Hijos de puta con alzacuellos

Así, con todas las letras. H-I-J-O-S D-E P-U-T-A. Se me ocurren otras formas para definirles, pero ninguna de ella es más ténue, ninguna de ellas es menos sonora y todas ellas son impublicables. Y que me perdonen las putas y su descendencia.

Hablo, por supuesto de la Conferencia Espiscopal Española. Y, en concreto, de su portavoz Juan Antonio Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid, que no sólo es un hijo de puta, así, con todas las letras, sino que además hace pública profesión de hijoputismo.

Sí, vale, ya explico a qué viene este ataque de comecurismo furibundo. Recordarán, supongo el caso del "niño medicina". Este fin de semana salió en todos los diarios que por fin la familia había salido del hospital: los padres, el niño en cuestión, y su hermano, el que estaba condenado a una muerte lenta y dolorosa antes de llegar a la pubertad, ya curado. Las declaraciones al respecto del reconsagrado hijo de puta de Martínez Camino a la SER han sido... Bueno, escúchenlas ustedes mismo en el link, yo no tengo palabras. Sinceramente, no se cómo la Nierga supo mantener la compostura y la sangre fría en ese momento. Yo no hubiese podido.

Pero la cosa no ha empezado por ahí, eso me lo he encontrado después, rebuscando, y sólo ha intensificado el fuego que me salía por la boca. La cosa empezó por el comentario que me hizo maese Logan ayer. Que luego me lo he encontrado reflejado en Escolar, en Las Malas Lenguas y en Kabila, por ejemplo. Y como siempre he sido de la opinión que para qué voy a decir nada si hay quien ya lo ha dicho mejor, voy a fusilar un poco. Fuego al uno:


Bueno, esto es sólo porque lo ha puesto Oscar y me ha parecido bien ponerlo yo también para que se vea que el reconsagrado hijo de puta de Martínez Camino no es el único, y que por ejemplo el tal Enrique Jaureguizar y su asociación Médicos por la vida también son unos grandísimos hijos de puta que se merecen desarrollar un cáncer de huesos que les tenga unos cuantos años sufriendo lo indecible. Y que no les den ni una puta aspirina para calmar el dolor. Pero volviendo al tema del que quería hablar, vean:

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Qué, como se quedan? Pues mírense atentamente la intervención del reconsagrado hijo de puta de Martínez Camino, porque vale un imperio la labia y la oratoria de la que hace gala el malnacido con alzacuellos. Al nivel de su (nula) estatura moral (y la anterior me remito), por lo menos:


Tracatrá.

Pero tracatrá chim-pun, por lo menos. Un tracatrá bien gordo. De mascletá p'arriba.

Aviso, ya lo he dicho antes, voy a fusilar cosas que he leído. Pero las hago mías, las suscribo y las repito, porque tienen toda la razón. Que, por supuesto, el hijo de puta (y a lo dicho anteriormente me remito) de Martínez Camino y los hijos de puta (y a lo dicho anteriormente me remito) de la Conferencia Episcopal tienen todo el derecho del mundo a decir lo que les de la gana, faltaría más, y a hacer las campañas que les de la gana, faltaría más, pero que yo también tengo todo el derecho a ponerles de chupa de dómine por hacerlo. Que manda cojones que esta gentuza se venga a preocupar ahora tanto por el medio ambiente, la flora y la fauna, cuando hasta el momento las únicas manifestaciones suyas al respecto eran en contra de la destrucción de la flora rectal. Que manda cojones que se precupen tanto por la vida ahora, y les importase tan poco cuando llevaban bajo palio a Pinochet, Videla o Paca la Culona. Que manda cojones que se preocupen tanto por la vida de los no nacidos y tan poco por la de los que condenan a morir víctimas de pandemias. Que manda cojones que se preocupen tanto de esto


y tan poco de esto otro


Que manda cojones que esos fariseos no sepan distinguir entre un feto de menos de doce semanas (desde la concepción) y un niño de un par de años (desde el parto), con su baby tejano y todo. Que manda cojones que quieran confundir churras con merinas de esa forma tan burda, y que sean tan hipócritas, tan falsos y tan hijos de puta.

Y, sobretodo, que manda cojones que encima tengamos que pagar esa obscenidad de campaña de nuestro bolsillo. Porque los dineros que usan los hijos de puta de la Conferencia Episcopal salen de los presupuestos generales del Estado. Y son dineros que, por dárselos a esa panda de hijos de puta, no se pueden usar en cosas realmente útiles. Y que manda cojones que el PSOE prometiese en la campaña electoral revisar las relaciones con la iglesia y denunciar el concordato, y lo que haya hecho haya sido revisarlas al alza y darles más dinero que nunca, para que lo gasten en insultar nuestra inteligencia de esta manera tan burda ante la pasividad absoluta del ejecutivo. Zapatero, CAGÓN.

BOLA EXTRA: El tito Fétido remata la faena. Con ovación, vuelta al ruedo, las dos orejas y el rabo.