Excomunión

Amaga (sin dar, que con las cosas de comer no se juega) el señor Juan Antonio Martínez Camino, jesuíta rebotao, obispo auxiliar de Madrid y secretario general de la Conferencia Episcopal Española, con aplicar la excomunión a aquellos "cuya colaboración directa haya sido necesaria para la ejecución de un aborto". Y dado que lo dice en un contexto en el que hablaba de las obligaciones morales de los políticos católicos, es fácilmente deducible que no se refería a los profesionales médicos que asistieran a la interrupción del embarazo, sino precisamente a dichos políticos.

Observación uno: Dado que no soy mujer (y por tanto no me puedo quedar embarazado), que por carácter y convicciones nunca sería capaz de obligar a una mujer embarazada a abortar (tampoco a no hacerlo), que no soy obstetra ni enfermero, y que no me dedico a la política y por tanto no puedo legislar al respecto... Qué debo hacer para que se me haga extensible dicha pena de excomunión? Lo digo porque entre lo difícil que ponen el conseguir la apostasía, y que no tiene uno la economía ni la salud como para pasarse cuarenta días y cuarenta noches bajo las cataratas del Tefé, pues va a ser lo más rápido, limpio y barato para todos...

Observación dos: Por supuesto, el ciudadano Martínez Camino tiene todo el derecho del mundo a hacer observaciones sobre política (y un comentario dirigido a los legisladores respecto al sentido que deben tener determinadas leyes ES una observación política, y lo demás cuentos) y a comunicárselas a quien quiera oírlas. No seré yo quien se lo niegue. Pero en el momento en que las hace, pierde totalmente el derecho a que no se las contesten y se pongan las cosas en su sitio. Y esto va por la

Observación tres: Este tío es tonto. De baba. Por no decir que es subnormal profundo. Pero en qué año (o qué siglo) se cree que vive para considerar que amenazar a alguien con la excomunión va a servir para reforzar sus argumentos? Por los clavos de Cristo, Martínez, que ya somos todos mayorcitos como para venir a asustarnos con el coco! Por no hablar del completo desprecio que hace de todo el sistema democrático, y ahí está la cosa: que este señor, en tanto que representante de la Conferencia Episcopal, está exigiendo a los legisladores que legislen en función de las creencias de un grupo concreto y reducido (MUY reducido) de los ciudadanos. Igual el problema no es de fechas, sino de localización, y aquí el amigo se cree que está en una teocracia. Que pruebe en Arabia Saudí, a ver.

Pero vamos, nada nuevo bajo el sol.