sábado, 2 de agosto de 2008

Pelotón de fusilamiento (LII)

Rouco necesitaba quedar bien con Zapatero. Porque quiere quedar bien con el Papa. Tiene que organizarle un baño de masas para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud. Durante su encuentro de hoy, el presidente del Gobierno le ha pedido “respeto” y ni siquiera ha salido a recibirle a las puertas de la Moncloa. Realmente se ha hecho el duro. Lástima que la Iglesia nunca haya estado tan contenta con lo que recauda del Estado como en los últimos tiempos. Y una pena que haya farmacéuticos católicos que no venden preservativos porque va en contra de sus principios, obviando que además de evitar embarazos no deseados estos profilácticos son el único método para evitar enfermedades indeseables.

El Gobierno de Zapatero no va a hacer nada para acabar con esa anomalía. La regularización de la objeción de conciencia prometida en su programa electoral se limitará a hacer algo, algún día remoto, para controlar que los médicos que se niegan a practicar abortos en la Sanidad pública lo hagan después en la privada. Hasta que no lo vea, no lo creeré. Aunque siempre hay sorpresas. El Gobierno iraní promocionaba hace meses en el metro de Teherán el uso del preservativo para combatir el sida. Quizá a la reunión de esta mañana también tendría que haber asistido el ministro de Sanidad. Y, además de haber pedido respeto a Rouco, deberían haberle exigido vergüenza.

Original de Magda Bandera en Escolar.

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