No future

Ustedes saben que lo que viene a ser mi relación con los adolescentes no es especialmente buena. Y no es precisamente porque sea un viejo cascarrabias (que probablemente influya, pero no es determinante), que cuando yo era adolescente (o cuando tenía esa edad, al menos, no soy consciente de haber tenido "mentalidad adolescente" nunca, me recuerdo pensando como un niño y pensando como un adulto, pero nada entre medio... aunque igual es mi apreciación y no es así, claro) tampoco me entendía bien (o mejor dicho, tampoco entendía, a secas) a la gente de mi edad. Vale, sigo sin entender a la mayor parte de la gente de mi edad, pero a los adolescentes, menos.

Pero hay cosas que, realmente, me superan. Pongamos un ejemplo: el otro día fui al gimnasio. Al que voy habitualmente (y que, por cierto, después de esta tarde estoy muy tentado de abandonar, lo de ducharme en el mismo sitio que alguien que se pone alegremente a silbar el Cara al Sol mientras se cambia me temo que es más de lo que estoy dispuesto a aguantar). Que está, por esas casualidades de la vida, mismo junto a Pachá Barcelona. Y en Pachá Barcelona, los viernes (desconozco si también sabados y/o domingos) hacen sesiones de tarde de esas en las que (en teoría) no se sirve alcohol y valen para que los niñatos se crean muy mayores y tal. Para terminar de ponerles en situación, les informo, por si no lo sabían, que Pachá es una discoteca bastante pija. Por no decir mucho.

Lo que decía, que iba yo chino chano caminito del gimnasio, cuando pasé por la puerta y me encontré con que había allí un niñato, esperando, supongo, a que llegaran sus amiguitos. Y el niñato llevaba una camiseta. A rayas horizontales. Rosa puñeta y negro sucio. Y en la camiseta, impresa en plateado (que cágate lorito el mal gusto) había una imagen.

Esta:


En plateado sobre fondo rosa y negro sucio.

Y a mi se me cayeron los cojones al suelo y rodaron Gregorio Marañón abajo...

Que ya se que yo soy muy talibán para mis cosas y tal, pero... que un niñato que (me juego el huevo derecho) se cree que punk es lo que hace Avril Lavigne (porque alguien a quien le guste el punk NO VA a Pachá ni que le vaya la vida en ello, vamos) lleve una camiseta como esa lo encuentro enervante. Insultante. Repugnante(*).

Porque, aunque por un lado mi neurona racional, fría y calculadora me diga que es un homenaje y que debería ser motivo de alegría y alborozo para los aficionados al punk que esa imagen se haya convertido en un icono completo, incluso hasta el punto de desproveerse de significado, mi neurona punkarra dice que los cojones, que lo del icono y tal está muy bien y es muy bonito, pero que esa imagen (y ojo, hablo de la imagen a secas, no entro en la canción que había detrás) TIENE un significado y una razón de ser. Y que esa razón de ser, desde luego, no es estar en una camiseta de un pijodemierda. Y mucho menos en una de tan dudoso gusto estético. Que los pijos ya tienen su Horega de Ban Goj y sus cositas, y que no tienen por que intentar apoderarse de cosas que no les pertenecen. Y que vamos a patear cabezas por ahí, que como están huecas y cada día lo demuestran seguro que hacen ruiditos divertidos.

Y ya otro día sigo, si eso. Que no tengo ganas de escribir más por hoy. Stay tuned.

(*) Salvo en un caso: Que la camiseta fuese un diseño de Vivianne Westwood. Entonces sería el chiste recursivo definitivo. También sería un motivo para matar de un martillazo en la cabeza a la vieja loca esa, pero bueno...

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