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Uno es, ya lo he contado infinidad de veces, me temo, un magufo vocacional. Tendré alma y formación de científico, pero las cosas de lo oculto, lo misterioso, lo prohibido, lo grotesco y lo arabesco me pierden. Y, bien mirado, no es tan contradictorio como pudiese parecer a simple vista: La función última, en el esquema de las cosas (y esta expresión es, lo se, muy magufa) de un científico es resolver enigmas. Encontrar la explicación a cosas que no están explicadas. Y las magufadas son, por definición, enigmas. Además, hay que tener en cuenta que las magufadas no siempre lo son, porque, por una parte, cualquier técnica científica lo bastante avanzada (en relación a los conocimientos del observador) resulta indistinguible de la magia, y por otra, cualquier suceso para el cual no exista la técnica necesaria para explicarlo científicamente también resulta indistinguible de la magia, con lo que hoy es ciencia (incluso ciencia banal y asumible) ayer podía ser magufada, y lo que hoy es magufada mañana puede ser ciencia, sin más.Un caso concreto de las magufadas que encuentro especialmente apasionante es el referido a la segunda parte del término: el de los ufos, ovnis, marcianos o como le quieran llamar. La vida extraterreste y lo que conlleva (o podría conllevar, en caso de que existiera). Mi parte magufa, espoleada por los recovecos de mi cerebro que se han dedicado, desde que puedo recordar, a devorar ciencia-ficción de toda calaña (pero no nos engañemos, la ciencia-ficción de verdad, la buena, la interesante, es la de serie B, la cutre, la que se le ven las cremalleras al disfraz del alien de turno y los hilos de pescar que sujetan al platillo volante. En la ciencia-ficción, como en el porno, el cutrerío bien llevado y el saberse tomar a chiste a uno mismo es un valor añadido) me lleva a creer que no sólo existe, sino que nos visita y, de vez en cuando, incluso nos abduce y nos viola. Y mi parte científica se debate entre las neuronas que consideran que lo que pasa es que los humanos traemos el horror vacui de serie, y que necesitamos llenar las partes no exploradas de los mapas de dragones para sentirnos más seguros en nuestro pequeño mundo controlado, ordenado y racional (y, una vez explorado todo el globo hasta la saciedad, la única terra incognita que nos queda es el espacio) y la que considera que, por simple estadística, entre los millones de planetas que pueblan el unverso, las probabilidades de que sólo haya surgido la vida aquí son tendentes a cero. Y entonces se empiezan a pelear entre ellas, que si "por qué iban a estar tecnológicamente mucho más avanzados que nosotros", que si "cualquier especie que hubiese desarrollado un pulgar oponible y que no hubiese pasado el noventa por ciento de su tiempo más precupados en matar al vecino que en saber cosas estaría más avanzada que nosotros, aunque hubiese aparecido antes de ayer", que si el abuelo fuma, que si la abuela bebe. Y acabo con dolor de cabeza. En fin, que no puedo decir sin faltar a la verdad que los extraterrestres existan ni que nos visiten, aunque me gusta pensar que sí a ambas, y la lógica me lleva a pensar que si a la primera (a la segunda no, y ya expliqué en su dia por qué causas físicas es imposible).
Y aquí permítanmen un inciso, y que vuelva a lo anterior. Porque de lo que dije en el primer párrafo parece que se desprenda que defiendo que no existen las magufadas como tal, sino tan sólo cosas de las que no conocemos la técnica para explicarla y/o reproducirla, pero de las que no se puede descartar que algún dia la conozcamos (por ejemplo, a dia de hoy no se pueden explicar los fantasmas, ni se pueden reproducir sus "manifestaciones", pero en una aplicación estricta del método científico, no se puede negar su existencia, porque tampoco se puede probar, en la totalidad de los casos, que no existan, con lo que cabe la posibilidad de que el mes que viene se descubra la forma de registrarlos de una manera que cumpla con todas las garantías de un estudio científico, con lo que pasarían a ser materia de estudio de la ciencia. Otra cosa es que, a dia de hoy, el 99'9% de los fantasmólogos sean unos magufos de tomo y lomo y unos engañabobos. Pero es un expediente que no se puede cerrar así a la brava). Bien, hay dos casos en que la magufería es completa, intachable e indiscutible: uno es Dios, en su concepción judeocristiana, la del dios creador, el Demiurgo. Básicamente, porque si es el Creador, también crea las normas, y por tanto queda fuera de ellas. Y los únicos instrumentos con los que puede jugar la ciencia se basan en esas normas, por lo que el concepto de Dios-Demiurgo queda fuera el campo de estudio de la ciencia, de cualquier ciencia. Ni se puede probar científicamente que exista, ni se puede negar científicamente que no exista. Filosóficamente es otra cosa, pero científicamente, no.
Y el otro caso es el de los enigmas inexplicados que no son tales. Los que no tienen explicación científica porque, en realidad, no hay tal enigma. Sólo un error en el método, la referencia, el cálculo o la percepción de los datos. El valor de la última cifra decimal de pi (en sistema decimal) no es un enigma, porque no existe tal cifra. Y entre estos, son especialmente divertidas e interesantes las pareidolias (tipo de ilusión o deficiencia en la percepción que involucra un estímulo vago que es claramente percibido como algo o alguien), como cuando jugamos a ver formas en las nubes, cuado aparecen manos y caras fantasmales en las manchas de humedad de las paredes (o en el estucado, si lo prefieren) o cuando se aparece la cara de la Jesucristo en el trazado de las vetas de un jamón de Jabugo. No existe tal forma, pero nuestro cerebro relaciona unos rasgos básicos comunes de un trazado azaroso, y lo asimila a una imagen que nos es conocida. Por eso en la misma nube uno ve un coche, el otro una linda mariposa, el otro una cabeza de perro partida y el cuarto el rostro de la persona amada. A la vez. Es el efecto en que se basa el test de Rorschach, porque en función de con qué relacione tu cerebro la imagen abstracta, se puede saber en qué anda trabajando tu subconsciente (el primero es un macarra, es un hortera y quiere ir a todo trapo por la carretera, el segundo gasta más pluma que Boy George, el tercero es un psicópata asesino con hacha y el cuarto lleva un calentón encima que podría poner en marca una central térmica él solito).
Les suelto este rollo macabeo porque una de las magufadas más clásicas es la de la Cara de Marte,una extraña formación descubierta en unas fotos tomadas por la sonda Viking 1 en 1976. Como magufada es un tanto cutre, porque resulta bastante evidente que se trata de una formación rocosa que, casualmente, tiene una serie de sombras que le dan un vago aspecto de cara humana. Sin embargo, los magufos llevan treinta años agarrándose a ella como Zaplana a su poltrona (hablando de caras de piedra...) y defendiendo que eso era una prueba de que había habido vida inteligente (y humanoide, añado) en Marte, que la habían construido. El hecho de que, por simple escala, esa "cara" tuviese que tener el tamaño de una ciudad mediana, por supuesto, era irrelevante. Y ni las fotos tomadas por la sonda Mars Surveyor entre 1997 y 2001, con mucha más definción, y donde se puede ver que la cosa, más que a una cara humana, se parece a una croqueta olvidada hace quince dias en la encimerales hacía bajar del carro. Que no, que había marcianos y eso lo demostraba.
Ya les digo que como magufada era cutre y no colaba, pero... y lo bonito que era el pensar que había unos bichos verdes y con trompetillas por esos martes de dios que se dedicaban a esculpir grandes monumentos megalíticos para que los humanitos nos los encontrásemos cuando saliéramos por fin de esta bola de barro? Pues eso. Que mi parte magufa se ha sentido muy decepcionada, como un niño al que le quitan un juguete, cuando esta mañana ha visto en los periódicos las fotos de la Mars Explorer que demuestran, ya sin lugar a dudas, que ni cara ni hostias, que son simplemente tres montañitas sin la más mínima gracia ni misterio...Desde luego, que asco de mentalidades científicas y literales, que le quitan la magia, el misterio y la poesía a todo...
3 comentarios:
Son tres montañas bonitas, se podría poner un pueblo en el "descansillo" (eso es una meseta) que tienen en medio.
Sí, claro.
Y luego le hacemos un trasvase de agua desde el Ebro, para que puedan beber y hacer campos de golf...
Existen modos de vida que no son el "especulador-levantino".
Hay gente que vive en desiertos y no va por ahí pidiendo trasvases.
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