Dolorrrrrr! (II)

Poco antes de fin de año (del pasado, claro), les ponía unos gonitos vídeos (aquí donde se veía a unos mocetones (a los que no puedo definir como con un nivel de testosterona inversamente proporcional a su inteligencia simplemente porque no creo que su nivel de testosterona fuese infinito) quienes, para pasar el rato, en lugar de leer, ir al cine, hacer encaje de bolillos o matarse a pajas como cualquier hijo de vecina, habían decidido que lo que molaba y era modelno era darse de puñetazos en los cojones (los propios), grabarlo en vídeo y luego colgarlo en internete para que la humanidad toda se sobrecogiese ante su inenarrable estupidez. Como soy consciente de que, así leído, cuesta de creer, arriba tienen el link para que lo puedan comprobar con sus propios ojos.

Pues bien, como ya saben ustedes, porque lo dijo Einstein y ustedes son gente culta y leída que sabe lo que dijo Einstein, sólo hay dos cosas infinitas en el mundo: el Universo y la estupidez humana. Y de lo del Universo no hay pruebas.

Que qué quiero decir con esto? Pues que en el tema de ser un gilipollas y, encima, enorgullecerse de ello y demostrarlo públicamente ante internautas de todo pelaje, las modas, como en todo, cambian. Y, por lo que veo en Al Abordaje, lo de intentar autocastrarse por contusión ya ha pasado de moda, y ahora lo que priva (que sonará muy ochentero y muy cheli, pero la RAE lo acepta) es prenderse fuego y lanzarse luego a la nieve o al agua para apagar las llamas antes de acabar consumido como una cerilla. Paso de poner los vídeos, que mi complaciencia para con la estupidez humana tiene límites, pero si no me creen (o si quieren regodearse viendo arder a un capullo integral), los pueden encontrar aquí.

Y a mi que se me ocurre más de uno y más de veinte que deberían adoptar esta moda y ponerlo en práctica este sábado por la noche... Prenderse fuego, y luego tirarse a una piscina.

Eso sí, por favor, que alguien se acuerde de quitarle el agua a la piscina antes.

Por evitar que la dejen perdida de cenizas y porquería, más que nada.

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