Susto o muerte?

Se nos descolgaba el otro día un cura, un indocumentado que responde al nombre de Juan María Canals Casas y parece ser se gana el sueldo como técnico de la Comisión Episcopal de Liturgia (sea lo que sea eso) diciendo que, para el próximo Halloween, los niños deberían disfrazarse "de santos, no de brujas".

En este caso no es como para recurrir a uno de los clásicos de este, su blog (un clásico al que no recurro desde Enero, qué me está pasando!?), pero, si me permiten un inciso, si lo haré en función de lo dicho por el arzobispo de Bruselas, que si no reviento:

ME CAGO EN EL HIJO DE UNA PERRA SARNOSA Y CIEN MIL PADRES DISTINTOS, DESCONOCIDOS Y SIFILÍTICOS DE ANDRÉ-JOSEPH LEONARD, ARZOBISPO DE BRUSELAS-MALINAS, Y SOLIDARIAMENTE CON ÉL EN EL RESTO DE LA JERARQUÍA CATÓLICA, EN EL OBISPO DE ROMA, JOSEPH ALOIS RATZINGER, ALIAS BENEDICTO XVI, Y EN TODOS SUS MUERTOS (DE TODOS ELLOS), PUESTOS EN FILA DE A DOS, HASTA LA NOVENA GENERACIÓN.

Acabado el inciso, sigo: Decía que no es como para cagarse en sus muertos, pero sí para la llamarle capullo, anormal, ignorante y desgraciao. Primero, por, siendo miembro del consejo de brujos de la tribu, hablar del "Halloween" y no de "la fiesta de difuntos" o de "todos los santos". Las formas, tito, las formas. Lo segundo... miren, paso de volver a explicar de dónde viene la fiesta, qué significa y cómo se ha ido pervirtiendo. Lo tercero, porque igual soy yo que no veo más que lo que me interesa, pero muchos niños disfrazados no veo esos días. Y lo quinto, porque casi valdría más que se pusiera un poquito al día y que se leyera el martirologio. Porque, por una parte, todos sabemos que los zombies están de moda. Y por otra, pone como ejemplo de disfraces a santa Lucía (que le sacaron los ojos y le cortaron la cabeza), o san Francisco (que, si es el de Asís, que es el más clásico, lucía estigmas en las manos, en los pies y en el costado). Y si nos ponemos a buscar, gente degollada, descuartizada, quemada viva, despellejada, destripada... en el santoral los tenemos a patadas. Vamos, que es virtualmente imposible distinguir un disfraz de zombie promedio de un disfraz de santo promedio. Y como los zombies están de moda, pues...

Pero mira, yo, por mi parte, me da que este año le voy a dar la razón. No tanto en lo de disfrazarme (más que nada, porque siendo de natural siniestro sólo necesito escoger con un poco de cuidado mi ropa habitual, ejem), sino en lo de consagrar la noche a un santo varón. Concretamente, a san Genarín. Ejem.