martes, 23 de agosto de 2005

Cristalitos machacaos

El viernes por la noche se me rompieron las gafas. Nada de particular, son esas cosas que nos pasan de vez en cuando a los que llevamos gafas. Se cayeron al suelo, y el cristal derecho se partió en tres tristes trozos trastabillando en un trigal. Como sea que hago ver que trabajo delante de un ordenador, y que ese invento del Maligno que es el aire acondicionado me reseca los ojos cosa mala, rápidamente me di cuenta de la necesidad de unas gafas nuevas. Más que nada, porque sin ellas no iba a ver lo que escribía, y si llevaba las lentillas todo el día en esas condiciones se me iban a caer los ojos. Así que el sábado, tan feliz y contento como se pueden imaginar, me dispuse a buscar alguna óptica de esas que te hacen los cristales en media o una hora.

Primera parada: General Óptica. Donde me las hice, y donde, en tiempos, te reponían los cristales en un pispás. Pues ya no. Los laboratorios de fabricación han desaparecido de las tiendas, y, entregando las gafas el sábado, con suerte para el jueves por la noche podrían estar. Y si no, el viernes. Y que como el cristal estaba roto, pero se aguantaba en la montura, pues que como mucho me tomaban las medidas y que las siguiese llevando así. Obviamente cogí las gafas y me fui.

Segunda parada, Multiópticas. Tres cuartos de lo mismo. Que es algo que entendería en una óptica pequeña, independiente, de barrio, que más que ópticas son despachos de gafas donde, con suerte, te gradúan la vista, pero estoy hablando de sucursales relativamente grandes de grandes cadenas del negocio. Pues nada, el servicio al cliente (porque para alguien miope como un topo como yo, las gafas son un artículo vital, y el estar una semana sin ellas supone un descalabro importante), cero.

Tercera parada, Carrefour. De mis tiempos de currito allí, me parecía recordar que tenían una óptica con laboratorio de las que prometen los cristales en una hora. Bien, esa óptica ha desaparecido, o, mejor dicho, se han reconvertido en oficinas de Alain Affelou (sí, el gabachico medio agilipollao que anuncia las Txin-Txin por la tele). Obviamente, rien de rien.

Cuarta parada: Ya con la mosca detrás de la oreja, decido ir al Gran Monstruo: Grand Optical, megatiendas (también gabachas) de gafas donde prometen tenerte los cristales en una hora. Y aquí está el quid. Porque en los primeros casos se trata (me imagino) de que algún cerebro pensante ha considerado que la posibilidad de tener las gafas arregladas en poco tiempo no compensa a los clientes (cosa que, como cliente, encuentro un grave error), y en el tercero, supongo que ha sido un acuerdo entre empresas. Pero lo de Grand Optical lo encontré más grave. Comencemos:

Voy al centro de La Maquinista, que me queda (relativamente) cerca de casa. Rápidamente me atienden, y lo primero que me dice la chica cuando le planteo mi problema es que por qué no aprovecho para graduarme la vista y hacerme unas gafas nuevas. No, querida, lo que me interesa en este momento es arreglar el cristal. Como llevo cristales de los que con el sol se oscurecen, pues según ella habría que cambiar los dos, porque si no se oscurecerían distinto. No, querida, hace muchos años que llevo cristales de este tipo y eso se soluciona en una mañana de exposición al sol. Bueno, voy a ver si tenemos cristales. Uy, no, tenemos que pedirlos a otra tienda, nos los tendrán el lunes, el martes tendrás las gafas. Imposible, las necesito el lunes a primera hora de la mañana, dime cual es la otra tienda y ya me desplazo yo hasta allí (suponiendo que no sea una de las francesas o una de las de Madrid, claro). Hombre, pero si te las podemos tener el martes, piensa que si se tuviese que fabricar el cristal tardaría diez días. Las necesito el lunes, mira, ponme cristales blancos. Orgánicos, no? No, minerales, orgánicos me cuesta más uno que los dos minerales, y nunca les he encontrado la ventaja. Uy, espera a ver si tenemos… pues no, de tu graduación no hay, tendrías que esperar al lunes por la tarde. Imposible, las necesito el lunes a primera hora. Y por qué no aprovechas para graduarte la vista y hacerte unas gafas nuevas? Señorita, no quiero unas gafas nuevas, quiero cambiar este cristal roto y lo quiero en la hora que ustedes anuncian.

Resumiendo, que como recordaba que tenían otro centro en Plaza Cataluña (y no recordaba ninguna otra óptica que hiciese cambios rápidos de cristales), cogí el tren y me fui p’allá. Y qué cambio, oigan. Aquí no tenemos los cristales, pero en la tienda de Glorias sí. Sabes dónde queda? Metro hasta Glorias (que se me podía haber acordado antes que tenían otra tienda allí, pena de tiempo perdido), llego, explico, va a mirar si realmente tienen el cristal y la chica vuelve riéndose diciendo que han llamado de la tienda de Cataluña y que ya me lo estaban fabricando. Una hora de reloj.

Ante lo que me pregunto… Qué buscaba, la chica de la tienda de la Maquinista, que hiciese el máximo gasto posible? Pues bonita, lo siento, igual hay quien pica, pero la técnica era excesivamente burda. Con eso lo único que has logrado es perder a un posible cliente por la mala atención. Atención que en las otras dos tiendas fue impecable (bueno, impecable impecable… también es verdad que las gafas me las devolvieron mal calibradas, que ya tiene delito la cosa, pero al menos ya tengo los dos cristales…)

6 comentarios:

Sota dijo...

Hostias, es verdad! Tu legítima curra en una óptica! Imperdonable mi descuido... Pensar que podría haber aprovechado para arreglarme las gafas y de paso levantártela...

MasterJ dijo...

Y habiendo trabajado alli pasar por Carrefour... sabiendo lo que es eso...
ains

Sota dijo...

Norda, no es cuestión de que fuese inútil, es cuestión de que estaba desesperadita por vender. Lo de que me las diesen mal calibradas mira, un error lo tiene cualquiera y a tí te encontré en la calle.

MasterJ, alimentación te aseguro que no compraré en Carrefour así me vaya la vida en ello. Pero lo de las gafas... mira, estaba desesperado, qué pasa!

Anónimo dijo...

Pues si, imperdonable descuido... yo no las hubiera arreglado para el sabado pq no tenemos taller propio (aun) pero hubieras disfrutado un ratito de mi compañia

Anónimo dijo...

Hola yo vivo en un antiguo pueblo, ahora modernizado y convertido en ciudad dormitorio de la capital, por eso, quizás, al comentar a Gatopardo, escribí "otros tiempos".Perdona sí te molestó al leerlo.

Por otro lado siento tu odisea tras un cristal, suele pasar en este país prima la publicidad engañosa.

Un saludo

Sota dijo...

No, mujer, qué me iba a molestar... Sólo lo decía porque me consta que historias como las de esa mujer todavía existen. Bueno, lo del final quizá sea un poco exagerado.

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