miércoles, 31 de enero de 2007

La primera vez (de este año)

Estimados señores de Relaciones Externas de TMB:

Antes que nada, felicitarles el nuevo año, ya que es la primera ocasión que me dan de hacerlo. Que hubiese preferido que fuese más adelante, o, incluso (aunque soy consciente de que quizás fuese demasiado pedir) nunca. Pero en fin, algo más de un mes desde la última vez que tuve que poner una reclamación (el 21 de Diciembre del pasado, por vía telefónica) casi, casi diría que es un récord para lo que nos tienen acostumbrados (también es verdad que un mínimo de dos cortes en la línea cinco no me han afectado, pero sí los he visto anunciar, así que ha sido puñetera casualidad que no necesitase coger esa línea esos días, más que mérito suyo).

Por cierto, que aún estoy esperando respuesta a los temas que planteaba en dicha reclamación, a los que, por supuesto, por teléfono no se me supo dar respuesta. Bueno, a algo sí. Que las reclamaciones de Marzo del pasado año (de los días seis, trece y veintisiete, respectivamente) no me las han contestado todavía (sí, estoy hablando de reclamaciones de MARZO del año pasado) porque “han tenido que pedir información a los otros operadores que nombro en ellas”. Teniendo en cuenta que en dichas reclamaciones todo lo que hacía (las tengo delante, lo acabo de comprobar) era indicar cuales eran los recorridos alternativos (tremendamente más largos, y en más de una ocasión más caros, puesto que me obligan a marcar billete otra vez al hacer un doble cambio de operador) que tengo que hacer cuando me dejan en tierra, sinceramente mi extrañeza alcanza límites estratosféricos. Necesitan preguntarle a esos operadores (que no nombraré, no sea que esta carta tarde también un mínimo de diez meses y necesite de una tregua de ETA de por medio para que la contesten) sí yo los cojo o no para poderme contestar? Es más, necesitan diez meses para preguntarles algo? Pelín lentitos, ustedes... Y ya que estamos, me permito recordarles que también tienen por ahí perdidas una reclamación del día 23 de Noviembre, y una meta-reclamación (que ya es el colmo, tener que poner una reclamación porque la respuesta que dan a un montón de reclamaciones anteriores es una sarta de tonterías, mentiras e insultos a la razón, pero es lo que hay) del 22 de Noviembre. Y, por supuesto, la reclamación telefónica que he indicado antes. Todo esto, entendiendo que no se me haya traspapelado ninguna, claro. Que uno es maniático y ordenado, pero ante tal acumulación de papeles (por culpa de su mal servicio), pues todo puede ser.

Se lo recuerdo más que nada por si les da por contestar algún día. Si no es molestia, vamos. Que no se vayan a estresar con el tema, y tal. Total, qué son diez meses entre amigos...

En fin, que me voy de tema. Día 31 de Enero de 2007. Línea 1. A aquello de las ocho menos diez de la tarde, el metro entra en la estación de Sant Andreu, dirección Fondo. Yo voy dentro. En el momento de entrar en la estación, comienza a sonar, casualidades de la vida, una canción en mi reproductor de mp3, que dura cuatro minutos con cincuenta y siete segundos. De Sabina. Se lo digo por si tienen que ponerle una carta para confirmar los datos, o algo. Cuando acaba la canción, el metro aún no se ha movido de sitio. Empieza la siguiente (Aretha Franklin, 2’55’’) y va más o menos por la mitad cuando oigo que por los altavoces dicen algo. Me temo lo peor, y me arranco los auriculares (haciéndome daño en la oreja derecha, por cierto), y llego a escuchar el segundo pase, el que hacen en castellano. Bueno, digo escuchar por decir algo, porque entre que estaba dentro del vagón, que los altavoces del andén casi no se oyen, y que el sonido de esa megafonía presenta más parásitos que la concejalía de urbanismo de cualquier pueblo costero español, todo lo que llego a entender es que ha pasado “algo” en la estación de Fondo (no se entiende el qué), y que el servicio queda interrumpido. Así que empiezo la peregrinación habitual (que si quisiera quedar bien diría que casi la echaba en falta, pero como es mentira, y lo de quedar bien como que me la trae al pairo, pues que sepan que no, que no la echaba en falta en absoluto) de salir del vagón, buscar dónde han tenido la gentileza de dejar una taquilla, en lugar de colocar máquinas, a ver si había suerte y en ella había alguien, pedir la carta de reclamaciones y el cambio de billete (por cierto, veo que vuelven por sus fueros y vuelven a estafar al sufrido viajero, dando como billete de compensación uno no integrado, cuando el que yo pagué sí lo era, y se supone que por ello hicieron una brutal subida de precios –más brutal de lo que nos tienen acostumbrados cada año, me vengo a referir- cuando hicieron la integración), esperar a que la chica que había en taquilla se enterase de cómo se tenía que hacer (quiero creer que fue por eso por lo que cuando se lo pedí se puso a hablar por teléfono cual adolescente de telecomedia cutre, y que fue por eso por lo que tardó taaaaaaanto en dármelo), aprovechar ese tiempo en avisar a otros sufridos pasajeros que iban a entrar de que el metro estaba parado (porque los carteles luminosos de lo único que avisabas es de que no se puede fumar ni bajar a las vías, que es una información muy práctica cuando el metro está parado, sí) y que no tirasen el tiempo y el dinero marcando el billete, salir a la calle, darme cuenta de que justo en ese momento le ha dado por ponerse a llover en Barcelona, que mira que ha tenido tiempo, e irme a buscar un autobús que me permitiese llegar hasta casa.

Vale, soy consciente de que lo de la lluvia sólo se lo puedo achacar a mi mal karma, no a ustedes, pero entenderán que es lo que me faltaba para echar sapos y culebras por la boca y empezar a cagarme en todos los muertos de mucha gente. Y no miro a nadie. Pero es que, dado que ni la megafonía, ni la chica de taquilla, ni el servicio telefónico de atención al cliente, al que llame, entre pitos y flautas, casi media hora después de que se parase el metro, supieron darme razón de por qué se había interrumpido el servicio, no puedo quitarme de la cabeza la idea de que, como cayeron cuatro gotas (porque no había caído más) se les inundo la estación y les provocó un cortocircuito, o algo. Básicamente, porque está en su línea, como demuestra la estación de Baró de Viver, que nos estuvieron jodiendo vivos a los colomenses al cortar ese tramo durante todo el Agosto para “impermeabilizarla”, entre otras cosas, y sigue con las misma filtraciones de agua que antes. Bueno, peor, porque antes al menos el agua iba por los canales que se habían hecho ya ad hoc, y ahora va por donde le da la puta gana y suele estar en las mismas vías (cosa que da una tranquilidad que te cagas, por cierto).

En fin, que su servicio sigue siendo igual de nefasto que el año anterior. Y que supongo que habrá que empezar a montar pollos como los que se les han montado a los cercanías de RENFE (también pueden consultarles eso, si lo necesitan, no se corten) para que se decidan a hacer algo. Y probablemente ni por esas, han dejado ya muy claro (por lo menos a mí me lo han dejado muy claro) que su interés por el pasajero bascula entre nada y nulo.

Atentamente y esperando su respuesta (pero no se me estresen, eh? Tengo veintinueve años y estoy bien de salud, aún me queda tiempo para morirme, y a las malas siempre podrán recibirla mis herederos. Que ya sabemos todos que eso de los “quince días” que dice su normativa que tienen de tiempo para contestar las reclamaciones es sólo indicativo. Sobretodo no-se-me-estresen, no les vaya a dar un algo, que luego todo son llantos y crujir de dientes)...

Hace 309 posts...

3 comentarios:

nanyu fonseca dijo...

la TMB me suena a prima-hermana de Iberia... suerte! yo aun espero la contestacion a la que puse yo en abril del 2006!

Sota dijo...

Aún te gano por un mes.

Y el problema es que es la prima-putón. Y que su madre era aún más putón. Que es una hija de puta, vamos.

Anónimo dijo...

Despues de haber mandado tantas cartas de protesta yo tendría bastante cuidado al pasar por delante de las cámaras de segurida, no vaya a ser que te saquen algún parecido peligroso . No creo que pudieramos soportar tu ausencia, ni la de este tu blog, en nuestras vidas.

Claro que dicho problema tendría facil solución si te dignases a instaurar una linea sucesoria para que, en caso de darse dicha eventualidad, quedase cristalinamente claro quien debería tratar humildemente de continuar tu legado (preferiblemente alguien con un número romano en su apelativo, siempre da más nivel en este tipo de cuestiones dinásticas).

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