jueves, 14 de septiembre de 2006

Mala sangre

Archivado en , y

Una selva, un bosque en estado salvaje, se autoregula. El otro día decía que las ciudades son seres vivos per se, y lo propio se podría decir de los bosques (e incluso al planeta entero, si nos remitimos a Lovelock y su hipótesis Gaia), que son grandes criaturas-colonia, formadas por multitud de individuos independientes y distintos entre sí (y en eso se diferencian de los enjambres o los hormigueros, donde todos los individuos de la supra-entidad son, básicamente, iguales). Eso, entre otras cosas, significa que, no diré que periódicamente, pero si de forma más o menos regular, se limpia. Y la forma más fácil y más cómoda de limpiar una extensión del tamaño de un bosque es mediante el fuego. Los bosques se queman porque necesitan quemarse de vez en cuando, porque si no, los procesos de putrefacción y regeneración de material no darían a basto para reciclar toda la materia muerta que produce el propio bosque, con lo que el suelo quedaría aislado del agua y del aire, y, en palabras llanas, se asfixiaría. Los incendios forestales espontáneos (provocados principalmente por rayos o por el calor provocado por grandes colonias de bacterias putrefactivas, combinados con grados de sequía más o menos estricta), son parte del ciclo natural del bosque, y no son negativos per se.

Por supuesto, cuando introducimos en la ecuación la variable "hombre", la cosa varía ligeramente. Por una parte, porque que al bosque le interese una limpieza no implica, más bien al contrario, que a sus células, sus habitantes, les interese. Recuerden, cuando un bosque se quema, algo tuyo se quema. Y si vives junto (y no digamos en, y no digamos de) al bosque, ni te cuento. Y, por supuesto, está la otra cara, más siniestra, de la intervención humana, que es cuando se provocan los incendios. Por ignorancia, por inconsciencia, por imprudencia o por mala leche, que cantaba Serrat. Aparcando el tema "pirómanos", que son enfermos mentales y como tales no son directamente responsables de sus actos (otra cosa sería si hablásemos de las responsabilidades de los responsables, valga la rebuznancia, de que esos enfermos no estén debidamente diagnosticados, medicados, controlados y, cuando sea necesario, recluidos, por su seguridad y por la de los demás), resulta obvio que la mayor parte de los incendios forestales con los que nos tenemos que enfrentar son de causa humana, sea indirecta (tendidos eléctricos demasiado bajos, que rozan con las ramas de los árboles, o con un mantenimiento defectuoso, o chispas surgidas del roce de piezas de un tractor), semi-directa (colillas lanzadas desde la ventanilla del bosque, botellas de vidrio abandonadas que actuan como lupa), o directas, cuando alguien va y, con dos cojones, un palito y el escudo de la legión, prende fuego. Sea para hacer una barbacoa campestre (como los descerebrados que provocaron el trágico incendio de Guadalajara del verano pasado), para quemar unos rastrojos o, directamente, a mala leche, para provocar un fuego con diversos intereses (que pueden ir de conseguir madera barata para hacer pasta de papel, a conseguir una jugosa recalificación de terrenos, pasando por joder al vecino).

En el primero de los casos, la vía indirecta, se puede exigir una mayor responsabilidad a las empresas eléctricas (si plantas una línea de alta encima de un bosque, has de tener en cuenta que los árboles crecen, y crecen hacia arriba, y que toda instalación requiere de un mantenimiento) o a los payeses (aunque, en el fondo, sean los principales interesados en que eso no pase, por una parte porque si las piezas rozan el tractor se jode antes, y vale dinero, y porque cuando pasa eso el fuego empieza en su casa, y eso no le gusta a nadie). En el segundo, el de los incendios semi-directos, y los dos primeros casos de los directos, lo único que se puede hacer es coger a los subnormales que tiran colillas por la ventana del coche, a los gilipollas que ensucian el bosque, y más con cosas peligrosas (principio básico de la buena conducta, niños: uno limpia la mierda que produce, y no la tira al patio del vecino), a los anormales que deciden hacer una barbacoa (y encima dejarla desantendida) cuando estábamos pasando la peor sequía de muchos años, y cuando además estaba prohibidísimo, o a los capullos que se dedican a quemar rastrojos (en las mismas condiciones que lo dicho antes), es darles de hostias hasta en la partida de nacimiento y luego obligarles a limpiar todo lo quemado con la lengua, a ver si así aprenden a pensar o, al menos, hacen algo útil por la sociedad. Pero para el último caso, los que se dedican a prender fuego a mala fe, habría que colgarles de los huevos/labios menores encima de una lumbre de cagajones mientras se les azota con hierros al rojo, y luego obligarles a apagar los rescoldos con la lengua. Y, acto seguido, aplicarles el mismo tratamiento que a los anteriores. Y en el caso de que lo hayan hecho por indicación de alguien, lo mismo para el/los instigadores. Que quieren que les diga, me hago mala sangre con ese tipo de cosas.

Cuando el incendio, por cualquiera de las causas, se ha declarado, pero, ya no hay nada que hacer, y hay que apagarlo. Y dejémonos de hostias, apagar un incendio es algo muy serio. Y sí, fotos como estatambién me hacen muy mala sangre. Porque no hace falta ser ningún experto en incendios forestales como para darse cuenta que la fotito del señor Feijóo (que no es nueva, ya lo se, pero es más que sintomática) es un disparate. Ya no porque ir engominado y de traje (se quitó la corbata para la foto, por lo menos algo de vergüenza ajena tiene. O igual era el calor) no sea lo más adecuado para ir a apagar un incendio (vamos, que más bien es una invitación a salir ardiendo, que la gomina es inflamable y un traje de vestir ni proteje de nada ni da una gran movilidad en caso de que haya que salir por pies). Es que con esa manguerita y ese chorrito de agua de chichinabo que haría que el Manneken Pis le llamase pichafloja no es que no se pueda apagar un incendio, es que no se puede apagar una barbacoa de jardín. Ni regar el jardín, ya puestos. No un jardín digno de tal nombre. Esa foto es una burla hacia la gente que se estaba dejando el pellejo en intentar, esta vez de verdad, apagar los fuegos que arrasaron Galicia de punta a punta este verano.

Me preguntarán por qué saco este tema un mes después. Pues miren, porque lo que realmente me ha hecho mala sangre al respecto, me la ha hecho hervir y me ha puesto de tan mala hostia que sacaba fuego por la boca (a riesgo de provocar un nuevo incencio) ha sido esto (pdf) que encontré en chez Escolar. No domino precisamente el gallego, pero sí otras dos lenguas románicas próximas, y, a grandes rasgos, sí que lo he pillado. Hablé en el segundo párrafo de las responsabilidades de los responsables. De lo que de esa carta, firmada por María Dolores Faraldo, secretaria de organización del Partido Popular en A Coruña, y dirigida a los alcaldes de su partido de su provincia, [EDIT] se desprende [/EDIT] es que se retrasó intencionadamente la formación de las brigadas antiincendios (que son la primera fuerza de choque contra cualquier fuego, y la que puede marcar la diferencia entre que este quede en conato o que se extienda y se descontrole) por motivos exclusivamente políticos. Si alguien me va a comentar que, para cuando ardió el monte gallego, dichas brigadas ya estaban debidamente formadas, que se lo ahorre, porque a principios de Junio ya estaban todas las alertas de incencios en marcha (justo detrás de mi casa hubo uno el 30 de Junio, no les digo más), y los incendios que se dieron en Agosto se podrían haber dado perfectamente dos meses antes. Y entonces las brigadas no hubiesen estado disponibles y en plena actividad. Esta gentuza arriesgó, por sus santos cojones y con la única intención de desgastar al gobierno de la Xunta y, de rebote, al gobierno central, ya no el ecosistema, ya no la forma de vida y la economía de muchos pueblos, sino directamente la vida de los ciudadanos. Porque claramente todas esas cosas no les importan una mierda. Lo único que le importa a los cappomafiossi (y uso la expresión con todas las connotaciones posibles) del PP, tanto a nivel regional como a nivel nacional, es el PP, y que el PP vuelva al poder. Todo lo demás, es prescindible.

Disculpenme si sólo puedo sentir asco y repugnancia. Eso, y hacerme mala sangre.

Y hoy no pongo el enlace al post anterior, porque es uno muy bonito y no quiero que se mezcle con toda esa mierda. Mis disculpas.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay un trozo que no he entendido:

De lo que de esa carta, firmada por María Dolores Faraldo, secretaria de organización del Partido Popular en A Coruña, y dirigida a los alcaldes de su partido de su provincia, es que se retrasó intencionadamente la formación de las brigadas antiincendios

¿Después de lo que va en negrita, se ha dejado algo su excelencia? Es que si no, no lo pillo...

Urui dijo...

La presencia humana (al menos la presencia humana que vive y trabaja en el campo) también solía limpiar el bosque: se cortaban zarzas (tallo leñoso) y ramas viejas para la lumbre en invierno, se pastoreaban los bichos ovinos, bobinos y caprinos que se comían parte del sotobosque, etc.

Pero ahora no se puede hacer por no-se-qués y así está el campo, hecho una mierda.

Sota dijo...

Falta un "se desprende", Norda. Mea culpa.

Urui, no se puede hacer básicamente porque la población rural es residual y envejecida, y la ganadería tradicional ha sido abandonada en favor de ganadería intensiva que no pasta en el bosque, sino a la que se le dan piensos compuestos (con o sin dioxinas). Vamos, que no es que no se pueda hacer, es que no hay quien lo haga.

Urui dijo...

En lo general es lo que dices, en lo particular, por la zona de Galicia (mira que curioso)donde viven mis tíos les prohibieron hacerlo por algo relacionado con la ecología.

Bastantes años después, se está demostrando que no solo no le hacían daño al monte sino que encima lo beneficiaban.

Anónimo dijo...

Calmese vuecencia, que semejantes personajillos no tienen suficiente talla como para ser merecedores de sus iras, imaginese que el jerifalte regional ha recurrido a la felipiana frase de "me enteré de eso por la prensa" (por cierto deberías recortar un poco el enlace de la carta para que funcione).

Sota dijo...

Urui, esas son las cosas que pasan cuando decisiones sobre ecología las toman políticos o economistas, en lugar de biólogos o ecólogos... Nada nuevo bajo el sol.

Maese Logan, soy humano, y nada humano me es ajeno. Por supuesto que me indigno. Y lo del link está arreglado, gracias.

Powered By Blogger