jueves, 6 de julio de 2006

Con las manos en la masa (V)

Ingredientes (por persona):

- Una o varias patatas, en función de su tamaño. Deben ser las suficientes para llenar un plato sopero de patatas fritas.
- Un par de huevos (de gallina).
- Tocino de jamón (no, bacon no. Tocino. Con algo de hebra. Es importante).
- Una punta de guindilla.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Sal al gusto.

- Un cuchillo con su tabla de cortar.
- Una sartén pequeña con tapa.
- Una espumadera.
- Un tenedor.
- Un plato sopero.
- Fogones.

- Pan (a ser posible, de hogaza, del dia y bien horneado).
- Vino tinto (a temperatura ambiente).

- Una cama o sofá cómodo.

Preparación:

- Pelar las patatas y cortarlas a gajos o tiras de entre medio y un centímetro de grosor. Salar abundantemente.
- Encender el fuego.
- Poner bastante aceite en la sartén (como mínimo un dedo de grosor). Ponerla al fuego.
- Esperar a que el aceite esté bien caliente y echar en él la punta de guindilla.
- Echar las patatas a la sartén, con cuidado porque el aceite salta (y quema). Las patatas deben quedar totalmente sumergidas en el aceite, no echar más de las que admita el volumen de la sartén.
- Tapar la sartén con la tapa, y freir hasta que las patatas estén doradas. Para saber cuándo están doradas, levantar la tapa y mirar. Aprovechar para mover un poco las patatas con la ayuda del tenedor, para que se hagan uniformemente.
- Con la ayuda de la espumadera, retirar las patatas fritas al plato. Devolver el trozo de guindilla al aceite, y repetir los dos últimos pasos hasta que todas las patatas estén fritas.
- Retirar el trozo de guindilla del aceite (con la espumadera). Tirarlo.
- En la misma aceite, bien caliente, freir los huevos. La clara debe quedar bien cuajada (o incluso con los bordes más externos quemados, lo que se dice "con puntillas") y la yema totalmente líquida. Ayudarse de la espumadera y/o el tenedor para echar aceite por la parte superior del huevo, de forma que la clara que quede por arriba cuaje cuanto antes mejor.
- Mientras se frien los huevos, cortar (sobre la tabla de cortar, que si no joderán el cuchillo y el mármol de la cocina) el tocino a daditos pequeños (de cinco milímetros de arista o menos).
- Con la ayuda de la espumadera, retirar los huevos y colocarlos sobre las patatas. Lo ideal es que queden boca abajo (es decir, dándoles la vuelta con la espumadera), de forma que la yema se rompa e impregne las patatas.
- Echar los dados de tocino en el aceite, dejarlos un instante y retirarlos con la espumadera (como si los escaldaran, pero con aceite en lugar de con agua). Echarlos sobre los huevos y las patatas.
- Servir caliente, acompañado de tanto pan y tanto vino como sea necesario.
- Echarse la siesta en la cama o sofá (que créanme, después de un plato así se agradece muuuucho...)

Hace 307 posts...

4 comentarios:

Urui dijo...

Mis tripas acaban de gritar de dolor. Más que mis arterias.

Sota dijo...

Paparruchas. Por lo único que podrían gritar tus tripas es por la guindilla, y no deja picante, sólo da sabor. Y lo de las arterias, siempre y cuando no lo comas todos los días, tampoco es mayor problema.

Y además está de vicio, añado.

Anónimo dijo...

¿Y este cúlmen de la gastronomía hispana (¡¡Aprende lo que es cocinar de verdad Adríá!!) no tiene nombre por el que podamos exaltarlo urbi et orbi a todo aquel que no lo conozca?.

Sota dijo...

Huevos rotos, de toda la vida de dios...

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