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martes, 12 de octubre de 2010

Citas (CCV)


La gente no, la nación. (...) Mire, ya sabe a qué me refiero. Tiene a un puñado de gente que no parece nada distinta de usted o de mí, pero cuando se los pone a todos juntos lo que sale es una especie de inmenso maníaco desquiciado con fronteras nacionales y un himno.

Terry Pratchett, Regimiento monstruoso.



domingo, 1 de noviembre de 2009

Citas (CLXXIII)


Tener miedo de los fantasmas es muy lícito. Uno engrosará sus filas.

C.S. Lewis, Perelandra. Un viaje a Venus.


domingo, 26 de julio de 2009

Citas (CLIX)

Nada da más miedo que un héroe que vive para contarlo, para contar lo que todos los que cayeron a su lado no podrán contar jamás.

Carlos Ruiz Zafón, La sombra del viento

domingo, 26 de abril de 2009

Citas (CXLV)

El miedo une más que el amor o el odio, y es mil veces más certero.

Laurel K. Hamilton, Placeres prohibidos.


lunes, 25 de agosto de 2008

Trópico de Cáncer

Comentaba el otro día DeCa que por qué no se podrían recordar los olores. Yo y otros (y me pongo a mi primero) le contestamos que sí que se podía, y que Proust lo había explicado ya hace mucho tiempo. Lo que es poco menos que imposible es nombrarlos y clasificarlos unívocamente, y siempre se acaba teniendo que recurrir a la definición circular. Para que me entiendan, para definir el color de un tomate se puede comparar con la carta Pantone o medir su máximo de longitud de onda de absorción, su sabor se puede estandarizar entre los vértices del polígono dulce-salado-ácido-agrio-nombrejaponésdelquenuncameacuerdo (que es una escala arbitraria y bastante estúpida, pero funciona) y su textura se puede medir mediante pruebas reológicas, pero su olor... Tienes que acabar recurriendo al "olor a tomate". Que, si el tomate es bueno, es un afrutado con salida en verde y notas florales y cítricas, pero decir eso es lo mismo que no decir nada. Por eso mismo hay tan pocos Maestros Perfumeros (y están TAN bien pagados), que son los auténticos expertos en aromas, porque lo que hacen no se puede medir y difícilmente entrenar: requiere conocimientos, pero no es un conocimiento; requiere técnica pero no es una técnica; requiere experiencia pero no es un oficio. Es un arte en el pleno sentido de la palabra.

Esto viene a cuento de una conversación que tuve recientemente con mi hermano, en la que, no se exactamente cómo, llegamos a que el recuerdo básico que marca su niñez es un olor, el olor a creosota. Para quien no lo sepa y sea demasiado perro como para mirarse el enlace, la creosota es un derivado destilado de la combustión de diversos tipos de hidrocarburos de origen vegetal (principalmente madera y hulla), directamente emparentado con el alquitrán (hasta el punto de que determinados tipos de alquitrán entran en la definición genérica de "creosota"), y compuesto por más de 200 productos distintos, básicamente hidrocarburos aromáticos e hidrocarburos pesados. Durante más de un siglo se ha usado, entre otras cosas (como por ejemplo farmacia: para tratar el estreñimiento y la psoriasis) para impermeabilizar madera que hubiese de estar expuesta a la intemperie: Palos de la luz y el teléfono (los más viejos del lugar aún recordamos cuando eran simplemente troncos, rectos como una vela, con unos hierros en la punta de arriba), traviesas de ferrocarril (antes de que las empezaran a hacer de hormigón), vigas, mobiliario urbano... ese tipo de cosas.

El por qué mi hermano relaciona ese olor con su niñez es simple. Mi abuelo trabajó durante muchos años para Unión Fenosa, y durante muchos años vivieron en la subestación eléctrica de La Bañeza, así que pasó los veranos de su infancia jugando entre palos de la luz esperando ser colocados (y con la creosota "fresca") y las enormes bobinas de madera (también tratada, como es lógico) que se usan para llevar el cable y que seguro han visto siendo usadas en merenderos y sitios similares a modo de mesa (porque tienen el tamaño y la forma idónea).

Durante finales de los setenta y los años ochenta, cuando se empezaron a substituir las traviesas de madera por las de hormigón y los palos de la luz y el teléfono por postes metálicos, hubo una cierta moda de recuperar esos elementos a modo de decoración para parques y jardines, tanto públicos como privados. Lo cual a priori era una solución ideal, porque primero, eran material de deshecho (y por tanto, relativamente baratos), segundo, es madera envejecida por intemperie, que es MUY bonita, y tercero, es madera, lo que lo hace ideal para un parque infantil (siempre será preferible un golpe contra madera que contra cemento o metal). El problema, ay, es que la creosota podría ser cancerígena. Y subrayo el "podría" porque, con todas la pruebas científicas disponibles, en la escala de clasificación de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer está en el grupo 2A, es decir, que hay ciertas evidencias, pero no está demostrado. Y ahora alguien se ha dado cuenta de ello, y están empezando a montarse pollos.

AHORA se han dado cuenta de ello.

AHORA.

Cuando desde el 31 de Diciembre del 2003 está prohibido su uso en interiores de edificios e instalaciones para niños. Casi cinco años después, se han venido a dar cuenta, los gachós.

No manejo todos los datos, así que no pondré la mano en el fuego, pero considero que esta prohibición es ultraprotectora. Y no tanto porque lo del cáncer sea una evidencia más que una prueba, sino porque todos los demás efectos adversos que puede producir (quemaduras en las mucosas bucales, sarpullido, vómitos, hipotermia...) son a cortísimo plazo tras la exposición (el cáncer, en todo caso, sería a largo plazo) y, directamente, nunca se han dado. Lo cual tiene lógica si tenemos en cuenta que hablamos de elementos que han pasado años (en ocasiones, MUCHOS años) expuestos a los elementos, con lo que todos los compuestos solubles en agua ya habrán sido arrastrados por disolución en el agua de lluvia, y los compuestos insolubles de las capas más externas habrán sido arrastrados por erosión. Y como se trata de compuestos poco volátiles, los de las capas internas tendrán poca movilidad y la exposición a ellos que puedas sufrir por jugar en un parque donde haya madera tratada es más que mínima. En cualquier caso, repito, no tengo los datos que habrán tenido que manejar los legisladores, sólo digo lo que me dicta la lógica química, y la lógica, aunque sea química, ya saben que no es más que una manera organizada de equivocarse. Y que, además, en cuestiones de salud siempre vale más prevenir que curar, y una legislación ultraprotectora no me parece del todo mal.

Y mañana sigo con el meollo del asunto.

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domingo, 17 de agosto de 2008

Citas (CXI)

El enemigo es la ignorancia; las mentiras, las supersticiones, la mala información y la desinformación.

Max Brooks, Guerra Mundial Z

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domingo, 6 de abril de 2008

Citas (XCIX)

El ser humano tiene un problema de perspectiva: cree que 1000 años son muchos, porque en 1000 años pasan muchas cosas. Cree, por tanto, que lo ocurrido hace 1000 años es tan remoto que es irrelevante, cuando un milenio es un suspiro. Hace diez siglos, en Europa campaba a sus anchas la irracionalidad, y no tenemos ninguna garantía de que eso no vuelva a ocurrir en el futuro.

Judas Iscariote



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miércoles, 23 de enero de 2008

Noticias del Quinto Canal (XXXIV)

Alemania envía a Siberia a un delincuente adolescente

El Periódico, 18/01/08.

Las autoridades del estado federado de Hesse (Alemania), empeñadas en combatir con dure
za a los jóvenes delincuentes, enviaron a Siberia a un adolescente de 16 años para que aprenda a vivir (...) El cristianodemócrata Roland Koch, jefe del estado de Hesse, es el gran defensor de esta política de mano dura contra los jóvenes delincuentes asumida por la Unión Cristianodemócrata (CDU), el partido de Angela Merkel.

El menor enviado a Siberia había sido declarado culpable de múltiples actos de violencia, y había sido internado sin éxito en un hogar educativo y en un hospital psiquiátrico. Debido al fracaso de estas medidas, los servicios sociales de Hesse lo enviaron nueve meses a Sedelnikovo, una remota localidad de Siberia. Allí, alojado en un modesto centro, tiene que construir sus propios aseos en un jardín y cortar árboles para hacer fuego y calentarse con temperaturas que llegan en invierno a los 55 grados bajo cero. Fuentes locales defienden la decisión, asegurando que la elección de Siberia no es un castigo. "También hubiera podido ser enviado a Grecia".

En el 2006, cerca de 600 delincuentes juveniles fueron enviados al extranjero para ser reeducados. Jóvenes nazis fueron enviados a Israel.

El link proporicón del día

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jueves, 25 de octubre de 2007

Reg(r)etón

Pues yo sigo ligando temas sin orden ni concierto. Porque cuando ayer les dije que los cojones se me habían arrancado por seguidiyas (seguidiyas? seguidillas? Algún flamencófilo entre el respetable que me saque de esta duda y este sinvivir?) después de haber leído lo que leí (y que si no leyeron el post de ayer van a tener que leérselo para saber de qué estoy hablando, que todo esto es sólo una excusa para volver a poner "cojones", que eso atrae visitas desde Google) y de que los números y las fechas me bailaran un tango, un mambo y un cha-cha-chá (que pa' mí que esto de que todo me baile y me de vueltas, y esto de que vaya ligando temas en lugar de ligar en general, que siempre es más divertido, y esta manera sincopada y absurda de escribir lo primero que se me pasa por la cabeza sin pensar en lo que pongo, que a veces no me reconozco cuando me leo, va a tener algo que ver con el nuevo ambientador que ponen los de TMB en los trenes. Que funcionar, no logran que funcionen, pero ahora huelen todos a pachuli e incienso ful que entran arcadas. Y no es que haya entrado alguien recién duchao en colonia o que se hayan fumado un porro dentro, no, que no es un vagón, son todos, es cosa del malvado plan de TMB para agilipollar -aún más- a la población barcebollense, pero lo que es a mi sólo logra que salga mareado del metro y de aún más mala hostia si cabe, y no lo digo porque hoy me haya vuelto a hacer una putada, que hoy -cosa rara- ha ido bien, pero seguro que por decir esto mi karma cósmico se putea y mañana no funciona, o algo), y... Vale, he perdido totalmente el hilo. Vuelvo a empezar.

Que sigo ligando temas sin orden ni concierto. Que ayer hice un comentario sobre el tema "tango". Y que eso me recordó una conversación que tuve recientemente, en la que, no se cómo, porque esa tarde-noche sí que los temas iban y venían y no había manera de mantenerlos quietos más de dos minutos, salvo cuando había un ataque de cuernos con su consiguiente pelea (que decían que no, pero yo veía todas las caras y el lenguaje corporal y estas cosas, y ya digo yo que sí), llegamos también al tema "tango". Y uno de los conversantes en esa conversación (a quien aprovecho para saludar, porque sé que se pasa por aquí, aunque no comente más que de higos a peras), no sabía, y se resistía a creerse, que el tango, que ahora es una cosa como de señores mayores y muy empirintingonados (que me imagino que el palabro no existe, pero me invento y ya), en origen era un baile de burdel.

Que lo era. Y lo es. Si alguna vez han visto bailar un tango (un tango de verdad, no esas cosas que hacen en los concursos de baile de salón, que lo bailan todo igual), se habrán dado cuenta que no es que sea un baile "sensual". Es que son ejercicios de precalentamiento. Y no precisamente (guiño-guiño-codazo-codazo) para correr la maratón.

De hecho, el término "tango", en origen no se refería al baile, sino al lugar donde se juntaban las gentes de clase baja (y, concretamente, los negros) del Buenos Aires de principios del siglo XIX para bailar. Y que, como siempre pasa con estas cosas, eran identificados por la burguesía bonaerense como burdeles. Y en esos antros (dicho sea con todo el respeto, cariño y rigor de la palabra) se empezó a gestar, fruto de muchas cosas, entre ellas el tango andaluz (que no tiene nada que ver, aunque se llame igual), el tango. Que tampoco se ha de confundir con la milonga, que es mucho más "ligera" y mucho menos erótica, aunque también se pueda cantar en lunfardo y estén emparentados.

Y como entre aquellas casas de mala nota había (probablemente en gran proporción) auténticos burdeles, el tango también empezó a sonar en los burdeles. Y como el tango tiene ese ritmo, esa cadencia, ese compás, pues se empezó a usar como previa, y eso le acabó de dar la forma (y las letras, tristes, violentas y plagadas de adulterios, mujeres malas y malas mujeres) del tango que conocemos. Si hacen un googleo rápido, encontrarán que se dice mucho que era el baile que usaban las niñas para animar al personal (lo que aquí se ha llamado de siempre el "descorche", vamos, porque se ve por aquí lo clásico es que hicieran que las invitaran a una botella de champán de infimísima calidad que te cobraban a precio de Dom Perignon), pero uno ha oído con estas orejitas que sobresalen de los lados de su cabeza a expertos en el tema (porque, por si no lo saben, Barcelona está considerada, después de -lógicamente- Buenos Aires y París, como la tercera capital del tango, y hay emisoras locales y regionales que le dedican programas semanales y llevan a expertos para hablar sobre el tema tal) diciendo que eso es una "dulcificación" del asunto, porque en realidad las niñas ya estaban bastante ocupadas con lo suyo como para ponerse a bailar, y que los que lo bailaban eran los clientes entre sí. Cosa que, por cierto, no me dio tiempo a comentar en la conversación, pena.

Así que ahí lo tienen, de juego erótico previo de los locales más tirados de Buenos Aires, a ser la pièce de résistance de los bailes de la más alta sociedad del mundo mundial. Y en el momento en que dije esto, se me heló la sonrisa de la cara.

Porque piensen un poco: El equivalente actual a lo que en su dia fue el tango, qué es? Eso mismo: El reguetón (insertar sonido inquietante de peli de suspense cutre. Algo tipo TAN-TAN- CHAAAAN!!!).

Me dirán "pues no es tan grave, hombre...". Que no? Ya no es que la comparación entre el tango y el reguetón sea directamente insultante, no... Es que se imaginan lo que puede llegar a pasar si siguen el mismo camino? Se imaginan el Mira quien baila de dentro de un siglo? A los nietos de la Triple A (Ana Aznar de Agag), o de Rajoy, o de Bisbal, o los hijos de Felipe Juan Froilán (que, por cierto, se nos pasó felicitarle el otro día, que era su santo) de Todos los Santos y Olé, o ... compitiendo por ver quien hace el mejor perreo? Con esos genes?

De verdad que si fuese adorador de algún dios sólo le pediría que no permita a la ciencia médica avanzar lo suficiente como para permitirle verlo. Como no lo soy, siempre me queda el plan B del cianuro.



(el autor de este post no se hace responsable de los daños psicológicos que la lectura de los últimos párrafos haya podido causar a los lectores más impresionables. Reclamaciones, a Akroon, que la vendetta es contra ella)


Y hoy no les voy a hablar de política, pero... bueno, va, que se que les gusta. Les dejo un vídeo con los profundos motivos que llevaron al PP a rechazar la ley de la Memoria Histórica... sin ni siquiera habérsela leído. Porque ellos lo valen. Que ya lleva un tiempo rondando por ahí, pero nunca está de más recordar con quién nos estamos jugando los garbanzos...

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martes, 18 de septiembre de 2007

Vergüenza ajena, electricidad estática y pesadillas

Uno sabe que el día va a empezar bien cuando, al poco de levantarse, oye a un... ente en la radio echarle la culpa a Zapatero de que ayer perdiese la selección española de balo(i)ncesto. Vale, es reír por no llorar y de vergüenza ajena, pero al menos te ríes de buena mañana. Sobretodo porque la noche antes (antes del partido) lo comenté a modo de chiste, que que desgracia para Rajoy que la selección de balonmano (o era balonvolea?) hubiese ganado, que ahora no podría echarle la culpa a Zapa.

El caso es que después de haber hecho ese inocente comentario, me fui a dormir (por supuesto sin saber el resultado del partido, que uno tiene mejores cosas que hacer que ver un partido de balo(i)ncesto), y tuve pesadillas, lo cual no es que sea muy habitual (que bastante tengo con mi vida), pero tampoco nada fuera de lo común, y generalmente las olvido nada más despertarme. Pero en este caso fue muy vívida, muy lúcida, y me acuerdo perfectamente de ella. Y como el blog es mio y me lo follo cuando quiero, pues se la voy a explicar.

El caso es que estaba yo haciendo mis cosas con el ordenador, y empezaba a oír ruidos raros. Como de chasquidos, o así. Hasta que me daba cuenta que, en el amasijo de cables y enchufes que queda a la derecha y atrás de la torre en sí, se estaba empezando a acumular mucha electricidad estática. Esto de la electricidad estática a mi es algo que me da muy mal rollo, porque a pesar de ser algo de lo que conozco perfectamente (bueno... dejémoslo en "conozco") los fundamentos físicos, y que incluso lo he llegado a explicar cuando hacía el CAP (otro motivo para que me de mal rollo, mira...), es algo que me sigue pareciendo magia potagia y brujería chunga. Mismamente como el teléfono, la televisión o el que los aviones vuelen. El caso es que aquello se iba cargando y cargando y crepitaba como una sartén llena de aceite hirviendo, pero yo, más feliz que un ocho, me iba a dormir, pero no podía porque hacía mucho ruido. En estas que se desencadenaba una tormenta (aclaremos que anoche en Barcelona no hubo tormenta) y aquello empezaba a sonar como un trueno, ahí, en mi habitación, y a mi me entraba miedo de que saliese todo ardiendo, así que me levantaba e intentaba descargarlo con una tira de clips enganchada al radiador. Que ahora que lo releo pues es una chorrada, pero yo me desperté muy angustiado y bañado en sudor.

Y si alguien me quiere preguntar que por qué he puesto tanto enlace chorras hoy, que parezco Nanyu que sepa que no le voy a contestar. Ea.

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miércoles, 29 de agosto de 2007

Caspa powa'! (VIII)



(y no esperarán que comente nada, verdad?)

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miércoles, 22 de agosto de 2007

El test de las cinco (XXX)

47%
Mira, este me parece demasiado alto...

Más que nada, porque niños, ténganlo claro: ante una plaga de zombies, no hay salvación posible. Los muertos siempre son más que los vivos, y ya no tienen nada que perder.

Vale, miento. Si son zombies de verdad (es decir, muertos vivientes, no afectados de una plaga extraña como en 20 días después), hay una posibilidad. Pero requiere jugar contra el tiempo, y el tiempo siempre tiene la sartén por el mango. Omnes vulnerat, postuma necat, y tal. Otro día lo desarrollo, si veo que.

Pero vamos, que en caso de invasión de zombies, ni po'l forro iba a tener yo un 47% de posibilidades de supervivencia. Entre otras cosas, porque tampoco querría sobrevivir, los escenarios post-apocalípticos no me van.

(aunque reconozco que a una Tina Turner en Mad Max III no le haría un feo, la verdad...)

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domingo, 8 de julio de 2007

Citas (LXI)

Antes eran bestias, sus instintos se adaptaban perfectamente a sus circunstancias, y eran tan felices como pueda serlo una criatura viviente. Ahora se tambaleaban por los suburbios de la humanidad, vivían con un miedo que no moría, nunca, encasillados por una ley que no comprendían; su existencia pseudo-humana comenzaba con agonía, era una interminable lucha interior, un inacabable miedo

H. G. Wells, La isla del doctor Moreau

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viernes, 29 de junio de 2007

Pelotón de fusilamiento (XXXIII)

Aprovecho la existencia de una campaña en internet para apoyar a los doctores de Madrid que fueron expulsados injustamente de su actividad por el ex-consejero de sanidad del gobierno de Aguirre por utilizar medidas paliativas del dolor que supuestamente, y repito, supuestamente ya que la sentencia ha salido favorable a los médicos sancionados, podrían haber adelantado o ocasionado la muerte de enfermos terminales, para poder tratar un tema que siempre me ha parecido esencial en nuestra sociedad: el miedo a la muerte.


Este miedo es poderoso. Lo ha sido a lo largo de la historia y sobretodo por aquellos individuos que han acumulado el suficiente poder terrenal como para "tenerlo todo" y temer perderlo con la muerte. Hay que decir que soy ateo y que mi confrontación con el tema de la muerte es la de absoluto pavor, medio aceptación y lamento porqué no exista el cáliz de la vida eterna (si lo hubiera no dudaría un segundo en tomarlo), y que entiendo la fuerza de esa tanatofobia.


Nuestra sociedad, además lo agrava doblemente: la ignorancia de la muerte está presente en toda nuestra vida, la muerte es algo tabú, reservado a sitios especiales y alejados de la vida ordinaria: hospitales, cementerios, y tan sólo una muerte accidental se produce fuera de esos ámbitos "de control". Además, la sociedad del consumo está volcada en un falso "aquí y ahora" de satisfacción inmediata de deseos mediante ejercicios de consumo. Formas de afrontar la realidad que pueden parecernos "positivas" de cara a no tenerle miedo a la muerte y a aprovechar el "día a día" pero que se parecen mucho más a las huídas hacia adelante que una aceptación de la premisa "tempus fugit" y de la inexoravilidad de la muerte.


Ante eso también desarrollamos anticuerpos hacia el sufrimiento. No queremos (y creo que es positivo) que nuestros queridos sufran y menos aún cuando ese sufrimiento tan sólo va a dar a una larga agonía sin posibilidad de recuperación, ni queremos sufrir nosotros. Somos la sociedad "analgésico". Eso no es malo, en otras sociedades pasadas el "dolor" era considerado casi una virtud, algo inevitable, y las vidas eran cortas y brutales, o como mínimo mucho más dolorosas. El dolor, mecanismo natural de defensa ante la enfermedad, las lesiones, heridas, ataques, es una sensación que es necesaria para sobrevivir, sin dolor nos iríamos llenando de heridas sin que existiera un mecanismo de autoprotección, podríamos ser tan descuidados de partirnos los huesos y morir mucho más jóvenes por impruedencias al no tener esos mecanismos automáticos de respuesta. También el dolor nos permite detectar que algo no funciona en el cuerpo y más o menos donde, nos hace ir al médico para buscar alivio. Ahora bien, ese mecanismo natural a veces excede llevando al sufrimiento innecesario a las personas. Hemos aprendido a domeñar el dolor, y a luchar contra las enfermedades y males del cuerpo sin necesidad de tener que pasar agonías para un inmenso número de patologías. Que podamos someter el dolor en muchas de nuestras enfermedades es bueno: una vez detectado el mal, y tomado todos los mecanismos para paliarlo o para curarlo el dolor que nos lleva a un sufrimiento excesivo es innecesario. Si podemos evitarlo: mejor.


Además cuando nos confrontamos ante un dilema con un familiar que se encuentra terminal e incapaz de razonar nos vemos obligados a tomar una decisión durísima: ¿aplicamos medidas sedativas para que la agonía no sea todo lo dolorosa que sería si se continúa igual a costa de que nuestro familiar viva unas horas menos?. Yo le tengo mucho apego a la vida, pero no he tenido la mala suerte de estar sufriendo terribles dolores (tan sólo una vez he pasado por quirófano y fué por una rotura del tabique nasal... por suerte, hasta ahora mi salud es buena), y posiblemente no me veo escogiendo para mí la opción menos dolorosa pero que más rapidamente me llevaría a la tumba, pero puedo entender que alguien opte por esa vía, y puedo entender que cuando ya estamos incapaces de tomar ninguna decisión en un proceso terminal la familia quiera que no suframos innecesariamente y nos induzcan un coma o nos saturen a sedantes aunque eso nos acorte la vida.


Decisiones de este tipo, cuando nos las confrontamos de cara parecen claras o al menos nos debería parecer que lo normal es que alguien que no quiera sufrir no tenga que hacerlo, si ella desea, o que si la enfermedad es incurable, nos va a llevar por delante y nuestro estado es de incapacitación, alguien de la familia tome la decisión de aplicarnos medidas sedativas. Eso "en la realidad del hospital" y de la vida, el tener esa opción, nos parece esencial, pero en el debate moral de salón no.


La sociedad tanatofóbica salta en seguida, apoyada por algunos medios y por políticos pacatos, cobardes o simplemente inconscientes de que es el ejercicio de la medicina. ¿Cómo se atreve un médico a inducir a que personas tomen decisiones que acorten la vida de un familiar?.. por favor, la vida es "sagrada", "lo único que tenemos", "lo más importante", o cualquier argumento moral o metafísico que queramos, argumento que en el papel puede sostenerse pero ante la realidad médica y hospitalaria se deshace como un azucarillo... ¿deberían los médicos sancionados en Madrid no haber inducido a sus pacientes o a los familiares de estos a tomar medidas paliativas?, ¿de verdad estos moralistas de salón preferirían un médico que les dejara languidecer agónicamente entre terribles convulsiones, con dolores insufribles, con el cuerpo desgajándose por dentro o que el médico les explique que tienen esa opción de morir sin dolor, sedados y tranquilos, inconscientes, sin el miedo a morir clavado en los genes y el cuerpo luchando desesperadamente por algo que no es ganable y les aconseje que no se tomen esas medidas, incluso les diga y les ponga esa opción por delante? ¿prefieren que el médico no inyecte la morfina en el cuerpo y les deje sufrir 15 minutos de agonía superdolorosa?


Es más, ellos si tuvieran esa aguja de morfina en sus manos, tuvieran a una persona herida de muerte a 15 minutos de que se le apague el corazón definitivamente y agonizando de forma insufrible, ¿no tomarían las mismas decisiones que los médicos sancionados?.


Lo que es obvio, es que estos médicos han salido limpios del proceso judicial, con lo cuál el exceso de celo del ex-consejero de sanidad de Madrid ha sido lesivo, la imagen de estos médicos a los que se les tachó de asesinos, carniceros y de matar a centenares de personas no ha sido restituida, y aquí sí que hay unos agraviados directamente, que por ejercer de la forma que han creido más ética su profesión, por luchar para evitar sufrimientos innecesarios en sus pacientes, y sin haber cometido ningún delito han sido tildados de lo peor.


Yo no sé si quiero que el doctor Luís Montes me atienda en mis últimos instantes, no lo conozco, no sé si es el mejor médico de su especialidad, pero lo que sí tengo claro es que quiero un médico que mire por evitarme sufrimientos innecesarios, que me dé las opciones y que si ya no hay nada más que hacer y me pueda evitar 10 minutos de agonía dolorosísima lo haga... él no será un asesino, ha sido la enfermedad la que me ha matado, el médico: tan sólo ha hecho lo que ha podido, si mi vida no podía salvarse, al menos ha evitado que agonice y sufra.

Original de Joselito.

Se libraron del paredón por muy poco: Rollo-Villanova, Lüzbel (dos veces), Júcaro (dos veces), Lopiensoloescribo, Egócrata (dos veces), , Hugo Martínez (tres veces, lo de este chico es contumacia en el error), Kickg, Michael, Javier Pueyo, Enchufe, Antonio Florez (dos veces), Metalman y Marc Vidal.

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miércoles, 20 de diciembre de 2006

No hay dolor

Continuemos con el tema del lunes, pero tomándolo un poco más en serio. Sin subnormales que intenten autocaparse a base de puñetazos ante una cámara de vídeo, vamos. Y es que el dolor es una cosa muy mala. Necesaria para la vida, pero mala. Más mala que un dolor [insertar aquí risas enlatadas].

Supongo que se enteraron ustedes, a finales de la semana pasada, de la historia del niño fakir, y de cómo había hecho posible el descubrir la combinación genética exacta que permite que sintamos dolor. Algo que ver con el funcionamiento de la bomba sodio-potasio de las neuronas, si la fiebre me permitió entenderlo bien. En cualquier caso, el tema no es ese, ni tampoco el miedo que me da lo que se pueda derivar de ese descubrimiento. Porque vale, de poder (y parece ser que vamos a poder, tarde o temprano) controlar la expresión del dolor, sí, tendríamos el analgésico definitivo, y sería realmente una revolución en el mundo de la medicina (e incluso trascendidendo la medicina) comparable al descubrimiento de la penicilina. Pero... Vamos a ver si me se explicar.

La cosa vino de que ese niño (y al parecer más miembros de su familia) no sentía dolor. No por aquello del autocontrol, el zen, la mente sobre la materia y demás pajas místicas. Simplemente, no era capaz de sentirlo. Su cuerpo no reaccionaba ante estímulos dolorosos. Eso le permitió ganarse la vida (como fakir, y realmente si no sientes dolor hacer de fakir debe ser realmente fácil), y fue lo que le acabó matando (cuando, en uno de sus espectáculos, se tiró por una ventana y se partió el cuello). Y es que el dolor, niños y niñas, pese a ser una putada, es un mecanismo de supervivencia. Si algo duele, quiere decir que algo va mal, y que te des prisa en arreglarlo. Si no notáramos dolor, no apartaríamos la mano cuando tocamos algo que está demasiado caliente, y si por una de aquellas además estábamos refriados y no notábamos el olor a quemado, nos abrasaríamos hasta el hueso. O nos podríamos desangrar antes de darnos cuenta de que tenemos una herida. No se, se me ocurren más ejemplos, pero creo que estos son bastante gráficos. Es un mecanismo de defensa. Como la fiebre (el cuerpo sube de temperatura dentro de un rango que no le resulta especialmente traumático, pero suficiente como para, con suerte, matar las bacterias que provocan la infección) o el miedo (que libera torrentes de adrenalina y despierta de golpe todos los sentidos para buscar una vía de escape o encarar un peligro). Si no recuerdo mal, una de las leyes de la robótica era mantener la propia integridad. Eso es el dolor, algo que nos obliga a mantener nuestra propia integridad y no ir por la vida cortándonos trozos o rompiéndonos huesos porque sí. Si no, en diez minutos no tendríamos más que robots rotos.

Son sistemas de defensa que pueden ser (son) desagradables, incómodos e hijos de puta, sí, y que incluso pueden suponer un peligro en sí mismos. Tanto el dolor como el miedo te pueden llegar a incapacitar, haciéndote aún más vulnerable, o provocar reacciones contraproducentes (y antes de que lo diga nadie, no, cagarse de miedo, literalmente, no es una reacción contraproducente, es una forma de aligerar peso para poder huir más deprisa. Que tengan ustedes la manía de llevar el culo enfundao en una bolsa es algo que la evolución no previó), y, en el caso de la fiebre, si todo se descontrola y la temperatura supera los 42 grados puede empezar a afectar a las propias neuronas, dejándote tonto pa' los restos. Y precisamente por esa hijoputez que les es propia, es necesario poder mantenerlos bajo control, sea a base de autocontrol, zen y pajas místicas varias (que no por ser pajas místicas dejan de ser más útiles), sea a base de drogas. O medicamentos, como prefieran llamarles, al fin y al cabo es lo mismo, venenos.

Y sí, el poder anular el dolor (no disminuir, no disimular, no enmascarar, anular) el dolor, sin eliminar la consciencia, sería un logro innegable. Piensen en enfermos terminales, en la gente que se ha de recuperar de una operación... Coño, incluso durante la misma operación, con el paciente consciente y eliminando el riesgo de la anestesia!

Pero claro...

Digo yo...

Si gente que sabe lo que es el dolor es capaz de darse puñetazos en los propios huevos...

Alguien que no sepa lo que es el dolor...

Que se haya criado sin conocerlo...

Que no le tenga miedo...

Qué pega va a poner cuando le digan de trepar por alambre de espino? O lanzarse contra un bosque de bayonetas? O hacerse explotar a sí mismo? O...

Van viendo cual era el "pero" que le ponía al asunto, verdad?

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martes, 27 de junio de 2006

El Horror

Hace unos veinte años (año arriba, año abajo, no me hagan mirar las fechas) en este país (que en el momento de escribir estas líneas, sorprendentemente aún no se ha roto, pese a los agoreros) se generó una agria polémica a raíz de que, en un programa infantil de televisión, una bruja postpunk usaba un crucifijo como pendiente. El programa era La Bola de Cristal y la bruja una Alaska pre-recauchutado y pre-icono gai. La dirección del programa (y la de Televisión Española) hicieron caso omiso a las críticas, consideraron lógico y natural que una bruja fuese iconoclasta y usase una cruz como abalorio, y la cruz siguió colgando de la oreja de la bruja. Si pudiesemos hacer correr el tiempo, de forma que estuviese escribiendo esto, pongamos, siete años atrás, conservando el periodo de tiempo de veinte años entre la anécdota y el texto, podría darme el gustazo de enmendarle la plana por completo al tango, y celebrar que veinte años no sólo no son nada, sino que son toda una vida. Varias, a veces. Pero tal y como están las cosas, no estoy tan seguro de poder hacerlo, porque me jugaría el huevo derecho a que si la bruja que sale en los lunnies usase la misma quincalla que usaba la bruja Truca (y no quiero ni pensar en que rapsodiase en la forma y contenido en que lo hacía la bruja Avería, troskista-molotovista de psicología inversa hasta los cables), esos en que ustedes están pensando (Foro de la Familia, Hazteoír, Conferencia Episcopal, PP, FAES y correveidiles varios de la Caverna) ya se habrían quedado roncos de poner el grito en el cielo y exigir por activa, por pasiva y por perifrástica la retirada del programa y la quema en plaza pública de sus responsables. Bueno, eso suponiendo que lo entendiesen, claro, que para entender los guiones de los Electroduendes más allá del chascarrillo neolingüístico-tecnológico hace falta un mínimo de cultura general, cosa de la que han demostrado hartas veces no andar sobrados. El tango tenía parte de razón. Veinte años es mucho tiempo, y en veinte años pasan muchas cosas, pero, en el fondo, veinte años no son nada, y a este país la madre que le parió no se si aún lo reconoce, pero la malvada madrastra que le tuvo secuestrado en un internado de monjas durante cuarenta largos años sin duda podría identificar sin problemas las marcas de las palizas y el síndrome de Estocolmo.

Como viene siendo habitual en mí, no creo que les extrañe, he empezado el post por algo que sólo tangencialmente tiene que ver con lo que quería hablarles. Yo quería hablar de brujas. De demonios. De duendes. De vampiros, fantasmas, hombres lobo, momias, golems, zombies, monstruos variados, caníbales, psicópatas con o sin hacha, alienígenas, asesinos en serie, poseídos, sectas destructivas y destructoras, niñas con poderes psíquicos, gente capaz de hacer que te explote la cabeza con sólo un pensamiento. De cementrios brumosos, criptas embrujadas, iglesias abandonadas, rascacielos acristalados, centros comerciales asediados, mansiones victorianas, parajes arrasados y perfectos vecindarios de casas adosadas pintadas en colores pastel. Del terror como género artístico. Literario, cinematográfico, fotográfico, pictórico, escultórico.

No es casual que hace veinte años uno de los programas con mayor éxito de crítica y público en la televisión de este país (programa que aún se recuerda y se reivindica) pivotase alrededor del terror, de las brujas y de los monstruos, y que actualmente el que es el principal programa infantil que se emite por las muchas cadenas de televisón que hay tenga a una bruja en nómina. A los niños les gustan esas cosas. Porque les dan miedo. Y todo lo que nos da miedo nos gusta. Los abismos más profundos son los que más nos atraen, ya saben. Y, además, durante siglos hemos criado a los niños con historias de terror. No hables con desconocidos en el camino a casa de la abuelita (porque igual son el lobo y se te come viva y entera después de violarte). Haz las cosas bien hechas a la primera (porque si no el lobo derribará tu casa de un soplido). No aceptes regalos de desconocidos (que la bruja puede haber envenenado la manzana, y no siempre hay un príncipe azul dispuesto a violarte mientras duermes y dejarte embarazada). Trabaja duro aunque haga calor y lo que te apetezca sea cantar (porque luego, cuando llegue el invierno, te morirás de hambre). Cuida tu pelo (que siempre va bien para cazar marido, sobretodo si tiene que trepar por él para salvarte). Cuentos de horror, todos ellos. En todos hay brujas, torturas, muertes, gente que vuelve de la tumba, psicópatas caníbales, crueldad innecesaria. Hacemos crecer a nuestras crias en un mundo de horror falso, no sólo para que vayan criando callo para cuando les toque (ley de vida) enfrentarse al horror auténtico, a la vida, sino porque es una forma efectiva de dar ejemplo sobre cabeza ajena. Mira lo que te puede pasar si no te portas bien.

El párrafo anterior lo he escrito en presente, y no se por qué. Porque cada vez se hace menos. Soy de los que opinan que un niño pequeño es lo más sagrado que jamás pueda producir la humanidad (pero mantengalos alejados de mí, por favor...), y que hay que protegerlos contra todo y contra todos. Conciencia racial, supongo. Gen egoista. Nada de lo que yo haga o deje de hacer servirá de una mierda si no hay alguien que lo pueda ver. Pero proteger no implica guardar a los niños en una burbuja de cristal, aislándoles de la realidad, de lo que pasa en la calle. Proteger a un niño no es hacer que no llore. Es hacer que cuando no tenga a alguien para respaldarle, sea capaz de salir adelante por sí sólo. Y para eso no hay más cojones que endurecer la piel, y eso no se hace en un dia. La fustración (por lo que sea) es una putada, sí, pero es una putada con la que van a tener que luchar todos y cada uno de los dias de su vida. Y más temprano que tarde no van a tener a alguien detrás pendiente de sus caprichos, evitándoles la frustación. La soledad es una putada, pero en la vida, en el fondo, estamos solos, y hay que vivir con ello. Por más compañeros de viaje que tengas, cada paso lo tienes que dar tú mismo, y no puedes permitirte el lujo de parar, por más cansado que estés. La muerte de un ser querido es una putada, sí, pero la gente se muere, y un niño pequeño va a tener que velar muchos cadáveres antes de que le tengan que velar a él. Y más vale que sea así, porque si no, mal asunto. Las primeras veces duelen, siempre duelen. Siempre dejan cicatriz, siempre dejan lágrimas, siempre dejan traumas. Pero siempre hay una primera vez. Para todo. Y una herida bien curada siempre cicatriza mejor y deja menos marca que una que no lo está, y cuando son pequeños tienen quien les ayude a curar. Retrasar artificialmente una herida que se va a acabar produciendo, más tarde o más temprano, sólo puede lograr que la cura sea más larga y laboriosa, y la cicatriz mayor. Si cicatriza. Se dice que los niños son de goma. Es mentira. pero siguen siendo mucho más elásticos, tienen mucha más capacidad de adaptación y recuperación, que los adultos. Un golpe sobre una membrana elástica puede deformarla, pero un golpe sobre una membrana rígida la puede romper. Sin embargo, eliminamos los elementos sórdidos de los cuentos, evitamos que los niños vean a los recien muertos, intentamos satisfacer los que creemos que son sus deseos incluso antes de que los manifiesten. Criamos flores de invernadero, aún a sabiendas que fuera truena una tormenta ártica.

Tampoco era de esto de lo que quería hablar, aunque tenga tangencialmente relación. El teclado, que está vivo, me perdonarán. Empecé hablando de brujas, de monstruos, del horror. Y de que hemos eliminado el horror (un horror debilitado, controlado, confinado. Una vacuna de horror contra el Horror) del mundo de los niños (estoy escribiendo desde la próspera Europa, claro. Si hablase desde Palestina, o desde Darfur, o... ya saben, no podría decir lo mismo). Y los hay, y ahora voy al tema, que también les gustaría eliminar el horror (ese horror debilitado, controlado, confinado y falso) del mundo de los adultos. Y lo criminalizan. Ya saben, la culpa de todo la tienen los cómics, el rock and roll, los juegos de ordenador y las películas de miedo. Gente que no siente la erótica del vampiro, la rabia hormonal del hombre lobo o la sensualidad extrema del canibal, que no es capaz de identificarse con el patetismo de Frankenstein (la Criatura) o con el ansia de conocimiento de Frankenstein (el Creador), que no ve la belleza del vals en los salones del Príncipe Próspero mientras los invitados van cayendo muertos por la peste ni el ánsia de vida que lleva a crear los Totentanz, las Danzas de la Muerte, que no se sienten subyugados ante la Reina de la Noche, que no se permiten provocarse pesadillas por miedo a que las pesadillas les maten y que desdeñan el subidón de adrenalina que supone saber que detrás de esa puerta hay un asesino cubierto con una máscara que sólo espera que la abras para clavarte un hacha en mitad de la frente, aun con la seguridad que da el tener una pantalla de cine de por medio. Gente, en fin, que no saben que la única salida del Infierno se encuentra en el centro del más profundo y terrible de sus Círculos, y que para poder salir, has de recorrerlos todos, uno por uno. Que para poder salir a la superficie, ayuda mucho el haber tocado fondo.

Y es que todo lo que les he comentado (y todo lo que quieran añadir) no es Horror. Son pequeños horrores que no sólo son falsos sino que sabemos que son falsos. Son pequeños horrores que pueden asustar, pueden joder, pero son inofensivos. El Horror de verdad es encender la radio de buena mañana y oír el número de muertos en la carretera el último fin de semana. Encender la televisión y ver las imágenes de los últimos llegados desafiando al mar, a lo que les habían vendido como el Paraíso y en realidad será, en el mejor de los casos, el Purgatorio, cuando no directamente el Infierno (de la esclavitud sexual, de la esclavitud laboral, del odio y el desprecio), y pensar en los que, por el camino, habrán llegado al Paraíso, el Purgatorio y el Infierno, pero de verdad. O al menos tan de verdad como su fé les permita. Hojear el periódico y ver las fotos de los últimos masacrados en la guerra, en cual de ellas no importa. Navegar por portales de noticias de internet y leer que han matado a alguien sólo y exclusivamente porque a alguien no le gustaba con quién follaba. Recibir una llamada de teléfono a media tarde para informarte de que una amiga ha muerto por un accidente estúpido. Todo lo demás, todo lo que pueda dar de sí la literatura, el cine, el cómic, la pintura, la escultura, la música... son tonterías. Pasatiempos.

No.

Miento.

Todo no. Hay una obra de ficción que describe perfectamente dónde se encuentra el horror, el de verdad, aquel del que no hay cuarta pared que nos pueda defender. El Corazón de las Tinieblas, de Joseph Conrad. El horror (el Horror) habita en el cauce alto del rio Congo.

Sólo que el rio Congo es el pasillo de nuestra casa, y al señor Kurtz lo vemos todas las mañanas, aún con la legaña en el ojo, en el espejo del labavo.

Todo lo demás, son divertimentos.

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lunes, 8 de mayo de 2006

Citas (XVIII)

Ya se lo dije.

Aquí la música es divina!
Las chicas son divinas!
Incluso la orquesta es divina!

Ven?
Ven como no tienen de qué preocuparse?

El Maestro de Ceremonias, Cabaret

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domingo, 30 de abril de 2006

El test de las cinco (VI)

You Are Creepy

Serial killers would run away from you in a flash.

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miércoles, 29 de diciembre de 2004

Cuando el Destino nos alcance

No, no voy a hablar de Soylent Green, la superlativamente malrollista película de la que tantos chistes ha sabido sacar Matt Groening para su (genial) Futurama. Eso se lo dejo a maese Spaulding, que es el que sabe de estas cosas, para cuando tenga a bien revisarla. Sigan en sintonía en su blog, por si le da la vena.

De lo que voy a hablar es del terremoto del Índico y las tsunamis que le siguieron. Podría limitarme a repetir la perorata que ya hice en su momento, pero pa' qué, si sólo pinchando en el link van a encontrar el post en cuestión. También podría (y supongo que muchos lo esperarán) poner de chupa de dómine a los responsables de los sistemas de alerta sismológica, por no dar el aviso al no estar el terremoto focalizado en su zona de vigilancia (lo siento, pero un terremoto de esa magnitud, con el epicentro a la distancia que estaba de puesto de control del arco pacífico más próximo, y lamento no haber encontrado los mapas que venían en el periódico por la red para colgarlos y demostrar lo que digo, se tuvo, por cojones, que detectar con anticipación por esos sismógrafos, y nadie se preocupó de tomar medidas para avisar a la gente). Y no voy a hacerlo porque soy consciente que no voy a ser capaz de decir nada peor de lo que ya habrán pensado ustedes, así que para qué cansar. Tampoco quiero hacer el típico post lacrimógeno oh, que pena, pobrecitos, tantos muertos y cuanta desgracia. Como ya dije en su momento, en situaciones así, donde no hay un culpable de lo que ha pasado, sino que es que, directamente, la madre Tierra ha decidido rascarse, soy incapaz de sentir pena. Rabia, vale. Por los que no avisaron. Se me encogerá el estomago con las imágenes, y con las cifras, de acuerdo. Pero no pena.

Ni siquiera miedo, a pesar de ser muy consciente de que estoy tan expuesto como ellos. No a un tsunami (el Mediterraneo es demasiado pequeño como para que se puedan producir olas de esa magnitud, lo más que puede pasar es lo que pasó la primavera pasada en Mallorca, que de pronto se encontraron con la dársena del puerto sin agua a consecuencia de un terremoto en Turquía), pero sí a que el suelo se abra bajo mis pies. La península es zona sísmica, por el estrecho de Gibraltar pasa una dorsal oceánica incipiente y aún no hace dos siglos que un terremoto con epicentro en la desembocadura del Tajo redujo a escombros Lisboa y trajo el caos a todo el poniente peninsular (sólo en España se contaron más de dos mil muertos, más todo lo que hubiese en Portugal, que se vió mucho más afectado). Cataluña en concreto, además, es zona volcánica. Volcanes muy viejos, vale, que se dan por apagados, pero cualquiera que haya estudiado un mínimo de geología sabe que un volcán nunca se muere del todo. Pero, como digo, no es algo que me de miedo. Porque es algo sobre lo que no puedo hacer nada, y es un peligro que, si no cambio de planeta (y me voy a vivir a una esfera de Dyson), me va a perseguir a todas partes, así que... si no puedo hacer nada, para qué preocuparme? Lo que sea sonará.

Lo del título viene porque, si ahora hemos tenido un seismo de nueve en la escala Richter (escala exponencial, donde cada grado supone el doble de destrucción del anterior, con referencia en diez, que supone cambio completo de orografía), dentro de poco (poco en escala geológica, claro. Pongamos una década. Dos, a lo sumo) tendrá que haber otro aproximadamente equivalente. Por el otro lado. Para liberar tensión. Hagan cuentas. Las placas tectónicas están, en primera aproximación, flotando sobre magma semilíquido. Una de ellas se ha desplomado hacia abajo, provocando una variación importante de volumen en el interior de la esfera. Como ustedes saben, que son gente leida, la capacidad de compresión de los líquidos es muy baja, y, en general, menor en cuanto mayor es la viscosidad de estos. El resultado es obvio, la presión interna del planeta ha aumentado, y eso va a tener que salir por alguna parte. Lo lógico es que salga por el otro lado, o, si aceptamos que el core interno del planeta (el Nife) es sólido, se divida en dos, tangenciales, porque el mismo efecto de desplazamiento de líquidos que ha provocado las olas mortales en la superficie se dará también en el subsuelo, solo que al ser el magma mucho más espeso el desplazamiento del impuso será mucho más lento. Una lenta tsunami de lava que irá a romper contra la corteza terrestre, en las antípodas del primer suceso, y que provocará el mismo efecto, pero al revés: En lugar de hundir una placa respecto a la de al lado, la levantá. Qué punto débil hay en la corteza terrestre, aproximadamente en las antípodas de Java? Bingo. California. La falla de San Andrés. Predigo (y si no, al tiempo), que a la península de California le queda poco antes de convertirse en una isla. Y que las Rocosas (y probablemente los Andes, de rebote) van a dar un estirón que ríase usted de los adolescentes en edad de crecimiento.

Para curarme en salud, por si acaso, y aunque no haya cruzado ninguna apuesta con nadie al respecto, admitiré que hay otra posibilidad. Más preocupante aún si cabe. Que el planeta use las "espitas de seguridad", a lo olla exprés, que le suponen los volcanes, y libere la sobrepresión por ahí. Aumento inusitado de la actividad volcánica a nivel mundial, durante algunos años, especialmente en los llamados puntos calientes, como las islas Hawaii. Echen cuentas de lo que puede suponer eso.

Y ya es tarde y no quiero ponerme a hablar de lo que puede suponer ese desplazamiento de unos seis centimetros (que, así a ojo, deben ser unas décimas de segundo) en el ángulo del eje de rotación de la tierra. Que es una barbaridad de desplazamiento. Porque ahora todas las corrientes de aire y agua caliente se van a tener que reajustar, y si teníamos ya la atmósfera loca, hasta que vuelva a llegar el equilibrio...
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