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En el dominical del pasado dia 10 de La Vanguardia aparecía un artículo de Màrius Carol (nótese que no hay tilde en el apellido: es palabra aguda, no llana, no se pronuncia como el nombre propio femenino) donde explica que, según el último libro de Kola Boof, una novelista y poetisa sudafricana que debe ser muy conocida en su casa a la hora de comer, pero de la que aquí en la República no teníamos conocimiento, fue, durante 1996, esclava sexual (Boff, no Carol, no liemos el asunto), nada más y nada menos que "poco menos que esclava sexual" de Ossama ben Landen, con quien convivió durante cuatro meses en un hotel de Marruecos (entiendo que lo de "convivir" es un eufemismo para "hacer guarreridas sudafricano-saudís", porque si no no me salen las cuentas). Esto, dicho así podría parecer un comentario digno de un Salsa Rosa de altos vuelos (por la personalidad de uno de los implicados, que no es precisamente una putarraca salida del último reality de turno, como es lo habitual). Y lo es. La gracia del tema es (aparte del lado morboso-obsceno de imáginarse qué pudo encontrar la tal Boff en un... ser de tan indudable -por inexistente- sex-appeal como ben Laden, que ya hay que ser pervertido, y antes de que me lo pregunten, no, no tengo ninguna foto de la señora para ver si lo de él era tan de juzgado de guardia como lo de ella), es que la señora, como no podría ser de otra manera en un Salsa Rosa high-class, que ya les he dicho que era lo que teníamos hoy en el menú, daba datos sobre la intimidad del que nos han vendido (que no digo yo que no lo sea, pero me parece simplificar demasiado) como el heredero-en-la-vida-real de Fu Man Chú.Para empezar, parece ser que el tipo es un graaaaan apasionado de Playboy. Que no es que me extrañe. El tio va de gran lider religioso, y ya sabemos todos que esos son los primeros en saltarse a la torera todas sus autoimpuestas y absurdas normas morales, con independencia del dios al que digan adorar (cuando en realidad todo lo que hacen es profanar Sus templos y blasfemar contra Su Palabra... meárseles en la boca, vamos). Esas cosas son sólo para los demás, los que pagan. Todos son la misma mierda, independientemente del uniforme que lleven. Pero bueno, no les voy a aburrir con cosas que ya saben, que esto es una de las cosas que repito periódicamente cada diez posts o así. Por dónde iba... ah, sí, que al ex-agente de la CIA (he dicho ex?) y, por lo que dicen, reciente cadáver (aunque, por lo que yo se, el cuerpo aún no se ha visto, y uno se ha criado con demasiados cómics de Marvel como para creerse una muerte así, de buenas a primeras) le perdían las señoras estupendas con poca (o ninguna) ropa. Algo que no sería en absoluto criticable para el común de los mortales, pero que en alguien que... Oh, demonios, vuelvanse a leer el principio del párrafo.
Lo de Playboy, pero, no pasa de simple anécdota. Vale, dice mucho acerca de la hipocresía del tipo, pero nada que no nos pudiesemos esperar ya. La enjundia viene en otra cosa. Y no, no es que estuviese también suscrito al Playguy (que aunque la cosa tendría su coñita, para que negarlo, seguiríamos en las mismas, hipocresía y punto). El chiste está en que, siempre según la versión de Carol de la versión de Boff (y esto es como el juego de los disparates, vayan ustedes a saber cuánto queda de la historia original), el sujeto era un fan fatal de Withney Houston, en especial de su actuación (he dicho actuación?) en aquella graaaaaan película que pasará a la historia del cine que fue El Guardaespaldas (Ey! He dicho que pasará a la historia del cine! No que vaya a pasar como algo bueno!). Y claro, uno a veces también sufre de pensamiento lateral no puede evitar pensar en cómo hubiese sido la historia si alguien se hubiese enterado a tiempo de eso y les hubiese arreglado una cita (algo romántico, con velas y un buen vino -que seguro que a eso tampoco le hacía ascos, el gachó- en algún oasis afgano perdido) a ese par de piezas.
Porque por la parte de ben Laden no hay mucho a imaginar, parece claro que alguien que está ocupado saltando por los campos y cogiendo margaritas (bueno, suponiendo que fuese en Afganistán, más bien serían amapolas, tanto da) de la manita del amor de su vida, en lugar de cascándosela como un mico mientras mira rubioteñidas siliconadas y, ocasionalmente, follarse a algún camello, no va a estar por la labor de planear grandes atentados ni la destrucción de Occidente (sea lo que sea eso). Pero y ella? Nadie piensa en ella? Es que nadie piensa en los niños? (espera, eso no venía aquí). Hubiésemos visto a la Houston... espera, reformulo la pregunta: Hubiésemos visto el burka bajo el que se metería la Houston? Hubiese seguido haciendo cine (he dicho cine?) y cantando (he dicho cantar?)? Acaso hubiésemos visto a ben Laden paseando sonriente por la alfombra roja de unos Oscar o unos Grammy? Se hubiese ahorrado los problemas con la necia dronga y el mal marido que han hecho que se convirtiese en una especie de versión de lujo y serie B (sí, todo a la vez) de la Lupe?
Déjenme fabular y pensar que sí. Porque no me dirán que no es bonito pensar que podría haber habido una realidad en la que, aunque nunca lo sabríamos, Withney Houston habría salvado el mundo...
(Vale, tengo que dejar las drogas. O aumentar la dosis, lo que sea más fácil)
4 comentarios:
"Same shit, different smell", you know...
Me ha encantado lo de cómo ha influido Marvel en nuestro concepto de la muerte.
Y en cuanto a la drojaína, aumentar, nene, siempre aumentar...
Bikachus
No eras tú el que decia que tu ya no?
Depende de qué...
Además yo lo digo por ti, yo noque yo lo haga... (en plan Ben Laden, toma!)
Ahora es cuando te llamo perra y ya la tenemos liada...
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