domingo, 26 de septiembre de 2004

Fuego en el cielo

Vengo de ver el Piromusical (1) de la Mercè de este año, que, al coincidir además con la clausura del Fórum (2) lo han querido hacer especial y wonderfouloso y se han gastado una pasta gansa (3). Y bueno...

Lo mio es criticar salvajemente, nunca lo he negado, así que empezaré, con su permiso, con el raje indiscriminado y la puñalada trapera. Lo de hacerlo en la playa, tirando los cohetes desde barcos y tal, a primera vista parece una buena idea, y sin duda hubiese quedado espectacular... para los fuegos de Badalona. O de cualquier otra ciudad con costa. Pero es que en Barcebollas lo tradicional-de-toda-la-vida es que esto se hiciese en Montjuïch, y, sinceramente, la playa de noche no tiene punto de comparación, como escenario, con el Palau Nacional y los pabellones de la Exposición Universal del 27, y, sobretodo, faltaba esa maravillosa Font Màgica, con sus coreografías de agua de colores dando el toque final y haciendo de hilo conductor entre racha de cohetes y racha de cohetes, que uno acababa con el cuello tonto de subir y bajar la cabeza para mirar una cosa y otra. Ya otros años han hecho el intento de cambiarlo a otros sitios donde, en principio, cabría más gente y se podría ver mejor que en la Avenida de Maria Cristina y la Plaza de España, y no ha acabado de funcionar, pero nada, el ayuntamiento erre que erre. Que cuando algo funciona es mejor no tocarlo, señores...

Por otra parte, la costa, en Barcebollas, es básicamente cóncava, lo cual daría una visibilidad excelente desde cualquier punto de la playa (al menos, desde el espigón del Puerto Olímpico hacia arriba, que es donde se concentró la gente). Es cóncava, insisto, excepto en un punto. El delta del Besós, que, pese a ser un delta de chichinabo, es, lógicamente, convexo. Y el Fórum está en el delta del Besós. Y lo han montado para que se viera potito desde el Fórum. Y los que no hemos pagado la entrada para verlo desde allí, no teníamos visibilidad completa. Tampoco es que esto sea tan grave, porque al fin y al cabo la cosa era, para que se hagan una idea, como si juntaran, en formación, diez o doce castillos de fuegos, totalmente (dentro de lo que cabe) coordinados entre sí, de forma que aunque no lo vieses todo, lo que veias seguía siendo bonito. Pero menos, claro.

Más preocupante es que nadie en la organización se hubiese mirado un mapa de fases lunares antes de montar el invento. Porque hoy la Luna está casi llena, y a la hora de los fuegos, la teníamos como a unos cuarenta grados sobre el horizonte. Y el cielo sin una nube. Vamos, que se veían los fuegos con una preciosa luna lunera cascabelera por detrás, y eso, quieras que no, desluce. Y más aún desluce el hecho de que no se apagasen las luces del paseo que quedaba por detrás de los que estábamos en las playas (que éramos la gran mayoría). Vale que se pueden aducir motivos de seguridad, pero en la Plaza España bien que las apagan, y en cualquier exhibición de fuegos de artificio en cualquier parte. Porque lo bonito de estas cosas es verlas en un sitio tan oscuro como sea posible, y verte iluminado sólo por el fuego en el cielo.

Para acabar con el debe del asunto, hay una cosa que por una parte han hecho muy bien, pero por la otra ha quedado muy mal. A ver, cuando publicitaron el evento decía que los cohetes iban a ir muy alto, y tal. Debe ser verdad, porque los barcos no estaban especialmente lejos de la costa y el impass entre que se veían las explosiones y que te llegaba el sonido y la onda expansiva era del orden de un segundo. Vamos, que explotaban LEJOS, y eso significa que subían alto. Digo que por una parte estaba bien, porque los barcos estaban lo suficientemente alejados de la costa para que, en caso de accidente, este no pudiese llegar a afectar a los que estabamos viendo el espectaculo, que todos los años hay que lamentar una desgracia en este sentido en algún lugar de la Piel de Toro. El problema estaba en la perspectiva. Porque, aunque subiesen muy alto, realmente no lo parecía. No hace el mismo efecto ver una palmera a diez grados de la vertical que a veinticinco. Y se veían unos fuegos bajos, y eso suponía un problema de visibilidad añadido para quienes no estábamos en la primera fila.

Pero han sido bonitos. MUY bonitos. Esto lo dice alguien que, respetando y comprendiendo la aversión que mucha gente mayor tiene por los fuegos artificiales (4), los adora. Me encantan. Me fascinan. Aún conociendo la técnica, me siguen pareciendo magia. No soy, pues, imparcial. Pero a la derecha tenía a dos italianas que sólo sabían decir bellissimo... bellissimo. Y a la izquierda, un señor con un niño que no debía tener más de dos años y que babeaba con la vista fija en el cielo. Eso, para mí, vale algo. Y la prueba del nueve: El espectáculo duró 25 minutos de reloj. Y el comentario unánime cuando la voz indicó por megafonía que se había acabado y que nos convocaban dentro de tres años al Forum de Monterrey fue ya está? Que se nos hizo corto.

Así que, con todas las pegas que he dicho (y algunas que se me han quedado en el tintero), y sin que sirva de precedente... señor Clos, chapeu. Y ovación y vuelta al ruedo para los técnicos en pirotecnia que lo han hecho posible.

(1).- Grandilocuente nombre, que desgraciadamente ha creado escuela, de tal forma que a dia de hoy a cualquier espectáculo de este tipo se le llama piromusical, incluso cuando la música brilla por su ausencia o simplemente no se escucha porque suena a menos decibelios que los petardos, dado por el Excelentisimo -no es peloteo, es el título que tiene...- Ayuntamiento de Barcelona a los fuegos artificales de final de fiesta. Se llama así porque se supone que los fuegos van coordinados con musica escogida a tal efecto, creando un bonito espectáculo de luz, color, sonido y, tradicionalmente, agua, porque se hacían con la Font Màgica de Montjuïch (que es una PUTA MARAVILLA) en primer plano.

(2).- No, la editorial de comics no. Esa se clausura a final de año, cuando los derechos de Marvel reviertan a Pannini y el Mundillo Se Hunda.

(3).- 800000 lerdos, si no me falla la memoria. Que es un pastón como un piano, no nos engañemos...

(4).- Citando a doña Ana María Matute, me recuerdan a los bombardeos de la Guerra Civil. Eso es una fobia perfectamente comprensible, y totalmente respetable. Pero ojalá todos los bombardeos fuesen de este tipo, que quiere que le diga...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo los fuegos los tengo que ver de lejos, si no, me asusto tanto que no lo puedo apreciar. O al menos eso me pasa aquí, que siempre se las arreglan para pegarle fuego al monte que hay cerca.

Se hacen todos los años, pero con música y agua creo que nunca lo hecho en Valladolid.

Urui.

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