Como seguramente se habrán enterado ustedes, durante el día de ayer el Estado (concretamente la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, dependiente del Ministerio de Hacienda)
se ha visto obligado a intervenir seguros Mercurio al detectar que sus activos eran menores que sus compromisos de pago. En román paladino, y si no he entendido mal, que la compañía valía menos que lo que tenía que pagar en breve. En román paladino también, que para proteger a los asegurados por esa compañía se va a tener que poner dinero del erario público. Es decir, de todos.
Por supuesto, los que en su día se aseguraron en Mercurio no tienen culpa de nada, y bien está que ante la quiebra de una compañía de este tipo los clientes sigan estando protegidos. Entre otras cosas, para eso es lo que está el Estado, y para eso es para lo que existe un fondo de garantías.
El chiste viene cuando te das cuenta de que esa compañía es (era) propiedad de don
Gerardo Díaz Ferrán. Sí, el mismo que era propietario de la también quebrada Air Comet, y que no pagaba ni a sus trabajadores ni las cotizaciones de la seguridad social. Es decir, el que le debe al Estado (léase a todos nosotros) 20 millones de euros en impuestos, más los cerca de seis que costó llevar a quienes ya habían comprado un billete (que siguió vendiendo cuando ya había dejado de fletar vuelos), más los sueldos de un montón de trabajadores de la compañía (a quienes para más INRI ni siquiera ha despedido, por lo que TAMPOCO pueden cobrar el paro). Y quien además es propietario de Viajes Marsans, empresa que, según todos los indicios está a tantito así de entrar también en pérdidas.
El chiste se vuelve humor negro cuando uno recuerda que el
señor (nótense las cursivas)
Díaz Ferrán es presidente de la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales), que, visto lo visto, debería pasar a llamarse CEQE (Confederación Española de Quiebras Empresariales). Es decir, que este señor es el jefe de los empresarios españoles. Y es quien se sienta en la mesa de la negociación colectiva al respecto de las medidas económicas y laborales a aplicar en la crisis. De hecho, fue el que se levantó de la anterior mesa, enviándola al garete. Ese. Un
empresario incapaz de mantener a flote sus propias empresas, un
libegal que obliga a que sea papá Estado quien cubra sus pufos.
Y la cosa se vuelve directamente SINIESTRA cuando uno se entera de que esa empresa ruinosa que ahora vamos a tener que pagar entre todos porque su presidente es un perfecto inepto (o un malnacido que se ha forrado el riñón a base de arruinar sus empresas, a sus empleados y al conjunto de la ciudadanía española, lo que sea primero y sin que ambas cosas sean incompatibles),
sin embargo,
tenía dinero de sobras como para regalárselo a Fundescam. Sí, esa fundación del PP que se dedicaba a pagar las campañas electorales de doña
Esperanza Aguirre Gil de Biedma, la presidenta antisistema (inciso: qué hubiera pasado si el Molt Honorable President de la Generalitat de Catalunya o el Lehendakari hubiesen hecho o dicho
la mitad de lo que ha hecho o hecho la marquesa consorte? Alguien duda de que a estas alturas habrían tanques en la calle?). Sí, esa gran
libegal que no ha visto la educación ni en los libros y a quien
Díaz Ferrán (nótese que ya no me molesto en llamarlo señor, ni siquiera en cursivas) calificó como "cojonuda".
Y qué se puede hacer ante un caso así? Pues miren, a mi sólo se me ocurre una cosa. Han visto ustedes
Un hombre llamado caballo?
En la foto no se ve bien, pero si no recuerdo mal está colgado de los pezones. Con ganchos que atraviesan el pectoral. Háganse una idea.Pues algo así. Pero en la plaza pública. Y azotarle con varas de avellano verde hasta que se vea hueso. Y luego cicatrizarle las heridas con vinagre. Y volver a empezar.
Sí, ya se que soy demasiado buena gente y que ante gentuza de esta calaña habría que, como poco, ser mínimamente cruel, pero qué le vamos a hacer...
Los chistes (reir por no llorar, pero en fin) son todos de Los Calvitos