Diez negritos

No se si en otras ciudades de las Españas todas y parte del extranjero está pasando o no , pero en Barcebollas, esta ciudad que, según algunos, es una puta de lujo (yo, que la he vivido, la he querido y la he sufrido desde siempre, más bien diría que una puta barata: hermosa, exhuberante, la mejor en su trabajo y en ocasiones tierna y entrañable, como la Clara de Bernet, pero barata al fin y al cabo) lo tengo constatado.

Están desapareciendo.

Uno a uno, como si fuese una novela de Agatha Christie.

Hace unos años, pocos, en el mismo recorrido de casa al metro que hago ahora me cruzaba con dos o tres. Ahora sólo puedo contar con uno. O dar un rodeo. Y en el metro, prácticamente en todas las estaciones había uno, si no dentro de la propia estación, al menos fuera, a la puerta. Ahora, haga la combinación que haga (y eso implica como mínimo un transbordo, con lo que son tres estaciones que veo, y la de en medio puede variar), nada. Y muchos de los que había por las calles o han desaparecido, o ya te van avisando de que van a hacerlo. Y de los que quedan, es bastante común encontrarte con que no tienen el material que andas buscando. Cualquier otra mierda sí, pero lo que te pide el cuerpo, no. Claro que eso muchas veces no es tanto culpa suya como de sus distribuidores, que están un poco p'allá.

Yo entiendo que es un trabajo tremendamente esclavo, medio a la intemperie y todo lo que quieran, pero hay gente trabajando en cosas mucho peores, las mismas o más horas, y que no creo que a fin de mes se embuchaque más dinero. Y es curioso, porque es un gremio en el que se ven muy pocos inmigrantes, que son precisamente los que están cogiendo todos los trabajos más putas y peor pagados. Pero nada, aquí no están entrando.

Y coño, que jode mucho no poder empezar el día dándole un poco de marcha al cuerpo porque no encuentras quién te pase el material, que a ver quién aguanta una horita de metro en hora punta de buena mañana sin algo que te evada. Que luego vas todo el día zombi y de mal humor. Y que jode mucho no poder tener uno de confianza a quien puedas encargar cositas especiales, o que te guarde aquello de lo que sabe que eres un habitual.

Es una putada.

Y, para mi, un misterio.

De los gordos.











QUÉ COÑO ESTÁ PASANDO CON LOS KIOSKOS DE BARCELONA, HOSTIASYA!?

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