(Vale, ya se que dije que iba a hablar sobre hembrismo, feminismo, feminoidismo y otras malas hierbas, pero me da pereza ponerme a escribirlo ahora... Permanezcan en sintonía)
Aunque a alguno le pueda parecer increible (que no me extrañaría nada, teniendo en cuenta la cantidad de soplapolleces que estoy escuchando últimamente), la leyenda (?) de las snuff-movies no fue algo que se inventase Amenabar para Tesis. Descontando precedentes histórico-literarios como el Circo romano, el Grand-Guignol o las performances de los personajes del Divino Marqués, la existencia (o no) de esa especie de porno extremo (el porno se queda en mostrar la piel, el snuff muestra las tripas) lleva siendo la comidilla desde la existencia del cinematógrafo, y más aún desde que el matrimonio Findlay dirigiese (según otras fuentes, remontase), allá por 1971, su película Snuff, donde se mostraba la violación, evisceración y descuartizamiento in vivo de una señorita... y, básicamente, desde que hubo gente que, con dos cojones, tragó el truco y se creyó que era de verdad.
Bueno, siendo francos, existir, los snuffs existen, y los pasan por televisión todos los dias, todas las cadenas, en horario de máxima audiencia. En un espacio que se suele llamar "telediario" o similares. Y existe toda una serie de películas (varias, por lo que se, pero esta es la más famosa), llamadas Visions of Death, donde se recogen, sin trampa ni cartón, grabaciones de ejecuciones de presos, asesinatos y violaciones recogidos por cámaras de seguridad, levantamientos de cadáveres (no que el cadáver se levante, cuando va el juez y los policias y retiran el cuerpo del lugar del crimen/accidente), accidentes de tráfico rodados por aficionados (el accidente o sus consecuencias), operaciones quirúrgicas... Un autentico ejercicio de mal gusto, y lo digo sin el más mínimo atisbo de ironía, que, pese a todo, se ve que es un gran negocio en Estados Unidos y Japón, donde se vende por correo. En la mula se pueden encontrar capítulos, por si les interesa. No se lo recomiendo. No porque las haya visto (que no lo he hecho, y no me crean si no quieren), sino porque considero que es algo de un mal gusto y una falta de respeto terribles (que también) y porque la sangre sintética en pantalla da mucho mejor y permite ser mucho más creativo que la natural (sólo tienen que comparar cualquier giallo con las imágenes del último telediario, no hay color), porque, en general, el arte siempre supera a la realidad. Sólo tienen que fijarse el el porno profesional, siempre tan estético, tan atlético, con cuerpos tan perfectos y donde todo parece tan fácil y tan bonito, con el porno amateur, todo lorzas, ruidos raros, pelos y Reflex para los esguinces. Y ahora que lo pienso, la comparación no es especialmente afortunada, porque va a parecer que estoy incitando al asesinato, y no es eso...
Tampoco fue, por supuesto, Amenabar el primero en tratar el tema del snuff como mcguffin de una película. Bueno, en su caso no era un mcguffin, era el tema central. No les sabría decir quién fue el primero, que tampoco soy historiador del cine, pero sí el que lo ha hecho, si no mejor (que eso va a gustos), de forma más sugestiva: David Cronenberg. En 1983.
Imagínense una pequeña cadena de televisión dirigida por un tipejo sin escrúpulos que considera que la mejor manera de atraerse público es mediante sexo light y violencia extrema, y que un dia cualquiera logra contactar con una emisión via satélite de un programa llamado Videodrome (como la película) donde tódo lo que se ofrece es violación, tortura, asesinato y vuelta a empezar. Un programa, además, que ejerce una extraña fascinación sobre él mismo y sobre su novia, una socióloga aficionada a que le quemen las tetas con cigarrillos, le agujereen las orejas con agujas de hacer media durante los polvos y le azoten con un látigo. Un psicólogo que considera que la televisión es una extensión más del cuerpo humano, y que se niega a aparecer en público si no es en televisión. Una directora de porno light que le avisa de que todo lo que pasa en ese programa de televisión es real, y que más vale que se olvide del tema, la hija del psicólogo que guarda un oscuro secreto y dirige una misión para pobres donde, en lugar de darles de comer, les permiten ver la televisión (porque considera que su situación es debida a una falta de exposición a la imagen televisada), y el propietario de una óptica con una selección de gafas de estilismos más que dudosos.
Se lo han imaginado?
Vale.
Pues ahora cómanse un tripi y tengan un mal viaje.
Televisores y cintas de video (Beta) palpitantes, supurantes, sangrantes, orgánicos. Sexo con la pantalla del televisor. Fist-fucking extremo con cintas de video y con pistolas (y para que se hagan una idea de lo extremo que puede llegar a ser, tengan en cuenta que es sobre un hombre... y por delante). Muertos que se comunican con los vivos a través de cintas de video grabadas mientras agonizaban. Científicos locos ultrareligiosos. Pistolas que se funden con la mano que las empuña (de una forma, por cierto, que luego fue fusilada sin piedad en la primera muerte de la quinta parte de Pesadilla en Elm Street). Alucinaciones que no permiten saber al protagonista (mucho menos al espectador) cuando está alucinando y cuando no. Control mental. Descontrol físico. Asesinatos ante la cámara emitidos por vía satélite. El nacimiento de la Nueva Carne en opocición al poder de la Imagen.
La película tiene sentido. De alguna forma cruel, pervera y retorcida, lo tiene. No lo busquen, pero lo tiene. Es malrollista e inquietante. Tanto más por lo que tiene de profético el primer speech del psicólogo. No tiene final feliz. O sí. No importa. En realidad no tiene final, simplemente se acaba. Videodrome sigue ahí. Vigilándonos. Esperando. Emitiendo violación, tortura y asesinato via satélite en horario de máxima audiencia, y provocando tumores cerebrales y alucinaciones.
Lo peor? Lo mal que ha envejecido. Piensen que es una película de principios de los ochenta uno de los personajes principales de la cual es la técnica audivisual. Los televisores que aparecen son antediluvianos, y aquellos mamotretos que eran los reproductores de video Betamax resultan inversímiles a día de hoy. Por no hablar del vestuario, el estilismo y el horrendo doblaje al castellano (no disponía de copia en VOS).
Lo mejor? Que, cuando esta mañana (por ayer) me he levantado con la mano doliendo como el Infierno y ocupando el doble de volumen que debería, gracias a la inestimable colaboración de algún mosquito hijodeputa, no he podido más que levantarla y gritar "Viva la Nueva Carne!"...
Vigilen sus televisores.
“No sé si les suena la película”
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*Mujer con un muñeco de Mazón durante una manifestación que recorre las
calles de Valencia para exigir la dimisión del presidente de la Generalitat
val...
Hace 31 minutos
2 comentarios:
No te imaginas el daño que me ha hecho cierta parte de la descripcion TAN grafica desa peli..
dolor...
Soli, tampoco es para tanto. Hoy la mano ya la tenía normal y casi ni picaba... Porque te referías a esa, verdad?
ZJ, me lo cuentas a mi, que soy gore-fan desde siempre? Pero cuando la violencia, la sangre y las vísceras son fingidas, la cámara se puede poner mejor y los planos quedan más resultones...
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