domingo, 28 de agosto de 2005

Agricultura-ficción (II)

Estábamos con el fastuoso mundo de las naves vivientes/orgánicas. Tema poco explorado, comparativamente, pero como les digo, francamente muy interesante. Ejemplos hay pocos. Las naves eslyzoides que creo Claremont para la Patrulla X en su saga del Nido eran una especie de ballenas estelares parasitadas por los malos malosos esos, que llegaron al punto de convertir al Maestro Cantor (el macho alfa, para entendernos) en su mundo-trono, poniéndolo a orbitar alrededor de un sol (ahí te luciste, Chris). Un principio similar siguen los Leviatanes de Farscape, solo que en este caso el aspecto es mucho menos “orgánico” (hasta el punto de tener paneles de navegación, torpedos y lanzaderas de aterrizaje!), y donde se permitieron la sobrada de crear otra especie simbiótica que les hacía de piloto. Lo cual, así en frío, no suena mal, si no fuese porque los Leviatanes viven en el vacío interplanetario y los Pilotos son una especie de superficie planetaria, con lo que difícilmente se pueda crear una relación de simbiosis entre ambas. Para ver más ejemplos nos tenemos que ir hasta Babilón 5, donde nos encontramos con las naves Vorlon y de las Sombras, que no son animalitos usados como transportes, sino seres creados ad hoc a base de ingeniería genética, y que, en el caso de las Sombras, al menos, requerían de un cerebro con capacidades telepáticas para poder funcionar. Las naves Nimbari de última generación (Estrellas Blancas) no eran seres vivos, pero sí eran orgánicas, creadas a partir de tecnología Vorlon. Y, forzando el término, podríamos incluir a los Cylon-nave de la nueva versión de Galáctica, pero aquí ya hablo por referencias. Naves como el Transporte, la nave de 2001 (o mejor dicho, su ordenador central) o la Nave de Factor X son conscientes, pero no están “vivas”, la nave-Box de Alpha Flight era una especie de simbionte máquina-humano, pero la nave en sí no era más que un montón de metal. Y la Arcadia ni era inteligente ni estaba viva, pero tenía alma (ya dije que era una paja mental semi-mística).

El título del post, lo de la agricultura-ficción lógicamente, venía por aquí, porque a uno, que tiene una mentalidad un tanto enfermiza, el concepto de naves vivientes creadas por biotecnología le hacía venir a la cabeza la imagen de un campo de cultivo donde se alternasen periodos de patatas, periodos de cruceros estelares y periodos en barbecho.

Como ya he dicho, desde el punto de vista de la construcción de las naves esta es la solución que encuentro más lógica. El crecimiento de una nave de este tipo consumiría una gran cantidad de recursos, pero serían recursos mucho más fácilmente recuperables (sólo habría que esperar a que las naves viejas se pudrieran y retornasen a circulación sus componentes), y además se podrían usar los propios desperdicios de la civilización como abono de las mismas (con lo que, de rebote, se solucionaría otro problema). El problema sigue siendo el energético. Una nave orgánica, se supone que viva en mayor o menor grado, porque la gracia es que se autopropulsen y generen la energía necesaria para el soporte vital de los pasajeros y el funcionamiento de las armas (una carabela también era una nave orgánica, pero como si fuera mineral... bueno, no, que a los minerales la broma no les afecta), necesitaría un suministro más o menos constante de energía en forma de materia orgánica (a estos sí que sería imposible enchufarlos al cargador del móvil).

Cuando hablamos de las ballenas eslyzoides o de los Leviatanes, el asunto es simple: Desde el momento en que aceptamos la existencia de ese tipo de animales, hemos de aceptar que en el espacio profundo existe algún tipo de krill que les permite subsistir en condiciones normales y, análogamente, también cuando están domesticados. En el segundo caso, además, se dejó claro en la serie que son animales vivíparos, así que no requerirían tomar tierra en ningún momento. Serían, pues, bichos totalmente análogos a las ballenas marinas. Pero ah migo, qué es lo que comen las naves de Babylon 5? Las naves Vorlon tienen una especie de “pétalos” brillantes en lo que vendría a ser el castillo de popa que hacen pensar que puedan ser fotosintéticas o algo similar (el que fuesen vegetales encajaría con el que necesitasen de un “cerebro” externo), pero las Sombras no tienen nada por el estilo, y las Estrellas Blancas son sólo medio orgánicas.

Y ustedes me dirán: Es entonces, según este capullo, imposible la exploración y colonización a gran escala del espacio? Bien, conste que yo no estoy hablando de la realidad, sino de aplicar principios pseudo-científicos muy generales a la ciencia-ficción ramplona, así que todo es posible. Pero hay una saga de CF que, pese a no gustarme, parte de un principio que, sobre el papel, es viable: Stargate, que basa sus viajes estelares en agujeros de gusano controlados. Tiene el problema energético, también, y que además hay que llegar a los sitios donde instalar una puerta antes de tener la puerta, pero esto último se podría hacer mediante flotas relativamente pequeñas que sí serían viables.

Y luego, claro, está el Tardis...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

te has dejado una de las naves organicas que más me gustan! los mon calamari. Estan hechas de material organico o semiorganico... aunque nunca te aclaran si estan vivas... parece que no... pero sin duda sus comandantes tienen una relación muy profunda con ellas.
http://wso.williams.edu/~rfoxwell/starwars/ships/Cruiser.htm

Anónimo dijo...

este... reclamo la autoria de lo anterior.
que marginados estamos los sin blog XD

Anónimo dijo...

Creo recordar que lo que usan los eslyzoides como mundo trono es el cadaver del último Maestro Cantor, quizá por eso lo pusieron en una orbita estable alrededor de una estrella para evitar que una trayectoria de deriva les trajese problemas.

¿Que hay del sistema que usaba la nave de Horizonte Final?, ya se que no les llevo precisamente a un buen sitio pero...

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