Los padres contra la salud pública

Venía el lunes en el Metro (edición Barcebollas) un artículo (bueno, era tema del día, o algo así) diciendo que...

Empecemos por el principio.

Hace como cuatro o cinco años, no logro recordar si fue en la última legislatura de Yoda Pujol (que nunca fue objeto de mis simpatías, pero hay que reconocerle que en asuntos de esta importancia tenía un mínimo de decencia) o en la del Pesquis, la Consellería de Salut Pública de la Generalitat catalufa sacó un plan según el cual, para atajar la tasa de embarazos no deseados en adolescentes (que siempre es más alta de lo que debería, pero que además resulta que en Catalunya es más alta de lo que se esperaría), y de transmisión de SIDA y otras ETSs, también en adolescentes, se colocarían máquinas de preservativos en los institutos. De estas que echas un euro y te dan un condón (bueno, no se si el precio es exactamente ese, yo los compro en la farmacia). Como pueden imaginarse, la cosa provocó un gran revuelo entre los de siempre. Después no se volvió a oír hablar del tema. Y como sea que uno hace ya unos pocos años que no va al instituto (bueno, cuando hice las prácticas del CAP, pero tampoco usábamos los baños de los alumnos, así que no lo pude comprobar), pues como que tampoco me había interesado por si era verdad o no.

Y eso, que el lunes venía un artículo en el Metro (edición Barcelona), según el cual ese plan sólo se ha puesto en marcha en tres institutos de la Cataluña toda. Y tres que en realidad son dos, porque el tercero es el Liceo Francés de Barcelona, que no depende de la Conselleria d'Educació, sino del gobierno francés, y nuestros vecinos del norte (no, los andorranos no, que estos son un país confesional, los franceses) en esto, al menos, son más civilizados que nosotros (inciso político: Ségolène! Ségolène! Ségolène!), y allí es obligatorio que todos los centros de secundaria tengan esas maquinitas. Vamos, que quedan dos: Los IES de Puigcerdà y Falset.

Y por qué no los hay en los demás institutos, me preguntarán ustedes? Pues porque para instalarlos es necesario que esté de acuerdo todo el Consejo Escolar, formado por profesores, padres y alumnos... Y los únicos que están por la labor, fíjense que cosas, parece que son los alumnos. Vamos, que aquí se podría decir perfectamente y ajustándonos perfectamente al tema, que luego, cuando venga el llanto y el crujir de dientes, la culpa habrá sido de (muchos) padres, que ya no saben como qué putas vestirlos. Y de no pocos profesores, también. Que aún siguen con esas concepciones sectarias (esto es, provinentes de una secta, que con actuaciones como esta se demuestra destructiva y destrustora, que decía aquella), decimonónicas y absurdas de que el sexo es algo malo y perverso, y con la estúpida idea de que tener acceso a los preservativos va a incitar a los niños al sexo. Como si fuese necesario incitar a un adolescente. Señores, seamos serios, que los jóvenes y las jóvenas si no follan más no es porque no quieran, es porque no pueden...

Si la cosa se quedase aquí ya sería grave, pero es que es peor que todo eso. Porque esas mismas asociaciones de padres... Mira, vamos a dejarnos de vainas, la noticia no lo dice pero lo digo yo, y me jugaría algo a que no me equivoco ni de tanto así: esa asociación de malhechores, en tanto que atentan contra la salud pública, que es la CONCAPA (CONfederación CAtólica de Padres de Alumnos, y con eso se lo digo todo), se niegan incluso a que en los institutos se den clases de educación sexual. EDUCACIÓN SEXUAL. Que no es enseñar las posturas del Kama-Sutra, ni pasarles una peli porno, ni llevarles de visita guiada a un burdel de carretera, oigan, que es poco más que hacer un poco de anatomía, haciendo hincapié en los cambios físicos y psicológicos que acaban de pasar/están pasando/están a punto de empezar a pasar los chavales (que sí, que lo del principio de Carrie puede parecer muy exagerado, pero créanme que no lo es tanto... que yo todavía he ido a clase con chicas que creían que cuando tenían la regla no se podían bañar, e incluso alguna que cuando le bajó por primera vez se llevó el susto de su vida, y sólo entonces su señora madre se dignó a explicarle algo), explicar de dónde vienen los niños y dar cuatro informaciones básicas sobre qué son (y por tanto, qué precauciones hay que tomar frente a) las principales enfermedades venéreas. Vamos, el SIDA y, si me apuran, la hepatitis, que todas las demás, más mal que bien, tienen tratamiento. Que estamos hablando de algo que no es ya ni cultura general, es simple y llanamente información vital, y más tal y como está el patio...

A ver, en una familia normal (si tal cosa existe), que la mayoría de estas cosas no se explicaran en la escuela no tendría mayor importancia. Tampoco se explican muchas otras cosas tremendamente importantes. Pero no tendría importancia porque ya se habrían explicado en casa. Pero es que justamente los que se oponen frontalmente a que se expliquen en la escuela son los que, en casa, no lo van a explicar ni jartos de vino. Porque, o bien directamente carecen ellos de la información, o, lo que es peor, consideran que hablar de sexo es de mal gusto. Y así nos va.

Así que, en rebelión contra esa panda de indecentes y golfos apandadores, y como sea que este blog es (ya lo saben ustedes) un servicio público, les dejo con un mensaje patrocinado por toda una autoridad en la materia:

El Cristo del Condón de Rafael Iglesias, via Campanilla

N.A: Este post tiene un postscriptum, una segunda parte, o como quieran llamarlo, a colación de la imagen y de la polémica suscitada por la exposición de fotos religioso-eróticas que han hecho por Extremadura. Me imagino que lo postearé mañana, permanezcan en sintonía.

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