Vergüenza

Los que sigan este blog desde hace algún tiempo (cosa que nunca les agradeceré bastante) sabrán que, por más que el abajofirmante sea catalán, es hijo de leoneses y hace constantemente profesión de fé de leonés. Es de donde vengo, es lo que soy. Y es por eso que cosas como esta obscenidad (me niego a colgar la imágen directamente y ensuciar mi blog hasta esos niveles. Si quieren pinchar en el enlace, háganlo a su cuenta y riesgo) me duelen especialmente. Porque son obra de los cachorros (y lo digo con toda la intención. Cachorros. De animales. De bestias. De alimañas. Solo que las alimañas son lo que son y hacen lo que deben hacer, y tienen su función y su lugar en el ciclo ecológico, y estos malnacidos no tienen más función que la de sembrar el odio y no deberían tener lugar en el ciclo político de un país que se dice democrático) del PP de León. Hay una palabra para definir eso. Una que hay que decir más. Pero me la reservo para luego, si no les importa.

Porque la cosa no empieza con ese libelo digital, que tan poderosamente recuerda a las pintadas que hacían los malnacidos de ETA con una diana con el nombre del "traidor" en el centro, o las estrellas de David con un Juden dentro que aparecieron en las puertas de los comercios regentados por judíos en la Alemania del 38 poco antes de la Noche de los Cristales Rotos. Esto debe ser aquello de que la cabra tira al monte... No empieza con eso, digo. Porque préviamente les habían retirado otro, y digo bien, se lo habían RETIRADO, por orden directa desde Génova (la calle de Madrid, que pena de ciudad, que habrá hecho para merecer esto, no la marinera ciudad italiana). Este. Vean un bonito primer plano. De nuevo, me niego a ensuciar este blog poniendo la mierda que sale de las pútridas cabeza de esa gentuza. Gentuza que, insisto, se puede definir con tres palabras.

"Nuevas generaciones" del PP. De León. De mi tierra. De mi gente. Siento vergüenza. Siento una inmensa e infinita vergüenza. No se pueden imaginar hasta qué punto.

Y enlazo con el segundo tema, que en el fondo es el mismo. Este ya no me da vergüenza. Me da directamente asco, y pena por los amigos (la familia) que tienen que sufrir a esta señora. Me refiero a las amigables palabras que le dirigió Esperanza Aguirre Gil de Biedma (si su tio levantase la cabeza, se volvería a morir del susto de ver a lo que ha llegado su sobrina) a Pilar Manjón. Que tenía suerte, porque las indemnizacione por terrorismo no pagan impuestos, y que si el dinero que le dieron por su hijo le hubiese tocado en la lotería, hubiese tenido que pagar un 35% de IRPF.

Hay tres palabras para definir a la señora Aguirre. Tres palabras que hay que decirlas más. HIJA DE PUTA. Con todas las letras. Remarcando bien las pausas entre las palabras. HIJA. DE. PUTA.

Hay que decirlo más. Hay que decírselo más. Y que me perdonen las putas y sus familiares, que ya he dejado más de una vez bien claro que cuentan con todo mi respeto. Pero a esos desgraciados hay que decírselo más.

HIJOS

DE

PUTA