viernes, 18 de febrero de 2005

Asociaciones de ideas (o qué diría Freud de esto)

Hoy he recuperado, por medios de los que no estaré aquí no sea que Teddy Bautista y Sus Alegres Mariachis de la SGAE, en uno de estos prontos democráticos y redistributivos de riqueza que les dan estén espiando blogs ajenos con intenciones posiblemente legales, pero desde cualquier punto de vista objetivo aviesas e inmorales, una canción que tenía medio olvidada en las brumas de mi niñez, salida desde los singles que guardaban mis padres junto al viejo tocadiscos que funcionaba cuando le daba la gana. El Soy Rebelde de Jeannette. Ya saben, el viejo procedimiento, un ataque de nostalgia tonto que te lleva a buscar una canción que hace años que no escuchas. Y, como una cosa lleva a la otra, cuando le di a la hija de asno y yegua o de caballo y burra, casi siempre estéril, que coloquialmente en la Argentina y el Uruguay significa mentira, en Cuba hombre homosexual y en Ecuador contrabandista de drogas en pequeñas cantidades (RAE dixit) la orden de que me buscase canciones de Jeannette para encontrar esta, en la lista me salió otra que, si bien no está asociada a ningún momento en particular de mi vida (lo cierto es que la debí oír por primera vez hace tres o cuatro años) me encantó desde el primer momento en que la oí.

Hablo de Porque te vas, también de Jeannette. O de Picnic, no estoy seguro si cuando se hizo la canción la inglesita ya volaba sola (hacia el abismo del olvido y la nada) o no. En cualquier caso, eso es irrelevante. Desde aquí se la recomiendo. Soy rebelde también, pero menos, ya les digo que es algo muy ligado a mi historia personal, y oír cantar lo de “yo/soy rebelde porque el mundo me ha hecho así” a una vocecita tan infantil y tan dulce, a estas alturas del curso y estando el patio como está, puede provocar incluso hilaridad.

Volvamos al tema. Porqué te vas es una canción que se hizo, no se si decir famosa o popular o simplemente que ganó prestigio, al salir en la banda sonora de Cría cuervos, si no me falla la memoria de ese gran director de cine que es Carlos Saura, que películas buenas, lo que se dice buenas, en su haber, tiene, en mi opinión, la pasmosa cantidad de entre una y ninguna (Ay, Carmela tenía momentos geniales, vale, pero tenía trozos también que...), lo cual ya es más de lo que pueden decir muchos que van de grandes maestros del séptimo arte.

Lo de la asociación de ideas del título viene porque, cada vez que oigo la canción, y entre más la oigo más, estoy convencido que más que para una peli de Saura sería la banda sonora ideal para una de Tim Burton. Porque es una canción triste (tampoco DEMASIADO triste, no es un tango arrabalero o un bolero descarnado que digamos, pero triste), pero tiene un punto, sobretodo en esas trompetas que van marcando el devenir de la canción, casi diría que circense. A la vez que fúnebre.

Y hoy, mientras iba en el metro escuchándola, aún a medio despertar y con el piloto automático encendido, me iban atacando a la mente imágenes en blanco y negro y granulosas de la niñita mona vestida con el uniforme demodé de un colegio privado (faldita tableada, jersey a cuadros, rebequita, calcetines altos) desconsolada porque la han dejado (el proto-novio? El papá? El compañero de juegos? La canción no da pistas al respecto), paseando por un circo viejo y deshecho, en mitad de un campo lleno de cráteres de un bombardeo, con una estación de tren vacía y medio en ruinas al fondo. Con todo cubierto de polvo y telarañas, y la lona, a grandes rayas blancas y negras, rota, con sietes entre los que juegan las moscas. En un dia frío, de invierno, con el cielo claro como el cristal y sin una nube. Y, viéndola pasar, los payasos, Augustos demacrados enfermos terminales de sí mismos, y las fieras, enjauladas, escuálidas, a punto de morir de inanición, con el pelaje sin brillo y lleno de calvas colgado inerme sobre los huesos. Al fondo, los restos de un elefante muerto hace tiempo, con las costillas al aire por efecto de la putrefacción y los depredadores, y, en lo alto, un trapecio roto, colgando de sólo una de las cuerdas, balanceándose en solitario de un lado al otro de la carpa. En las esquinas, manchas de humedad y orines, y perros callejeros dormitando. Al fondo, en la lejanía, la silueta de una ciudad medio en ruinas, abandonada apresuradamente por los mismos que dejaron a la niña sola junto a la estación, cantando la canción. Y, en el foso de la orquesta, los integrantes de esta, vestidos con el uniforme del cuerpo de húsares, tocando maquinalmente, como autómatas, como los soldados fantasma del videoclip del Lullaby de The Cure...

Y la trompeta no dejaba de sonar.

4 comentarios:

Urui dijo...

Esas canciones ("por qué te vas" y "soy rebelde") nunca las he escuchado enteras pero las conozco de oir trocitos por la tele. Creía que eran versiones de otras canciones.

Ahora que tengo el nombre de la cantante, las buscaré a ver.

Anónimo dijo...

Cada vez que oigo la de "Soy rebelde" me acuerdo de esa peli sobre las vicisitudes que tienen que pasar ciertos elementos, bastante diferentes entre sí, por culpa de un p******o anillo.

Anónimo dijo...

"Por qué te vas" es preciosa...
Es una de mis canciones favoritas de siempre...
Por tener, tengo hasta el cover (que al parecer está mal dicho decir "versión" hoy en dia) de la Oreja de Van Gogh con Perales de esa canción...
Ju

Ghanima Atreides dijo...

Joé, y una canción que habla de eso la cantaba una niña??? Cristo!
La buscaré, a ver si no me entran ganas de pegarme un tiro cuando la escuche.

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