Hoy había elecciones europeas, así que aproveché un momento libre entre que acababa una estúpida presentación de powepoint y que caía una tormenta de tres pares para acercarme al colegio electoral y votar. Sí, yo todavía soy de los inocentes que considera que es una obligación moral el ejercer el derecho a voto, aunque sea con una pinza en la nariz por verse obligado a votar a-según-quién para que no salgan elegidos los Otros, y que unas elecciones en las que, como hoy, no se llega al 50% de la participación no deberían ser válidas por falta de quorum.
Al grano. Que llego al colegio, busco la mesa donde me tocaba votar (porque, evidentemente, aunque me enviaron la tarjeta del censo, a estas alturas vaya usted a saber dónde está), entro en el aula, me recupero del mareo (es un aula de P3, con lo que eso significa de posters horrendos con malas imitaciones del Imperio del Mal (léase Disney) y el Otro Imperio del Mal (léase anime infantil) y multitud de colorines psicodélicos puestos sin orden ni concierto, que cada vez me explico más que los crios salgan como salen, criándolos con los inputs con que los criamos), me recupero del mareo, decía, aprovecho que no hay ni dios padre en las mesas para dejarles el carnet y que me vayan buscando en las listas mientras cojo la papeleta (más que nada para ganar tiempo y pasar el mínimo posible en un ambiente tan... tan... kitch)... Y ahí llega la madre del cordero.
Ochocientas mil papeletas. Eso implica ochocientos mil partidos. Lo cual, en principio, no es malo, porque entre más opciones haya más posibilidades tiene uno de escoger e hilar fino en su elección. Luego el problema viene cuando el sistema, en la práctica, es quasi bipartidista, pero todos los partidos aceptados reciben una serie de subvenciones del erario público. Pero vamos, que eso en el fondo son futesas. Lo realmente curioso es que hay unos cuantos (me parece que eran tres, pero reconozco que tampoco tuve estómago para contarlos, que había empezado a llover y no llevaba paraguas), que llevaban el nombre de "Falange". Y eso sin contar con otros partidos de ultraderecha (ultra... o más allá) como "Democracia Nacional" (curioso nombre para un partido de gente que no se consideran demócratas, y que además se presentan a unas elecciones para un parlamento en el que reconocen no creer).
De acuerdo que una democracia (o un sistema ligeramente parecido... bueno, vale, con tanto parecido con el original como las adaptaciones al cine de libros o cómics, pero por lo menos “basado en”) tiene la obligación, por su propia esencia, de mantener dentro suyo a serpientes cuyo máximo afan es la destrucción del propio sistema democrático. Ni que sea porque debe dar opción a que se oigan todas las voces, incluso las que están en contra, sea por un lado (con el que puedo estar de acuerdo en bastantes cosas), o por el otro (al que, francamente, aborrezco).
Pero claro, esa es mi opinión, y las leyes no tienen por qué estar de acuerdo con ellas. Y da la casualidad que hace un par de años, en este país que se llama España (como diría Javier Nart), se aprobó una ley de partidos políticos que no estaba hecha (noooooo!) para penalizar una determinada opción política, sino para sacar del juego democrático a los partidos no demócratas. O algo así. En virtud de esa ley se ilegalizó un partído político (que sí, que estaba dirigido por un grandísimo cabrón y que tenía conexiones con ETA), y se han ido abortando cualquier intento de fundación de otros partidos con el mismo ideario político (insisto: político. Hablo de independentismo, no de apología del terrorismo).
Sin embargo, esas falanges no solo no han sido ilegalizadas, sino que están recibiendo fondos del erario público. De MIS impuestos. Debe ser que ahora resulta que son partidos democráticos de toda la vida (ahora aquí insertaría una referencia al PP, pero total pa' qué, si seguro que todos la teneis en mente...). De ahí viene el título del post. Que a estos señores tan demócratas de toda la vida y tan preocupados por que pueda haber partidos no democráticos (o claramente antidemocráticos) aprovechándose de los beneficios del sistema democrático (sí, la cacofonía es intencionada, o qué os creiais?), curiosamente, no les preocupa una mierda que sigan rondando por ahí camisas azules (nuevas y con la cara al sol, por supuesto).
PS: Pierde el PP (por poco, pero pierde). Se hunde CiU. En Austria, Hayder se estrella. Igual ha sido un dia aprovechado, y todo...
El PP vende otra moto.
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*El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo junto a varios
barones autonómicos del partido.*
Así titulaba David Torres el pasado lunes en ...
Hace 2 horas
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