Seguimos para bingo con el tema eclesiástico. Que me veo que esta semana va a ser monotema, y aún si no me continuo en la siguiente, porque, descontando el de hoy, me quedan un para de cositas aún por tratar.
El hecho es que para la iglesia (y permítanme que me centre en el cristianismo, y más aún en el catolicismo, en parte porque lo que sigue no es aplicable a todas las religiones -aunque sí a todas las del Libro- y en parte porque ya conocen mi teoría de que criticar y reírse de los propios defectos es sano, pero criticar reírse de los ajenos una falta de educación imperdonable) tiene una obsesión enfermiza con todo lo que huela a sexo. Probablemente sea por ello por lo que hay tanto pederasta entre sus filas, por el principio de la carta robada: El mejor lugar para esconder algo es a la vista de todos.
Inciso: Cabe la posibilidad de que, en los comentarios, aparezca alguien diciendo que también hay pederastas en cualquier otro grupo social que no sea iglesia (lo cual es un contrasentido: según su propia definición, iglesia somos todos, incluso los que no queremos serlo), y de ellos no se habla tanto, y eso es una prueba de la persecución contra la iglesia y tal y pascual. Pueden ahorrárselo. Primero, porque aquí el abajofirmante es un comecuras reconocido, y me sobran mil razones para amarte de amapola y trigo y para poner de chupa de dómine a la iglesia (y recuerden lo que apunté ayer, cuando se habla de "iglesia", en abstracto, se habla de la
jerarquía, que es deleznable, no de la
base ni del
sentimiento, que puede ser deleznable, pero también puede ser francamente
admirable), y segundo porque es una trampa lógica de lo más ramplón. Probablemente haya un porcentaje similar de pederastas entre curas que entre fruteros, torneros fresadores, profesores de primaria, ingenieros de caminos, químicos, entrenadores de fútbol o dependientes de Zara. Pero hay una diferencia de base que hace en el caso de unos el tema sea noticia y escándalo, y en el caso de los otros el tema no pase de un círculo reducido alrededor del caso. Ni fruteros, ni torneros fresadores, ni ingenieros de camino, ni químicos ni dependientes de Zara tenemos el
acceso, la
relación más o menos íntima ni, sobretodo, el
ascendente sobre los niños que tienen curas, profesores de primaria o entrenadores deportivos. Se pueden dar (y se dan, y deben ser perseguidos y condenados) casos entre las primeras profesiones, pero son necesariamente puntuales, mientras que cuando se dan entre los segundos, la posibilidad de que sean repetitivos aumenta drásticamente, con el agravante de ser personas socialmente
de confianza. Son profesiones
sensibles al tema. Además, la cosa se agrava cuando la iglesia,
sistemáticamente, al enfrentarse a uno de estos casos ha hecho todo lo posible (recuerden que hay un obispado, el de Portland, si no recuerdo mal, que se ha tenido que declarar en bancarrota a causa de las indemnizaciones que ha tenido que pagar) para ocultar los casos, proteger a los pederastas y poner palos en las ruedas de la investigación, en lugar de cumplir con las leyes de su dios y con las leyes de los hombres, facilitar la investigación y quedar como señores. Y luego, si quieren, dar toda la asistencia material y espiritual que crean conveniente al reo, ahí no me meto. Pero no, contumaces en el error, sostenella y no enmendalla, siguen "cometiendo fallos" (y lo pongo entre comillas porque cuando es TAN repetitivo no puede ser un fallo) ya no
in eligendo (que podría ser excusable), sino
in vigilando. Que no lo es.
Volviendo al tema, esta obsesión sexual de la curia ha servido de excusa para las últimas movidas que les he comentado. Que si los homosexuales, que si el divorcio, que si el aborto, que si la relajación de las costumbres, que si la ola de erotismo que nos invade, que si el abuelo bebe y que si la abuela fuma. Que les voy a contar que no sepan.
Y es en este ambiente enrarecido, con olor a sudor rancio, pis y semen retenido, cuando, paseando por chez Pitu, me encuentro con esta foto.
Que parece ser está adornando marquesinas del metro de Madrid.
Y, ustedes, que a estas alturas ya me deben conocer, se imaginarán mi reacción: Mentarles a la madre.
Sin embargo, luego me he vuelto a encontrar el mismo anuncio por otros blogs, y me he pasado por
la web de esta gente (por lo poquito que tienen abierto al público, que para casi todo hay que estar suscrito, y passssso) y me han hecho reconsiderar (y retirar) esa mención. Y substituirla por una mención a la madre del publicista que parió el anuncio, que no está peor hecho porque no han sabido.
Y es que, por lo que parece, estos 21rs son una comunidad cristiana de base con la que me podría ir a tomar un café, y ustedes, que me conocen, saben que en lo tocante a religión eso es mucho. Mírense, sin ir más lejos, las encuestas que aparecen en el márgen derecho de su página: A la pregunta "¿Piensa que la familia está en peligro?" un 24% contestaron que sí, pero otro tanto que de ninguna manera, y aún otro tanto, que al contrario, que los nuevos modelos de familia la están fortaleciendo. O a la pregunta "¿Cree acertadas las manifestaciones de la Iglesia contra la política familiar del Gobierno?" un 63% contesta que no, con diversos matices.
And so on. Gente con los pies bastante en el suelo y la cabeza medianamente amueblada, vamos. Vale que esas encuestas no tienen ningún valor estadístico, pero... Como se entere mi amigo
Rouco, les chapa el chiringuito por rojos, como a los de San Carlos Borromeo.
Y por qué, entonces, un anuncio como ese, diciendo que "ningún cristiano usa el preservativo"? Pues, insisto, porque el publicista debía de ser del Opus, o un Kiko, y les boicoteó. Porque si se fijan (y ese es el problema, que hay que fijarse y pararse a pensar, y eso en un anuncio es letal. Salvo que
los doctores de la iglesia (
no pun intended) digan lo contrario, claro, que no voy a volver a entrar en
mi vieja polémica sobre la publicidad) el anuncio está
partido en dos. La parte de arriba es la que pone que los cristianos no usan el condón. En un papel desgarrado, que deja ver, abajo, un "puedes negar la realidad o mirarla de frente". Frase que, una vez reflexionada y digerida, se entiende como "puedes negar la realidad y considerar que ningún cristiano usa preservativos, o mirarla de frente y ver que sí se usan, y pensar en qué significa y como se cuadra esto con lo que dicen los curas que dice la Biblia, que en realidad no dice". Un color de fondo distinto a la parte de abajo, que destacase más la partición en dos, no le hubiese ido mal.
Eso, o recurrir a la figura de autoridad que ya ha aparecido
alguna vez por aquí...
Y mañana seguimos hablando de la iglesia y seguimos hablando de sexo...
El link proporicón del día
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