A la sombra de un león

Al principio pensé que era una señal del fin del mundo, o de que me había vuelto tarado definitivamente. Porque que yo, precisamente yo, pudiese estar de acuerdo con algo con una prostituta de alto copete que se ha hecho con una fortuna y un título que no existe (puesto que pertenece a un país que a dia de hoy es una república) a golpe de coño, como Tita Cervera, y con un... algo (porque cada dia que pasa tengo menos claro si es una mujer, un T-1000 o una de las Cosas de las Dimensiones Mazmorras) como la sobrina de don Jaime Gil de Biedma, no señalaba nada bueno para mi salud mental ni para la estabilidad cuántica del Universo.

Pero luego, según aparecían más datos, me dí cuenta de que no, que todo estaba bajo control. Que no es que yo estuviese de acuerdo con ellas, sino que eran ellas las que estaban de acuerdo conmigo. Por motivos sin duda diferentes, y con finalidades obviamente distintas. Pero si bien no creo que los amigos de mis amigos tengan que ser mis amigos, ni que el fin justifique los medios, lo que sí que está claro es que los enemigos de mis enemigos pueden, en determinadas condiciones, ser mis aliados. Que me aseguraré muy mucho de no dejar mi espalda desprotegida en ningún momento? Sí. Pero es que teniendo a según quién cerca, eso es un acto reflejo, simple instinto de supervivencia.

Dejado esto claro, con lo que supongo que ya verán ustedes por donde voy, me permitirán que hagan un pequeño inciso para aliviarme de responsabilidades: No soy madrileño, no vivo en Madrid, mi visión es la de un visitante ocasional y aceptaré gustoso cualquer crítica razonada, por destructiva que sea, a lo que se dice en el presente envío por parte de los directamente interesados. Pero esta, y no otra, es mi opinión al respecto, y como este es mi blog y me lo follo cuando quiero, pues la expongo cuando me da la gana.

Se habrán enterado de que Gallardón, alcalde de la Villa de Madrid, conocido internacionalmente por su afición a las obras faraónicas (afición esta de la que tiene un gran aprendiz en JoanClos Van Damme, alcalde de Barcelona, por cierto) ha tenido otra idea luminosa, que es la de levantar por completo el paseo del Prado (que a dia de hoy es, si no recuerdo mal, una calzada ancha, un paseo arbolado y otra calzada ancha), para dejar una autopista y un paseo, con no se que excusas de disminuir la polución, y tal. Que digo yo que, quedando el mismo número de carriles, habría el mismo tráfico y por tanto la polución sería la misma, pero bueno, y que además eso dificultaría (y de qué manera) a los peatones (que, aunque les parezca mentira a los señores alcaldes, también los hay que somos peatones) el cruzar de un lado al otro del paseo, que uno de los recuerdos que tengo de Madrid es lo difícil que es encontrar un paso de cebra en según que avenidas para poder cruzar. Para hacer posible el proyecto, claro, habrá que talar entre 16 (según el Ayuntamiento) y 700 (según los manifestantes ecologistas) árboles. Árboles que el propio Gallardón había declarado, cuando era presidente de la Comunidad de Madrid, bienes de interés cultural, por cierto.

La baronesa viuda Von Thyssen (la que dije antes que se ha hecho con el título a golpe de coño, que es una forma tan honrada como cualquier otra de hacerse con un título nobiliario) ha montado en cólera porque los ochocientos carriles de autovía quedaría del lado de su museo (y no se por qué pongo las cursivas, porque el museo realmente es suyo, el Estado Español sólo lo tiene alquilado) y supongo que eso haría feo y le restaría visitas. La sobrina de don Jaime Gil de Bidedma (Esperanza Aguirre, para los despistados, actual presidenta por pucherazo de la Comunidad de Madrid) se ha frotado las manos cuando ha visto ahí una via para atacar a Gallardón, su bestia negra particular, e intentar debilitarle de cara a la presidencia del Partido Populista de Madrid, y probablemente también a la del Partido Populista en general cuando Acebes y Zaplana definitivamente hagan que lo de Rajoy parezca un accidente, o bien cuando a Rajoy se le crucen definitivamente los cables y en un arrebato pasional se los pase por la piedra (con esto quiero decir que los mate) a ambos antes de suicidarse. Y yo me he cabreado como una mona por los de los arboles.

Porque el paseo del Prado está muy bonito como está, el tener los carriles de subida y de bajada separados hace el tráfico más seguro (porque dificulta que algún imbécil bebido se meta en contradirección, porque si esa cúpula verde se agradece en primavera y en otoño, que es cuando yo he estado, en verano debe ser la hostia estar ahí abajo (en comparación con no estar ahí abajo, me refiero), porque aunque el encargado de obras públicas diga que no se van a cortar los árboles, no se lo cree ni él, que jartitos estamos ya en todas las ciudades de promesas por el estilo, y luego los árboles acaban hechos mondadientes, y además, aunque se transplantasen, es muy difícil que árboles de ese tamaño y edad vuelvan a enraizar bien. Y porque no me da la gana de no poder volver a sentarme a descansar los pies a su sombra hasta que lleve a mis nietecicos a vistar Madrid, porque hasta entonces todo lo que plantasen no pasaría de arbolillo de chichinabo sin basante cuerpo ni ramaje como para dar sombra ni dar na'.

Así que no se preocupen, no ha habido ninguna alteración del orden cósmico. Son ellas las que están de acuerdo conmigo, por sus espúreos motivos. No yo con ellas.

Que uno aún tiene un poco de dignidad.

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