Durante todo el fin de semana han estado dando la murga con el tema (que parece mentira lo que les gusta a los periodistas un drama familiar de este tipo) de Ashley, esa niña de Seattle (USA), aquejada de un retraso mental (muy) grave y a la que sus padres han sometido a tratamientos hormonales de caballo (por la dosis, no por el tipo de hormonas), histerectomía, mastectomía y no se cuantas barbaridades médicas más con la finalidad de que su cuerpo nunca pueda ir mucho más allá de donde vaya su mente, lo cual, parece ser, significa no más allá del estado de bebé. El sueño de los Niños Perdidos de Peter Pan, en una visión grotescamente tétrica y ciberpunk que, si nos la hubiese servido David Cronenberg en formato película, hubiésemos rechazado por ser demasiado fantasiosa y exagerada incluso para sus estándares. Solo que en este caso es tan grotesca, fantasiosa, tétrica, exagerada y ciberpunk como la vida misma. Que es mucho.
Lo que he dicho de "barbaridades médicas" puede tener varios sentidos. Uno es el literal y objetivo: Son tratamientos muy bestias (operaciones quirúrgicas de gran calado sobre órganos aún por formar), algunos de los cuales incluso sobre adultos se tienen que coger con pinzas, por su peligrosidad (hormonas), e incluso experimentales (me pareció entender algo así como que se le soldaron huesos para impedir su desarrollo). Bestias y, probablemente, muy dolorosos. Y ahí no hay vuelta de hoja. El otro sentido se centra menos en el fondo y más en la forma, en la barbaridad que supone aplicar este tipo de tratamientos, y más sobre alguien que no tiene capacidad de decidir. Desde el punto de vista legal me imagino que no hay pegas, estamos hablando de un menor de edad que, además, está incapacitado, con lo que la patria potestad es total y absoluta de sus padres, y además el caso superó todos los controles y comités éticos habidos y por haber. Y eso significa que no solo es que el hacerlo fuese técnicamente posible, sino que toda una pléyade de eminencias grasas lo consideraron éticamente admisible.
Y aquí entramos en terrenos pantanosos. Es éticamente admisible el modificar de manera tan radical y, sobretodo, irreversible, la totalidad de una tercera persona sin poder, ya no de decisión, sino ni siquiera de opinión? Visto así, desde la Torre de Marfil, la respuesta parece clara y diáfana: NO. Porque supone condicionar (y modificar) con ensañamiento toda la vida de esa persona de la manera más brutal posible, y sin posibilidad de vuelta atrás. La única cosa comparable que se me ocurre son los castratti, los niños cantores a quienes se castraba para que al crecer no perdieran su buena voz. Y no quiero entrar en la hipocresía y el amarillismo de decir que esto puede ser el comienzo para las operaciones a mansalva sobre niños por capricho de los padres, por una parte porque lo de los tratamientos médicos radicales está MUY controlado (al menos en esa cosa que llamamos occidente) via comités éticos (lo cual también tiene su parte mala, como pueda ser en la puesta en práctica de tratamientos experimentales sobre enfermedades como cáncer, leucemia o SIDA, porque ralentiza en mucho el proceso, pero que es la única manera de controlar a los Frankensteins que corren por esos hospitales de dios), y por otra, porque, a la práctica, eso ya se hace. O ya me dirán ustedes que son la ablación de clítoris, la circuncisión por motivos religiosos o de tradición, o el hacerle agujeros en las orejas para los pendientes a las niñas nada más nacer. Y les recuerdo que el primer caso suena como a sociedades atrasadas y tal, pero los otros dos se practican con fruición y alegría en el primer mundo, y nadie se escandaliza por ello. Que son menos agresivos, brutales y completos? Quizás. Pero si me plantean que se empieza por los porros, yo les recuerdo que antes de los porros se ha tomado CocaCola. Hay que ser muy cuidadosos a la hora de aplicar el principio de causalidad, porque no siempre es aplicable.
Miren, tal y como lo veo, la diferencia entre lo uno (la modificiación física de menores por capricho) y lo otro (el caso Ashley) es la misma que hay entre el asesinato y la eutanasia. Y yo estoy decididamente a favor de la eutanasia, (y en caso de ser necesario pido publicamente que me la apliquen sin dudarlo).
Porque Ashley no es una niña normal. Es una persona cuyo cerebro nunca se desarrollará más allá de los seis meses. Pero cuyo cuerpo puede vivir perfectamente ochenta años. Y va a ser un cuerpo que habrá que alimentar, que vestir (y con "alimentar" quiero decir "darle de comer", y con "vestir" quiero decir "ponerle y quitarle la ropa"), que bañar (y eso incluye limpiar todas y cada una de sus defecaciones y, con el tiempo y teniendo en cuenta que se trataba de una niña, el controlar sus menstruaciones), que llevar de un sitio a otro... Eso con un niño pequeño es (relativamente) fácil de hacer. Con un adulto no.
Entiendo perfectamente a esos padres.
Estas navidades he estado currando en un centro de disminuidos psíquicos, ya lo he dicho alguna vez. Y igual es eso lo que me lleva a pensar así pero... recuerdan lo que les conté sobre A., el niño consentido, retrasado, hiperactivo y violento? Ese niño tiene ocho años, y toma haloperidol suficiente para tumbar a un elefante adulto. Sin que le haga ya el más mínimo efecto. Sus padres, literalmente, no son capaces de vivir con él, y lo entiendo. Agota. Y ese niño algún día tendrá veinte años, y un cuerpo proporcional a su edad, y seguirá teniendo la misma mente, porque no hay más. Y la única manera de poder tratar con él, ya no por comodidad de quienes tengan a su alrededor, sino para cubrir las propias necesidades básicas de A., será mediante una lobotomía que lo haga controlable (al precio de anularle por completo, claro). Quirúrgica o química, me da lo mismo. Eso, o encerrarlo en una habitación acolchada con una reja en el suelo para que caigan los excrementos y metiéndole la comida por una rendija. Es eso más ético? Más humano? O es simplemente posponer lo inevitable hasta el momento en que todo se venga abajo definitivamente, o (los dioses no lo quieran) haga daño de verdad a alguien?
Oigan, y saben el mal cuerpo que se le queda a uno cuando se da cuenta que entre la medicación que le tienes que dar a una chica que es poco más que un vegetal (porque hay algunos de esos niños que no se pueden mover, que son absolutamente dependientes para todo, pero que reaccionan ante el estímulo, que les hablas y ves un brillo en los ojos que indica que detrás hay algo... y este no era el caso) se encuentra una pildora anticonceptiva? Y ya no sólo por lo que implica que han considerado sus padres que tenían que hacer (que, sinceramente, me revuelve las tripas a niveles que no se pueden imaginar, aún sabiendo que tienen motivos para hacerlo, porque casos se han dado), sino porque, coño, a esa niña la regla le baja todos los meses, con todas las molestias (para sí misma y para los que la tienen que cuidar) que ello conlleva. No hubiese sido más limpio, más rápido y más cómo para todos, empezando para ella, que se le hubiese realizado una ligadura de trompas, o incluso una histerectomia completa? Máxime teniendo en cuenta que ya tiene unasde cicatrices en el vientre que indica que la han tenido que abrir en canal un par de veces para operarla de otras cosas? Realmente hacen falta tantas alforjas para tan poco burro?
No se, la cosa es pantanosa, peliaguda y dura.
Pero si yo hubiese estado en el comité ético del caso Ashley, también hubiese votado que sí.
“No sé si les suena la película”
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*Mujer con un muñeco de Mazón durante una manifestación que recorre las
calles de Valencia para exigir la dimisión del presidente de la Generalitat
val...
Hace 1 hora
4 comentarios:
joder, no habia oido hablar de este caso. donde vivo? me has dejado helado con lo que cuentas y lo que cuestionas. la verdad, con todo lo que puede ir mal al tener un hijo, no se sabe la suerte que se tiene cuando te sale normal.
Me alegro de leer una opinión valiente.
Y no es que la tenga que compartir, pero es que me cansa que normalmente sólo se comente que si una operación o tratamiento plantea problemas éticos, que si es muy complejo... No digo que no lo sea, pero para quienes tienen que apechugar no se trata de un interesante tema de debate de televisión o de mesa camilla, y no pueden estar pendientes de que tal o cual eminencia haga una tesis o dos. Hay que tomar decisiones, y asumir las consecuencias. Que opinar desde la barrera sabemos todos.
PD: ver en este blog una mención al "espacio alternativo" me vuelve a confirmar que el mundo es un pañuelo, y desde internet más
Nan, en Ñoñosti, no? Pero si te pasas los fines de semana mirando pollinos, pues no te enteras de las cosas, claro... Y sí, una suerte tremenda. Aunque la normalidad esté sobrevalorada, que también.
Anónimo, gracias. Y sí, todo eso que dices.
Yo también habría votado que sí.
Aún solo por el tema de las menstruaciones. Y la posibilidad de que sean dolorosas (mira por dónde, uno de los modos de evitar que lo sean es hacer ejercicio, algo que esa niña no podía hacer de ninguna manera). Ese dolor (y no poder cambiar de postura para intentar aliviarlo) no se lo deseo ni a los habitantes de torres de marfil que se han escandalizado por el tema.
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