Como les dije
el otro día, aquí el abajofirmante se fue esta última semana santa a ver a sus abuelos, allá por el gélido León. Eso me supuso, a la ida, cascarme once horas de autocar (Barcelona-Astorga), siete de espera en Astorga, y otra hora y media de coche de línea hasta llegar a lo que viene a ser el pueblo en sí. Que se dice pronto.
Y qué haces cuando tienes siete horas muertas en Astorga? Pues lo primero, helarte de frío. Porque el autocar te deja allá entre las seis y las seis y media, y el primer local que abre en toda la ciudad, que es el bar de la estación, no lo hace hasta las siete y media (sí, a las siete, que en Barcelona ya es hora punta, allá no hay ni gatos por la calle, lo que son las cosas). La estación en sí, para poder dejar el equipaje en la consigna, una hora más tarde. Y créanme que hace frío para estar por la calle a esas horas. Y una vez hecho esto, puedes aprovechar para ver la ciudad, que como es pequeñita, en un pis-plas lo tienes hecho. Bueno, si te metes en los museos (tanto el romano, como el del obispado, como, me imagino, ese nuevo que han abierto en el palacio episcopal, que antes contenía el del obispado -que lo han trasladado a una ermita colindante con la catedral- y ahora se llama algo así como "museo de los Caminos", por lo del Camino de Santiago) no te da con siete horas ni con una semana, pero si lo que quieres mirar es la ciudad, así por encima, pues sí. Porque tampoco hay tanto que ver: La muralla romana, con sus cuervos
el acueducto romano
el foro, los restos de los baños romanos (de esto no hay fotos, que los tienen fatal y daba grima), las vistas del Teleno, todo nevado
los parques infantiles (por favor, pinchen en la imagen y lean lo que pone el cartel de la farola, que si no no entenderán el chiste... y no, detrás de mi no había nada,
eso era el parque)
y, sobretodo, la Catedral y el Palacio Episcopal, preciosos ambosdos
(vale, en la foto se ven poco, pero así tienen también una vista en condiciones de la muralla). Del palacio episcopal poco que decir, es una obra menor de
Gaudí, un arquitecto del que tampoco es que sea precisamente fan, y que siempre me ha parecido una especie de cruce bastardo entre el castillo de Drácula y el palacio de Disneyworld, que da mucho aspecto de decorado de cartón-piedra y cuyos únicos puntos de interés son el foso (meramente decorativo, me temo) y los arcos de la puerta, que, además, son lo único que permite realmente relacionarlo con el de Reus.
La chicha está en la Catedral, claro. Que, como buena catedral, empezó construyendose en un estilo (gótico), pero como vieron que no iba a poder hacer sombra ni por asomo a la Pulchra Leonina, pues cambiaron sobre la marcha y la acabaron en barroco. O igual es que habían pasado ya un par de siglos, que eso también lo tienen las catedrales
comme il fault. Y a ver, a uno le tira más el gótico y lo
ojcuro en general (y, por qué no decirlo, las mujeres vestidas con toda su lujuria) que el barroquismo y los dorados, pero hay que reconocer que la cosa les quedó resultona, con unas gárgolas que dan gloria, un coro que es una maravilla y una expulsión de los mercaderes del Templo en plena puerta que uno no sabe si es cinismo o santa inocencia del escultor a la hora de escoger pasaje bíblico.
Y bueno, ya les dije el otro día lo de mala leche que me puse con el estado de conservación en general del sitio. Que lo del dedo de polvo en los altares es estrictamente literal. Pero lo peor fue que... a ver, les explico, yo generalmente al pueblo no voy en autobús, sino en tren, que me va mejor por horarios y es menos paliza la que te has de dar, y voy a León, no a Astorga. Y en León también tengo que pasar una mañana, y también la aprovecho para visitar la Catedral y san Isidoro. Y las vidrieras de la Catedral de León... bueno, son una de esas cosas que hay que ver como mínimo una vez en la vida. Me gustan mucho a mi, las vidrieras de colores. Y no me esperaba ni por asomo algo igual en Astorga, claro, porque lo que no puede ser no puede ser y además es imposible, pero algo tal que así
(la foto está un poco movida, cosas de mi pulso de ginecólogo, qué le vamos a hacer), pues bien, no? Pero claro, las vidrieras son, como su nombre indica, de vidrios, y los vidrios se rompen, y estas tienen muchos años, y... que hay que repararlas, y, en algunos casos, rehacerlas. Y eso no siempre se hace con buen gusto. Con lo que no es tan extraño, tampoco, encontrarse con cosas como esta.
La otra opción, claro, es simplemente, tapar el agujero para que no entre agua ni palomas que lo dejen todo perdido de guano, y aquí paz y después gloria...
Pero me puede alguien explicar qué justificación puede haber para este...
engendro?
(y no es la única, que hay varias en este "estilo"). Porque yo soy incapaz de encontrar explicación razonable alguna para semejante bodrio.
En fin, que si son ustedes personas con un mínimo de sensibilidad histórico-artística, casi que o se ahorren la visita, o se lleven un buen cargamento de tranquilizantes, porque si no van a salir de ahí con un ataque de nervios y echando espumarajos por la boca como si estuvieran poseídos por el mismísimo Lucifer.
Y ya otro día les cuento más cosas, si eso.
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