martes, 31 de agosto de 2004

Double anal fistfucking' grandma

Ustedes, que son inteligentes, habrán adivinado que este título lo he uesto más que nada para aumentar el número de visitantes, porque, según el contador, gran parte de las que tengo llegan buscando cosas como "niñas putas", "zorrupias", "polígonos industriales vallés putas" o "Carmina Ordoñez falange" (que, al fin y al cabo, no deja también de ser un tema relacionado con la prostitución -legal- y el fetichismo nazi a lo Portero de Noche... qué gran dómina hubiese podido ser Carmina, ahora que lo pienso...). Así que se pueden tomar esto como un estudio sociológico (sí, como el Gran Hermano) para ver a cuantos aficionados al sexo hard y kinkie pillo entrando en este santo blog via san Google.

Eso no significa que el resto del post vaya a versar sobre las implicaciones socioculturales de la introducción de la técnica del punto de cruz en la curltura del pueblo mapuche o algún otro tema de similar interés científico e incluso humano. Básicamente, aprovechando que el Ebro (de momento y mientras siga congelado el nefasto Plan Hidrológico Nacional del siempre democrático, siempre constitucional y siempre decimonónico Partido Popular) pasa por Tortosa, y que hoy se me ha acabado el contrato en el geriátrico donde limpiaba y que en el contrato no tengo ninguna cláusula de confidencialidad que me impida hablar, voy a hacerles cinco céntimos de la vida sexual de los yayos allí ingresados. Que no está tan lejos de lo que sugiere el título, no se vayan a pensar...

Habría que empezar por las dominatrix al más puro estilo peli de prisión femenina de Jess Franco. Estas, más que las internas, se corresponden a las caps de servei, las jefas de planta, para entendernos, las que mangonean a diestro y siniestro según sus intereses, y alguna de las cuales están como paa que las encierren y tiren la llave. Y que no lo digo yo, lo dice todo el mundo que ha tenido la desgracia de tener que trabajar a sus órdenes. También hay alguna que otra émula de Dómina Zara (en el mejor de los casos) o de Ilsa (en el peor) entre las auxiliares y el personal de limpieza, e incluso alguna interna que déjala correr. Pero dado que hay mucho más de lo que hablar, se lo dejo de momento a su imaginación y ya lo comentaré otro dia. O no. Que hay ciertas caras que prefiero olvidar cuanto antes.

Entre las yayas, y si hemos de hacer caso a lo que dicen las leyendas, las haladurías y las propias interesadas, tenemos a dos o tres ex-madamas de burdel de lujo y a otras tantas prostitutas retiradas, ora por edad, ora por marido, como mínimo una historia lésbica entre compañeras de habitación que se conocieron ya ingresadas allí (con final de tragedia de telefilme de sobremesa incluida... una de ellas se ve que murió por fin de año, y la otra desde entonces se va marchitando a ojos vista. Según el médico, se está muriendo de pena y no hay nada que hacer. Sí, esas cosas pasan en la vida real, por lo que se vé). También hay más de una que dice ir a pelo y a pluma y que aprovechan la más mínima ocasión para meter mano de forma nada discreta a las auxiliares o para tirarse las comidas sobre sus partes pudendas para que así tengan que limpiarlas y cambiarlas de ropa. Capítulo aparte merecen las que, a la primera de cambio, aprovechan para quitarse las bragas o el pañal (lo cual resulta especialmente divertido cuando tienen incontinencia, porque además tienen la bonita costumbre de esparcir el pastel por cualquier superficie que tengan a la vista, y es que mucha de las que estás allí, más que tener vida sexual a su edad, lo que son es unas guarras en el pleno sentido de la palabra), o simplemente quedarse en bolas en mitad del pasillo, o para ponerse a hacer sus necesidades sin molestarse en cerrar la puerta del baño (lo cual, si es en los baños de sus habitaciones, pues tampoco pasa nada, pero es que lo hacen en los baños comunitarios, que dan directamente al pasillo, y cuando está aquello lleno de visitas... y claro, queda feo). Pero como con esto entraríamos en el tema de la cuprofilia o scat, casi que lo dejemos, que ya huele. Y luego hay una que tiene la manía de menterse en el vestuario de los hombres "a mirar que estén las luces apagadas". Ejem. Sin comentarios.

Y voy a la parte más hard y onanísticapara terminar. Hasta ahora he hablado siempre en femenino porque la mayoría de los residentes son mujeres, y por tanto también son, por simple estadística, las que más dan que hablar. Me reservo una señora para la traca final, y ahora les hablo de un señor, que entró con sus buenos ochenta y cinco veranos cumplidos, que, según las auxiliares que lo duchan, va más que bien calzado, que tiene una perenne sonrisa en la cara, que también tiene la mano larga, y que ahora ya está más calmado, pero que cuando entró se lo encontraban cada poco dándole a la zambomba, hasta el punto en que parece ser que se pasó bastante tiempo con la polla en carne viva. Y el otro caso es el de una señora, a dia de hoy un monton de huesos, huesos, tu eres sólo huesos, unidos por muy poca piel, perennemente en cama y casi en coma, y que en tiempos fue una meapilas de cuidado (les aseguro que la habitación tiene más cristos, santos, vírgenes y demás parafernalia idólatra que toda la Ciudad del Vaticano. Incluyendo el Castillo de Sant'Angelo y Castelgandolfo) y que presumía de ser "soltera y entera". Pues bueno, parece ser que, en un momento dado, se le fue la pinza, empezó a confesar que soltera sí, pero que entera, lo que se dice entera, que a ver si se creian que era ella tonta y que no lo había probado a esas alturas, y a masturbarse fervorosamente. Con los dedos. Con toda la mano. Con el puño. Y hasta con la escobilla del vater, la pillaron! A todas horas y en todo momento y lugar.

Y he preferido no saber ninguna historia sobre el pabellón donde están las monjas, porque ahí ya, lo que puede ser eso por las noches...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Ahora ya no podré mirar a los ancianitos con los mismos ojos! Me imaginaré... ¡puños!

churlos dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
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