Comida china y subfusiles San Froilán

Pues fíjense que el sábado tenía yo intención de irme a Sitges a ver pelis de mucho susto y tal, que el fin de semana que viene lo mismo estoy ocupado y durante la semana curro y tampoco puedo ir, pero los de la organización son muy monos y muy simpáticos y, de todas las pelis que ponían el sábado, la única que me interesaba era la nueva de Romero, y la ponían a horarios imposibles. Así que me quedé en casita, porque además me habían convocado a una cena. Bueno, en realidad a dos, de una compañera del curro que es de Sant Sadurní y aprovechaba que era la semana del vino o no se qué historias (etílicas) para hacer la fiesta de inauguración de su casa. Pero tenía que irme hasta Sant Sadurní, y es un coñazo, que uno no gasta coche. Y esto de que Dexo nos convocase a una cena así, de sorpresa, sin ningún motivo aparente, me puso (y luego comprobé que a más gente también) la mosca detrás de la oreja. Al final no, no había ni boda ni bombo (gracias al cielo). Pero bueno, como además era previsible que se presentase cierto sevillano que lleva como dos meses viviendo en Barcelona (para compensar a la gente que nos deja) y que aún no había dado señales de vida, pues tampoco podía decir que no.

Por cierto, Adrik, si me lees, que sepas que lo que te dije que no te iba a fustigar porque tu peazo novia era la que había quedado en llamarme, pues no. Que ella tiene excusa, que alguna otra vez que subió a Barcebollas me llamó y por distintas causas (entre las que se cuenta el que soy un malqueda y un impresentable, pero también excesos de curro) ni le contesté. Shame on me. Con lo cual tiene excusa. Pero tu no tienes perdón de dios por no haberme dado ni un mal golpe de teléfono. Así que la próxima vez que te vea, te fustigaré. Mucho. Y si mientras tanto ella me fustiga a mi, mejor.




Vale, voy a por papel de vater para limpiar esto y vuelvo.




Pues eso, que nos juntamos en un chino (sin karaoke, a dios gracias, pero relleno de jevis y siniestrillos de diseño), Angua, Jamfris, Dexo y Morgan, Adrik, DD y señora, Baldeón (més feliç que un gínjol porque le han dado un Robin, y yo sigo sin ningún original suyo, cachis), Lilith (también feliz como un tornavís porque se va a Londres a ver a H. y a los dos les va muy bien en lo suyo, y yo que me alegro), Haditjé y JP Gozer, y aquí el abajofirmante. Una reunión de viejas glorias, vamos.

Y luego nos fuimos de bares, y parece mentira con el poquito alcohol que corrió (porque nos comportamos mucho, sobretodo en comparación con mi anterior fin de semana, que la resaca la tuve el lunes, no el domingo, el domingo aún iba borracho, qué peligro tiene Casta a la hora de servir copas) lo que dio de sí la noche. Porque entre que descubrimos que los jevis celebran San Froilán acaparando bares, garitos y antros, el bar jevi-espiritista (sí, fue una noche muy jevi), el uno con la vejiga tímida, el otro que se quiere follar a su gato, las discusiones sobre el metro y el metro que viene cuando no toca, las series de televisión, las videoconsolas de los cojones, el chill-out de Montjuïch, cambios de acera, algún que otro bofetón bien dao y tal y pascual, a los cuatro que quedamos nos echaron de la Ovella y entre pitos y flautas, acabamos pillando el metro casi a las cinco.

Y a ver cuando se repite, oigan.

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