domingo, 21 de agosto de 2005

Acojonanting

A estas alturas del curso, supongo que estarán ustedes familiarizados con que, a la entrada de muchos comercios, en especial los de restauración (bares, cafeterías, restaurantes de menú...), se encuentre un cartelito, medio enterrado entre la publicidad de ese mejunje infecto, solo bebible una vez ha sido rebajado con cantidades ingentes de ron, que es la Coca-Cola, los carteles anunciando las fiestas del barrio, los que avisan del partido de fútbol del equipo de tercera regional del mismo y los de publicidad institucional, se encuentren otros, habitualmente manuscritos y con multitud de faltas de ortografía (que parece ser que, para pasmo de más de un filólogo y opinador de todo a cien, ya existían antes de la LOGSE, el ordenador y los mensajes cortos de móvil), avisando de que en el local se prohíbe la venta ambulante. Por Barcebollas, al menos, son habituales, e incluso existen asociaciones de comerciantes que los han hecho en serie para todos sus asociados, con el mensaje de marras en tropocientos idiomas y tropocientos-menos-cinco alfabetos distintos.

Por otra parte, supongo que también estarán al tanto de que, de un tiempo a esta parte, se han multiplicado los robos a establecimientos de lujo (joyerías y peleterías, principalmente) y a farmacias. Y digo robos, y no atracos, porque es más usual, por lo que dicen las noticias, que los ladrones entren cuando no hay nadie en el local (lógicamente, mediante el más que expeditivo método de reventar la puerta, o incluso el del alunizaje, ya saben, estrellar un coche contra las lunas del escaparate del local...), y no tanto el clásico atraco de media en la cabeza y manos arriba esto es un atraco. Es que todo se pierde, oigan.

Bien. Situación. Viernes pasado, volviendo del trabajo, me duele la cabeza y decido pasar por una farmacia a comprar aspirinas, que se que no tengo en casa. Farmacia que se haya junto a la Maternidad, en Barcebollas. Zona bastante pija. Osea. Persiana metálica bajada. Supongo que están de vacaciones. Veo en el escaparate unos papeles pegados, y me imagino que los han puesto indicando que se van de vacaciones, cuándo volverán y cuales son las farmacias próximas que mantienen el servicio. Por curiosidad (tengo localizadas otras farmacias en el camino) me acerco a mirarlo. Que nunca se sabe. Y me encuentro con lo de la foto:



Igual no se ve bien, que lo saqué con la cámara del movil y la definición es baja. Transcribo:

Señores ladrones:

En esta farmacia ya han entrado a robar otras veces. Ahora ya no dejamos dinero, ni siquiera el cambio de caja.

Muchas gracias!!


Y lo mismo (aproximadamente) en inglés y en algo que imagino debe ser rumano (por eliminación, parece claro que es una lengua latina, pero me resulta totalmente extraña).

Y me anulo, me atribulo y mi horror no disimulo ante la educación, la savoir faire y la finezza de los encargados de la farmacia. No, si al final tendré que darle la razón a los de derechas y reconocer que cómo se nota quién ha estudiado en colegio de pago y quién no...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Pero que les das chaval que los tienes tan loquitos?

Sota dijo...

Pues ni flowers, porque el blog tampoco tiene TANTAS visitas como para 12 mensajes de spam en una noche...

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