Dios mio, han SPOILER al SPOILER! Hijos de puta!

Supongo que debería avisar que en lo que sigue puede haber spoilers, pero para eso está el título. Además, no creo que a estas alturas, que ha salido hasta en El País y en la portada del ADN, se pueda considerar un spoiler, porque ya me lo ha comentado hasta mi padre, que me temo que lo único que sabe de cómics es que sus dos hijos son apasionados del tema.

Resumen somero (que tampoco es que esté demasiado puesto yo en el tema, que no tiro de Prewievs y sigo la edición española, con lo que hablo de referencias). Una de las dos grandes editoras de cómics USA, Marvel (la propietaria del Capi, de los Vengatas, los Cuatro F, Hulk, la Patrulla, Spidey, el Motorratón Fantasma, el Castigador y chopocientos personajes más, pero no, repito, NO, de Supermán, Wonder Woman, Batman, John Constantine o la JLA, que son de la Distinguida Competencia), en su último mega-macro-cachi-crossover (historia que se centra en una/varias de las colecciones, pero que tiene ramificaciones en todas las demás, con mayor o menor importancia), decidió dividir a todos sus personajes en dos bandos y enfrentarlos. La Civil War (Guerra Civil para los que no chamullen inglés). La excusa? Que el gobierno USA, con la excusa de los atentados del 11-MS y el terrorismo internacional, quería obligar a todas las capas a revelar su identidad (que, por defecto, era secreta, es uno de los standards de los superjiros), registrar sus poderes y ponerse, les guste o no, al servicio del gobierno. Vamos, la versión 2.0 de lo que hizo Claremont hace más de una década con el Acta de Registro Mutante, que luego cayó en el olvido.

Evidentemente, aquí hay que hacer un doble esfuerzo de suspensión de la incredulidad, primero para aceptar la existencia de los capas, y después para aceptar que se monte una tangana por algo así, porque aproximadamente (así, a ojo de buen cubero) un 50% de ellos tienen poder suficiente para arrasar un mínimo de uno de los estados de la Unión sin despeinarse, un 25% restante lo tienen para arrasar el planeta entero mientras se hacen la manicura, y de todos ellos, un 42% podrían cambiar la realidad/controlar mentes/borrar mentes suficientes como para que todo quedase en el olvido, y un15.25% no tendrían el más mínimo escrúpulo en hacerlo. Este último dato es consecuencia directa de la nefasta década de los noventa, qué le vamos a hacer. Y también está el problema de la elevadísima población de capas inmigrantes en los USA, claro. Pero este es un detalle (el de la nacionalidad) que me parece sólo tuvo en cuenta Davis en su etapa de guionista de Excalibur.

El caso es que, una vez tragada esa rueda de molino, ante la situación los capas se dividen en dos grupos: Los que están a favor de la medida (capitaneados por el alcohólico Iron Man, no creo que haya sido una elección al azar) y los que están en contra (capitaneados por el tontolapolla boy-scout del Capi). Y, como siempre pasa cuando se juntan más de un supertipo Marvel por viñeta (se lo crean o no, es marca de la casa), se ponen a darse de toñas entre ellos. Y así durante un porrón de meses. La saga se acabó (creo) el mes pasado (en USA, en las Españas Todas no ha empezado a publicarse aún), con un final que hizo que a todo dios (por lo que leo) se le cayeran las bragas: El Capi rindió la Enterprise. Soy consciente que esto es una metarreferencia que va a hacer que los que no estén en el ajo me sigan menos aún, pero los que lo cojan entenderán aún más la fuerza dramática que tiene el tema.

Vamos, que para una vez que me podría poner del lado del Capitán América (que lo único interesante que ha hecho en sus casi setenta años de existencia es dejar que Rob Liefeld le pusiera tetas), van, y hacen que se rinda. Si es que ya ni en los cómics le dejan a uno ser heterodoxo, cagontó.

Estaba claro que la cosa tenía intencionalidad política, porque desde el principio la base de partida de la saga era una sublimación al cómic de superhéroes de la actual situación social en los Estados Unidos (y, por contagio, en el resto de Occidente), la de la histeria terrorista que permite a los de toda la vida recortar la libertad en aras de la seguridad. Lo que no quedaba claro es por qué lado se decantaba Marvel: El plan era dibujar una situación de cuanto peor, mejor, para mostrar a lo que podría llevar ese totalitarismo de baja intensidad, o bien era una lamida de ojete en toda regla a la administración Bush y su totalitarismo de baja intensidad?

Bien, pues el caso es que en el número siguiente, que se ve es el que acaba de salir, tienen al Capi detenido y van a juzgarlo por alta traición o alguna chorrada similar. Frente a los juzgados, una turba enfervorecida le recibe al grito de "traidor" y "terrorista". No me consta que nadie le gritase "Capitán América, vete con tu abuelo" ni "Queremos de sabé la berdaz", pero no descarto nada, porque el caso es que la situación me suena de algo, aunque aquí no hallamos llegado (aún, y hay voces en los medios que menos sibilinamente que más lo estén pidiendo a gritos) a los extremos a los que se llega en el cómic. Y en estas que aparece de la nada un francotirador (se descarta que haya sido Pío Moa, que lo suyo es más el martillo, o César Vidal, que del dominio público es que es la identidad pública de Mole, el de la Hermandad de Mutante Diabólicos. Personalmente, estoy seguro que es la carta de presentación de un nuevo super-villano mega-chungo, BlackNipple... digoooo BlackPawnMan, que dará mucho que hablar con sus temibles ataques de ácido bórico y cassettes de la Orquesta Mondragón a bordo de una Kangoo cargada de moritos congelados), y se lo carga. Que este tío se metía tres antes de desayunar veces entre las líneas alemanas de la Segunda Guerra Mundial y nunca le hiciero un rasguño, pero bueno. Suspensión de la incredulidad. Con lo que parece claro que la situación es un cuanto peor mejor, y que dios pille confesados a los guionistas que tengan que bregar con ello en adelante. Aunque siempre puede dejarla caer en el olvido, como el Acta de Registro Mutante, claro.

Y, por supuesto, se admiten apuestas acerca de cuanto tiempo tardarán en resucitarlo. Yo voto por seis meses, un año como mucho.

Por cierto, que es muy curioso lo del ADN, porque una noticia así no es como para ser portada de un diario de información general (aunque sea un gratuíto). Cuando DC mató a Supermán (que, como personaje, es mucho más icónico y está mucho más en el imaginario popular que el Capi, para qué engañarnos), se le dedicaron breves en las noticias y algún artículo en la sección de cultura, pero portadas... como que no. Y claro, uno se pone a pensar, y cae en que ADN es de Planeta, grupo editorial que, como todo el mundo sabe, nunca editó en España los cómics de Marvel hasta que perdió los derechos en favor de Paninni... Que digo yo que no haya esto un cruce entre vendetta siciliana y matanza del día de san Valentín...

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