Pues sí, mis queridos niños, niñas y helados de piña (sobretodo los helados de piña, que hace calor), como podéis comprobar, ni los hijos de una perra sarnosa y cien mil padres distintos, desconocidos y sifilíticos (amén de ineptos y capullos) de Timofónica, ni el vivir en una especie de agujero negro de las conexiones wi-fi (no es coña, me consta que todo alrededor se cogen redes libres, pero en mi casa una, débil y protegida. Y tirando la antena por la ventana cuatro más, todas ellas débiles, tres protegidas y la que queda que va y viene) han podido conmigo, y aquí me tienen de nuevo, para alegría de tantos y desespero de unos pocos. Pero quede claro que la imagen de ayer era bastante literal. No estoy muerto (internetisticamente hablando), vale, pero vivo, lo que se dice vivo, tampoco, que ya les digo que la conexión es de prestado y en cualquier momento se puede acabar el chollo. Mal enterrado y gracias.
Lo cierto es que me han hecho una putada de las gordas, y ya no sólo porque para que ustedes (a quienes tanto debo y a quienes nunca pienso pagar) puedan leer esto tengo que tener la casa con más cables que la cabeza de la bruja Avería, y no sólo porque con la coña tuviese que acabar los dos cursos que estaba haciendo por internete a salta de mata desde el curro, sino porque estos casi dos meses (que se dice pronto) que he estado sin conexión como el FSM manda han sido bastante... intensos desde el punto de vista de lo que se podría haber rajado aquí. Del
manchegogate (lo reconozco, a mí me la había dado con queso, me lo tragué) a los
meapilas de El Corte Inglés, Heineken, seguros Ocaso y Fujitsu (
firmen!) pasando por l
os abucheos a Esperanza Aguirre. Del congreso del PP y, sobretodo, del precongreso y las puñaladas que volaron en todas direcciones. De la lluvia. De la crisis (yo puedo decirlo, el gobierno no). De los juicios de Telma Ortiz y (sobretodo) de Federico Jimenez Lossantos (al que, con plena puridad, ya se le puede llamar delincuente por partida doble, y los juicios que le quedan por delante). He perdido la oportunidad de decir algún que otro "te lo dije" y algún que otro "te vas a arrepentir de lo que has dicho" de esos que te quedas muuuuy a gusto (y no pongo enlaces, que se dice el pecado pero no el pecador, y los aludidos ya deberían tener bastante con esto para enterarse de que la cosa va con ellos), y me he enterado tarde, mal y nunca de cosas buenas, de cosas no tan buenas y de cosas que me tienen con el corazón en un puño. No he podido contar que Supernatural es una bosta que sólo tiene de bueno el que los guionistas se hayan acordado de las utilidades místicas de la sal gruesa, que a A Dos Metros Bajo Tierra le sobran los tres últimos capítulos, pero que sólo los cinco últimos minutos valen más que el 90% de la producción audiovisual mundial o que la primera temporada de Mujeres Desesperadas hubiese ganado mucho si los guionistas hubiesen decidido si lo que querían hacer era una peli de ladrones y serenos o un vodevil, que tanto cambio de registro así a lo bruto cansa y marea. No he hablado del canon, ni de la Directiva de la Vergüenza, ni de las sesenta y cinco horas (y mira que hay para hablar del tema), ni de la pre-victoria de
Obama y la poca clase que han tenido tanto él como
Hillary y el ascopena que han acabado dando (aunque sigan siendo ambrosía comparados con el republicano), ni he podido comentar el pasmo que me produjo enterarme que este año desde Santako no sólo salió una triunfita, sino también una superzorrupia (una tal Tania y una tal Eva, que los que siguen estos engendros ya me dirán qué tal, que yo de la droga dura me quité hace ya), ni de la vergüenza ciudadana que me produjo el que la primera fuese recibida por la Rata como si de una autoridad se tratase e incluso saliese foto del evento en la Hoja del Ayuntamiento. Con lo que esta ciudad ha sido. Ni siquiera he hablado de mis entrevistas de trabajo ni he podido poner citas, ni de las que pongo habitualmente ni de las que Nan-you me pide siempre que ponga.
En fin, y lo que me dejo en el tintero. Pero supongo que, en adelante, este, su blog, volverá más o menos a la normalidad. O a lo que por normalidad se entiende en esta santa casa.
Y al menos el post del sábado ya lo tengo preparado (jijijijijiji)
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