Un favor personal

Como cualquiera que se pase por este blog puede haber deducido sin demasiado problema (bueno, cualquiera que no sea Ángel Acebes, que este seguro que encontraba otra línea de investigación), a aquí su seguro servidor la política es un tema que le pone. Y aquí viene la inevitable acusatio non petita: no me pone porque me interesen especialmente los rifirrafes entre parlamentarios (y donde digo parlamentarios pueden leer perfectamente concejales, o representantes de partidos políticos, o periodistas afectos), ni porque erecte pensando en ninguno de los anteriormente mentados, ni (los dioses me libren) porque milite, o aún tenga simpatías, por ningún grupo político. Ustedes me conocen y ya lo he dicho alguna vez, yo me muevo más por antipatías que por simpatías, y en el caso de la política, ese "más" tiende peligrosamente al "sólo". Ya saben, aquello de (creo) Sherlok Holmes, una vez eliminado todo lo imposible, lo que queda, por absurdo que sea, tiene que ser lo bueno. O lo menos malo, que para el caso es lo mismo.

Si me gusta la política es porque la entiendo (y entiendo que es la única forma de entenderla sin estar majara) en su sentido estrictamente etimológico: de polis, ciudad (y, por extensión, sus ciudadanos), política, aquello que versa sobre la ciudad (y, por extensión, sobre sus ciudadanos). La política no es sino el arte de vivir en sociedad. Y no, no lo estoy confundiendo con la educación (no confundir con la cultura) o con los modales. Eso es el arte de comportarse en sociedad. "Vivir" en sociedad no es sólo ceder el asiento a las embarazadas (Nan, que hay de lo tuyo?), que también, es comprar el pan en la panadería o en el super. Es ir a trabajar en autobús o en coche. Es poner la tele o leer un libro. Es llevar unos tejanos o unos pantalones de pinzas. Todo eso es política, porque, aun cuando estas elecciones tomadas como actos individuales no tienen gran transcendencia, cuando se juntan miles, realizados por personas distintas, dan forma a la sociedad en que vivimos. Lo de los parlamentos y tal, en el fondo, no es más que administración de lo anterior y un poco (mucho) de paripé. Y dado que (mal que me pese la mayoría de las veces) vivo en sociedad, no me queda más remedio que interesarme por la política. Y no me queda más remedio que interesarme por lo que dicen o hacen, o dejan de decir o hacer, esos señores que, no nos olvidemos, están a nuestro servicio y para administrar nuestro dinero. De nuevo no recuerdo quién lo dijo, pero recuerden siempre: Son los gobernantes los que deben tener miedo y rendir cuentas al pueblo, nunca al revés. Además de que las decisiones que se toman (y que se toman en mi nombre, y en el suyo, y en el de la señá Maru del quinto segunda) me afectan, directa o indirectamente, y por ello considero que debo estar tan bien informado como me sea posible.

Y además, qué coño, que es divertido ver como se sacan los ojos.

Me imagino que después de lo anterior, especialmente de la última frase, se habrán dado cuenta de que las tertulias políticas me encantan. Siempre y cuando se cumplan una serie de condiciones necesarias (que haya intercambio de ideas, no discursos preparados previamente y que se repiten sin tocar una coma, que haya pluralidad, no un tabernáculo donde todos piensan lo mismo, herméticos al exterior e impasible el además, y que la discusión, aun siendo tan violenta y apasionada como se quiera, no derive en un combate de Pressing Catch), y alguna conveniente (como que se de entrada al público para que pueda expresar sus opiniones). Es por ello que desde hace años sigo con una cierta regularidad la tertulia matinal de Luis del Olmo, primero en Onda Cero y luego en Punto Radio (que, por más que escorada a la derecha, cumple con todo lo anterior) y la vespertina de Ramón Miravitlles en COM ràdio (que a los no catalanes no les sonará de nada, pero que ya les digo yo que cumple con todo lo anterior, por más que escorada a la izquierda). Y también fui seguidor, en su día, de la tertulia política de María Teresa Campos, que, se lo crean o no, era de las más equilibradas y ecuánimes en cuanto a las filias y las fobias de sus participantes, y una muy buena tertulia política.

Si alguien se espera que ahora vaya a hablar del 59'' y de la espantá de la dominatrix de vía estrecha, rata miserable (y ya que el link directo al artículo no está disponible, les pongo un link a un blog muy de derechas libegal, para que vean que no me invento lo que dijo esa tipeja despreciable), despojo humano y nefasta (y nefanda) periodista a sueldo de intereses políticos de Isabel San Sebastián, lamento decepcionarle, porque ni vi el programa ni lo sigo. Aunque reconozco que me alegra que alguien le haya puesto las peras al cuarto de una puta vez a ese primate peliteñido y le haya cantado las verdades a la cara. Que no saben de qué hablo? De esto.

En realidad la cosa va por el programa de Miravitlles. Ayer uno de sus tertulianos era el señor Francesc Marhuenda, director de La Razón-Cataluña y número 3 de las listas del PP por Barcelona a las elecciones de la Generalitat del 95, bajo la dirección de Alejo Vidal Quadras. Lo que se llama un periodista imparcial, vamos. Y recalco esto porque él no se harta de decir que lo es y que está en la tertulia en calidad de periodista, no de pepero. Este señor, experto en tirar balones fuera en cuanto se habla del PP (y a quien, lamentablemente, sus contertulios le siguen el juego) dijo, por enésima vez y en líneas, que acusar al PP de manipulación después del atentado del 11-M era mentir y tergiversar la verdad. En tiempo de los oyentes, yo puse un mail diciéndole qué cómo era posible conjugar el que el ministro Acebes saliese diciendo que todas las líneas de investigación apuntaban a ETA (y quien dijese lo contrario era un miserable) el domingo por la tarde, con que se hubiesen realizado ya detenciones de personas que no tenían nada que ver con ETA y que habían estado seguidas por el CNI por sospechas de que podían estar en contacto con elementos salafistas relacionados con Al-Qaeda, sin introducir el elemento "mentira" en la ecuación. El me contestó airadamente que estaba equivocado, y que Acebes sólo había dicho eso el viernes. A mi se llevaron los demonios, y volví a escribir recordándole que lo de "la única línea de investigación es ETA, y quien diga lo contrario es un miserable" fue del domingo por la tarde. Y el me contestó llamándome mentioso.

Y por ahí no paso.

Porque recuerdo perfectamente haber escuchado por la radio, mientras iba hacia la manifestación del día doce, que se habían encontrado las cintas con versículos del Corán y que la policía estaba detrás de la pista de esos hijos de puta, que siempre lamentaré no saber bastante del islam y de la estructura de sus otros mundos para poder decir en qué infierno en concreto se tendrían que estar pudriendo (Pitu, guapa, échame un cable, que no conozco yo al equivalente islámico del Dante), y de como se crisparon en ese momento las caras de mucha otra gente que iba también por la calle, en la misma dirección que yo, con los cascos puestos. Y recuerdo perfectamente volver el domingo de votar y escuchar a ese desgraciao, en directo, en la tele, y que es la única vez que mi padre no me ha contestado con un "qué culpa tendrá su madre" (y que yo le he contestado a él con un "y qué culpa tendrán las putas y sus familias, es una frase hecha") al oírme soltar un "hijo de la gran puta" que me salió de las tripas.

Así que se lo pido como favor personal. Ya he buceado un poco por hemerotecas digitales y algo tengo, pero quiero tantas referencias al respecto como sea posible para pasárselas por los morros. A ser posible, contemporáneas. A ser posible, escritas, que es para la radio. A ser posible, de medios tan a la derecha como se pueda. A ser posible, del mismo La Razón. Links en los comentarios, o a mi mail, por favor.

Porque por mis muelas que ese MENTIROSO faltón se va a tener que tragar sus palabras.


(Msuyate, tío, tu que esto de las hemerotecas lo tienes por la mano, márcate un tanto, anda...)

El link proporicón del día

Hace 309 posts...