Y claro, yo, incluso olvidando por un momento que las matemáticas no son una ciencia, sino un lenguaje, le niego la mayor.
No que los vampiros no existan, aclaremos, que eso no lo se (y aunque cada vez esté más convencido de que haberlas, haylas, quede claro que yo no creo en meigas), sino que haya demostrado una mierda. Vayamos por pasos:
- Considera que la existencia del vampiro es ininterrumpida. Tal y como hace los cálculos (o, al menos, tal y como los presenta la noticia), el vampiro alfa, el primigenio, aún camina entre nosotros. Él y todos y cada uno de sus vástagos. Primer error: Según la inmensa mayoría de las historias de vampiros, estos no envejecen, cierto, pero no son ni mucho menos inmortales. De hecho, mueren con una cierta facilidad y son presa fácil para cualquier tipo de depredador (humano o no) durante las horas del dia, donde o bien yacen inermes, o bien están desprovistos de sus poderes sobrenaturales. El crecimiento exponencial que plantea es a todas luces incorrecto, puesto que constantemente habría que cortar ramas del árbol.
- Considera que cualquier persona mordida por un vampiro pasa inmediatamente a ser a su vez vampiro, como mínimo en una frecuencia de uno al mes. De nuevo, la literatura le tumba. Aún dejando de lado versiones más "modernas" del mito, que indican la necesidad de una acción consciente por parte del vampiro para crear otro (los chupasangres de White Wolf, las locazas con colmillos de Anne Rice, los vampiros-demonio de Joss Whedon...), lo habitual es que un vampiro haga uso de su víctima durante un periodo de meses, desangrándola lentamente antes de llevarla a la muerte.
- Obvia un hecho biológico básico, y es que cualquier camada superior a lo que la manada puede alimentar es inmediatamente expurgada por los propios progenitores. Si el ratio vampiros/humanos creciese demasiado (por no permitir obtener alimento con la suficiente facilidad, o por hacerse demasiado obvios y por lo tanto vulnerables a ataques a la luz del día) los propios vampiros harían limpieza.
- Finalmente, y volviendo a la literatura, los vampiros no se han distinguido nunca por su movilidad. Si nos ceñimos a los mitos clásicos, olvidando perversiones literarias posteriores, los vampiros orientales (china, tailandia y japón, básicamente) no pueden moverse más que dentro de un determinado radio alrededor de su hogar (el que habitaban cuando estaban vivos, se entiende), y los europeos (que, por extensión e imposición cultural, son también los americanos) deben dormir arropados por la tierra que les vio nacer (recuerden, sin ir más lejos, que Drácula se embarca hacia Inglaterra con un cargamento completo de cajas de tierra transilvana), lo que, lógicamente, limita en mucho sus posibilidades de expansión, y, en el caso concreto de los vampiros eslavos, tan sólo pueden alimentarse de sus familiares (en el concepto amplio de familia que incluye las amistades próximas). Esto, dicho hoy, en que hay una gran movilidad de poblaciones (con lo que se pueden encontrar miembros de una misma familia repartidos por espacios extremadamente amplios), los medios de transporte son relativamente baratos, rápidos y cubren una gran parte del globo, y los medios de comunicación son lo suficientemente avanzados como para permitir mantener amistades más o menos íntimas a muchos kilómetros de distancia, puede parecer una futesa, pero hace menos de un siglo (y de ahí p'atrás), con una sociedad fuertemente agraria (donde la población no estaba concentrada, como ahora, en las grandes ciudades) era algo a tener muy en cuenta: cualquier brote vampírico quedaría rápidamente confinado al pueblo donde se diera, y no se podría extender más allá. Que es, precisamente, lo que pasa en las leyendas eslavas.
En fin, que no. que se ha pasao de listo. Que uno no puede ponerse a hacer de vampirólogo sólo por haber visto cuatro pelis de la Hammer, haberse leído ese engendro infumable que son las "Crónicas vampíricas" y haber hecho un rol en vivo de "Vampiro; la mascarada", porque luego pasa lo que pasa. Que viene el primer mindundi que pasa por ahí (yo) y le jode el invento.
Bueno, y, sobretodo, recuérdenlo siempre, niños y niñas, que nunca se debe intentar hacer ciencia sobre un mito, que son cosas distintas. Que una cosa es investigar lo que pasó a mediados del siglo dieciocho en un pueblito perdido en Ucrania, donde todo el mundo se murió de golpe y que en su tiempo fue atribuído a vampiros, y mirar si es que hubo un brote de peste o qué pasó, y otra muy distinta intentar aplicar el método científico a la nada. Porque entonces lo que consigues es, en el mejor de los casos, nada.
5 comentarios:
Ese tipo se aburría mucho...
Pues tampoco creo que fuese eso, porque para calcular esa progresión no es que necesites matar mucho tiempo, precisamente... Y el planteamiento tampoco es que se sostenga sobre una gran reflexión, ni sobre una extensa bibliografía consultada.
Hey, hey, hay que justificar la subvención.
Al menos este tío ha hecho algo inofensivo y no como el Instituto de la Mujer con su último informe sobre videojuegos.
No deberían permitir que eso se llamase instituto, alguien puede confundirlo con un sitio del que se sale más listo.
Urui, confundes "listo" con "culto". Y tanto este pájaro, como los del Instituto de la Mujer, ni lo uno ni lo otro, y a las pruebas me remito.
Inciso absurdo que no viene a cuento:
Si, los gatos se peinan con la lengua, pero los divertidos cruces genéticos que les hemos hecho para que sea más "guapos" (por los cojones) hacen que existan unas ciertas razas de gato que parecen bolas de pelo, lease los persas, los angora (que los angora vaya que vaya porque son esbeltos, pero los persas son más bien engendros que no pueden ni respirar del morro aplastao que tienen), los bosque noruegos (por lo menos estos es por el frio)... etc, que si no se les peina varias veces a la semana se llenan de enredos y de nudos y además tragan pelo a lo bruto y vomitan y se ponen malos, porque no tienen la solución del perro, que como no se lo peina ni se preocupa de su higiene, el pelo largo que no se le cuida simplemente acaban por convertirseles en lanita.
Y a mi me gustan las justificaciones científicas de cosas fantásticas, pero en el más puro estilo ciencia ficción, como en 28 días después con los zombis o en Soy leyenda con los vampiros: intentando dar razones para que existan, no para que no existan. Que eso son ganas de fastidiar.
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