Me entero (h)ojeando el periódico que el Paraguay va a tener un obispo como presidente. En principio eso debería ponerme en guardia (ya saben que entre mis muchas virtudes está el comecurismo compulsivo), pero hay tres hechos que hacen que la rebaje hasta cierto punto. A saber:
a) Ha sido elegido democráticamente, en unas elecciones libres que no han sido contestadas internacionalmente.
b) El obispo en cuestión es uno de los referentes de la Teología de la Liberación (es decir, como mínimo se ha leído el Libro y ha entendido algo), lo cual hace que me lo mire con mejores ojos, y
c) Técnicamente, ya no es un obispo. Y aquí ya entramos en terrenos resbaladizos.
Situémonos. La Constitución paraguaya veta la presidencia del Gobierno a los religiosos. Teniendo en cuenta que se trata de una ex-colonia española, debemos concluir que quien fuera que redactase ese artículo realmente había aprendido de su pasado. Con lo que este señor, para poder gobernar, debía dejar de ser cura.
Cosa que no es posible.
No se hasta qué punto el papa puede, una vez nombrado un obispo, "desnombrarle" (más allá de dejarlo en sede vacante, es decir, sin destino), pero lo que sí se que no puede hacer es, una vez ordenado un sacerdote (y para ser obispo, tienes que haber sido ordenado cura antes), desordenarlo. Básicamente, porque se trata de una Gracia, proviene directamente de Dios, no del Papa. La iglesia puede condenarlos al ostracismo, dejarles sin parroquia o hacerles las mil y una perrerías, pero SIGUEN siendo curas. Por eso hay curas (católicos) casados y por eso no pudieron atajar de raíz la Teología de la Liberación, por ejemplo.
Sin embargo, en este caso, el obispo de Roma en persona ha dado una "dispensa" a Fernando Lugo. Y con eso no quieren decir una excedencia temporal, sino (siempre según el periódico, y entrecomillado) "se libera de los votos religosos, la obligación del celibato y las demás obligaciones que el estado clerical comporta". Y eso es trampa. Por parte del Vaticano, que retira algo que no posee (la Gracia divina), y por parte de Lugo, que va a presidir el Paraguay en fraude de ley. Sigue siendo sacerdote, y como tal, Constitucionalmente, no puede ser presidente del Gobierno.
Que ese artículo de la Constitución paraguaya es aberrante (se pasa por la piedra el principio de igualdad ante la ley)? Sí. Que todo lo demás (lo de la Gracia divina, el ordenamiento sacerdotal y tal) es una paja mental de gente cuya vida está tan vacía que necesitan llenarla con amigos imaginarios? Sí.
Pero sigue siendo trampa.
(por cierto, me dicen que el próximo akelarre con efebos y nínfulas del obispo de Roma será de aquí a dos años, en la Muy Noble Villa de Madrid. Si yo fuese madrileño, iría preparando ya el equivalente a lo que fue el valenciano "Jo no t'espere" y haciendo proselitismo del tema. Que aluego todo son prisas y no salen las cosas como tienen que salir...)
“Los héroes invisibles”.
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