tiempo que le queda a conseguir tanto dinero como sea posible explotando su fama. Primer paso, vender la exclusiva de su boda. Segundo paso, vender (por un pastizal) la exclusiva de su defunción.
En directo y ante las cámaras.
Por supuesto, se monta el pollo, y ahora salen diciendo que no, que se les ha entendido mal, que esa posibilidad nunca estuvo sobre la mesa, dónde va a parar. Bueno... Personalmente creo más bien que lo que pasa es que alguien (ella o la cadena de televisión) se ha echado atrás ante el alboroto, pero todo puede ser.
Sinceramente, a mi la noticia ni me extraña ni me escandaliza. No me extraña porque era cuestión de tiempo que se dieran las circunstancias y alguien lo propusiera. Y no me escandaliza por tres motivos básicos, a saber: a) no sería la primera, ni la segunda, ni la tercera muerte que las televisiones ofrecieran en directo (sólo tienen que mirar los informativos, en especial el de
Chucky Piqueras, y tengo entendido que hay determinados estados en EUA donde se retransmiten las ejecuciones por televisión), b) las motivaciones de ella para aceptar ese trato son (con matices) impecables (dejo a dos críos sólos en el mundo, y la forma en que más rápidamente puedo ganar más dinero para al menos no dejarles solos y sin un duro es esta), y c) grabar una muerte (una no violenta y no provocada) no es más pornográfico (en el sentido amplio del término) que las connivencias de determinados periodistas con determinados poderes (y pienso por ejemplo en
Uerredeaceilatina en sus tiempos de director de informativos de Radio Televisión Española), que la exhibición impúdica de vidas privadas de famosos, famosillos y famosuelos, o que... bueno, o que la pornografía estrictamente hablando (y ya saben que en esta casa siempre hemos sido muy defensores de la pornografía). Y recordemos que esta chica es famosa precisamente gracias a un programa que se basa en lo segundo, así que ya no viene de ahí.
Además, si grabar y emitir el momento de la concepción (pornografía clásica) y el desarrollo íntimo del embarazo o el momento del parto (documentales de National Geographic y similares) no sólo no supone estos grandes dilemas morales, golpes de pecho y cenizas sobre las cabezas (al menos más allá de, en el primer caso, respetar unos horarios), no veo el por qué el grabar y emitir algo igual de natural e igual de íntimo como es la muerte debería darlos.
Incluso, poniéndome frío y calculador, ni siquiera puedo censurar a la cadena que (de hacer caso a las primeras informaciones) ofreció un pastizal indecente por ese momento: Si lo ofrecieron, es porque confían en que sea rentable, y como empresa que es lo que busca es la rentabilidad. Blanco y en botella.
Y sería rentable. Mucho. No hace tanto que se dejaron de montar los patíbulos en las plazas, y las ejecuciones eran acontecimientos sociales de primer orden. Y la humanidad no ha cambiado nada en este tiempo.
Pero yo, gore-fan confeso, no acabo de entenderlo. Quiero decir... la gracia de ver una película de asesinatos no suele estar en los asesinatos en sí (hay películas donde sí, pero en estas no hablamos de muertes normales, sino de muertes
estéticas, y la estética del horror también es estética), sino en
lo que rodea al asesinato. La Matanza de Texas es mucho mejor película de asesinatos que la Matanza de Texas 2, pero mientra en la segunda las muertes se ven directamente (entrando en la categoría de
muertes estéticas), en la primera quedan siempre fuera de plano. Supongo que lo mismo sucedía con las ejecuciones, que la gracia no estaba en sí en que matasen a alguien, sino en el ceremonial. La cabeza que cae en el tiesto, ojos y lengua de través. Aquí, en cambio, estaríamos hablando de una muerte por enfermedad, con toda probabilidad con la finante hospitalizada, sedada y perfectamente monitorizada. Sin ceremonial y sin estética. Simplemente, un pitido que se apaga.
Pero tendría un éxito de audiencia bárbaro, y, dejémonos de hostias, todos lo sabemos. Incluso me atrevería a decir nombres (no lo haré, seguro que ya se han dado por aludidos) de habituales de por aquí que no se lo perderían. Un programa donde se daría una noticia que no requiere de imágenes, y unas imágenes que ni serían noticia por lo que contienen, ni tendrían valor estético.
Por qué?